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COMO A LA MAYORÍA DE NOSOTROS NO NOS AGRADA SER PERTURBADOS, PREFERIMOS SEGUIR EN LA EXISTENCIA EL CAMINO FÁCIL

  DIÁLOGO: VIERNES, 24 de NOVIEMBRE                      c/Silva            Hora 18:00

                  Contacto:  angel2vv@hotmail.com

   “… Para ver la inocencia de la mente, trátese de la suya o de la mía, primero tiene usted que ser inocente. No le estoy devolviendo el balón, señor. Para ver la inocencia de la mente, necesita ser libre, no debe tener miedo y tener además una cualidad que lleva al cerebro a funcionar sin esfuerzo alguno. ¿No es una clase de disciplina practicar el Yoga regularmente todos los días por dos horas? Usted sabe que el cuerpo le informa cuando está cansado, el cuerpo le dice: "no haga esto hoy por la mañana". Cuando hemos maltratado al cuerpo, empujándolo hacia toda clase de hábitos, deteriorando su inteligencia por medio de alimentos perjudiciales, el tabaco, la bebida y todo lo demás, el cuerpo se vuelve insensible al respecto. Y el pensamiento dice: "tengo que obligarlo". Tal manera de conducir el cuerpo, forzándolo, obligándolo, se vuelve disciplina. Por el contrario, cuando usted hace estas cosas con regularidad, fácilmente, sin esfuerzo, la regularidad misma depende de la sensibilidad del cuerpo. Un día lo hace, y al otro puede que el cuerpo esté cansado y que usted diga: "muy bien, no lo haré". No es una regularidad mecánica. Todo esto requiere cierta inteligencia no sólo de la mente sino también del cuerpo, y esa inteligencia le dirá lo que debe o no debe hacer.

   … No deben sólo destruir, dejar de lado, sino que deben ser creativos, y pueden ser creativos sólo cuando empiezan a comprender los valores genuinos. Por lo tanto, cuestionen el significado de las tradiciones y los hábitos, de la nacionalidad, de la disciplina, de los gurús y los Maestros. Pueden comprender solo si están completamente alerta, alerta con la totalidad del ser. Cuando dicen: “estoy buscando a Dios”, en lo fundamental quieren decir: “deseo fugarme, deseo escapar”. Cuando dicen: “busco la verdad y una organización podría ayudarme a encontrarla”, están buscando meramente un refugio. No estoy siendo duro, sólo quiero destacar y poner en claro lo que digo. Es cosa de ustedes actuar. Hemos creado obstáculos artificiales. No son obstáculos reales, fundamentales. Los hemos creado porque estamos buscando algo, recompensas, seguridad, consuelo, paz. Para obtener seguridad, para poder evitar el conflicto, necesitamos tener muchas ayudas, muchos apoyos. Y estas ayudas, estos apoyos, son la autodisciplina, los gurús, las creencias.

   … ¿Por qué la mente, en lugar de ver la cosa de inmediato y experimentarla directamente, se complace en todas estas ideas? ¿No es esto un hábito de la mente? Se nos presenta algo e inmediatamente actúa el viejo hábito de crear una idea, una teoría al respecto. Y la mente gusta de vivir a base de hábitos. Porque sin ellos está perdida. Si no hay una rutina, una respuesta habitual a la que se ha acostumbrado, la mente se siente confusa, insegura. Ese es un aspecto. Además, ¿acaso la mente no busca un resultado? Porque en el resultado está la permanencia.

   Y la mente aborrece la incertidumbre. Está buscando siempre la seguridad en diferentes formas, por medio de creencias, del conocimiento, de la experiencia. Y cuando esa seguridad es cuestionada hay perturbación, ansiedad.  De este modo, evitando la incertidumbre, la mente busca su propia seguridad haciendo esfuerzos para obtener un resultado.

   … Decimos que solo unos pocos pueden experimentar esa libertad extraordinaria que está fuera de la conciencia, por eso inventamos o confiamos que existe la evolución, es decir, confiamos que gradualmente el hombre será cada vez más libre, tendrá más y más amor, será más generoso, menos violento, etc. Pero en el momento que acepta el tiempo, acepta la continuación del sufrimiento. Si no quedara tiempo, ¿qué esperanza le quedaría sabiendo que es viejo, que está fuertemente condicionado, que le resulta muy difícil soltar sus hábitos, ¿incluso el hábito más insignificante? Por eso es necesario soltar nuestros hábitos instantáneamente, no mañana; no solo los hábitos superficiales, sino los más profundos, nuestra forma de pensar, nuestras creencias y dogmas. Tenemos que romper esos hábitos que están profundamente arraigados, pero decimos: «no es posible hacerlo de forma inmediata, necesitamos tiempo». En consecuencia, esperamos hacerlo en la próxima vida o la próxima semana, viene a ser lo mismo porque admitimos el tiempo.

   … He dicho que hay un arte de escuchar, y quizá pueda ahondar en ello algo más, porque creo importante el escuchar como es debido. Generalmente oímos lo que queremos oír, y excluimos todo lo que resulta perturbador. A toda expresión de una idea perturbadora le hacemos oídos sordos, y especialmente en asuntos que son profundos, religiosos, que tienen significación en la vida; somos propensos a escuchar muy superficialmente. Si algo oímos, es simplemente las palabras, no el contenido de las palabras, porque la mayoría de nosotros no deseamos ser perturbados. Casi todos queremos continuar con nuestros viejos hábitos porque el modificarse, el producir un cambio, significa perturbación, perturbación en nuestra vida diaria, perturbación en nuestra familia, perturbación entre marido y mujer, entre nosotros y la sociedad. Como a la mayoría de nosotros no nos agrada ser perturbados, preferimos seguir en la existencia el camino fácil, y que él conduzca a la desgracia, al disturbio y al conflicto, tiene al parecer muy poca importancia. Lo único que queremos es una vida fácil, no tener demasiadas dificultades ni perturbaciones, no pensar demasiado. Por eso, cuando escuchamos, en realidad nada oímos.

   … Después de todo, el amor no es un hábito, mientras que el placer lo es. Así que el acto de ver es la única cosa natural; ver la natural herencia animal en nosotros, que es violenta, agresiva y competitiva. Si uno puede comprender esta única cosa que es realmente de importancia primordial, el acto de ver, entonces no hay acumulación como el “yo”, lo “mío”, entonces no hay formación de hábitos, con la rutina y el fastidio que todo ello implica. Por consiguiente, si logramos ver lo que es, podemos amar.”

   J. Krishnamurti

                
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