“… ¿Qué es la comunicación? ¿Cómo se comunican ustedes? Uno necesita emplear palabras o gestos para que se le entienda. Pero si ha de haber comunicación, tanto el que habla como la persona con quien se comunica han de estar en cierto nivel de intensidad. En ese estado de intensidad no hay uno que escucha y el otro que habla, existe únicamente el acto de escuchar. En ese estado, la mente se halla en comunión.
… ¿Han intentado alguna
vez comunicar a un amigo algo que sienten muy hondamente? Lo deben haber
encontrado muy difícil, por íntima que fuera esa amistad. Pueden imaginar cuán
difícil es aquí para nosotros comprendernos mutuamente, por lo peculiar que es
nuestra relación. No existe esa amistad que es esencial para la comunicación y
la comprensión profundas. Casi todos tenemos la actitud, ya sea de un discípulo
hacia un maestro, o la de un seguidor, o la de uno que trata de forzarse
respecto de un determinado punto de vista, y la comunicación se vuelve así muy
difícil. Es más complicado aún si ustedes tienen una actitud propagandista, si
vienen tan sólo a fin de propagar ciertas ideas de una sociedad o una secta en
particular, o una ideología que es popular en ese momento. La comunicación
libre puede darse solo cuando ambos, el que escucha y el que habla, piensan
juntos sobre la misma cuestión.
… Pues bien, cuando la mente está realmente
en calma, y de hecho es activa y libre, y no está preocupada con la
comunicación, la expresión, la realización, entonces hay creación. Esa creación
no es una visión. Los cristianos tienen visiones de Cristo, y los hindúes
tienen visiones de sus propios pequeños o grandes dioses. Reaccionan según su
condicionamiento, proyectan sus visiones, y lo que ven nace de su trasfondo; lo
que ven no es el hecho, sino que es proyectado por sus deseos, sus anhelos, sus
esperanzas. Mas una mente que esté atenta y silenciosa no tiene visiones,
porque se ha librado de todo condicionamiento. Por consiguiente, una mente así
sabe lo que es la creación, siendo esta enteramente diferente de la llamada
creatividad del músico, del pintor, del poeta. Entonces, si habéis llegado
hasta ahí, veréis que hay un estado de mente que es sin tiempo y sin espacio y
que, por lo tanto, ve o recibe aquello que no tiene medida; y lo que se ve y
siente, y el estado de vivencia, son del momento y no para ser acumulados.
… No digáis inmediatamente que la realidad,
Dios, el Atman, está dentro de nosotros, y todo lo demás. No es así. Esa es
vuestra idea, vuestra superstición, vuestra condicionada manera de pensar.
Decís que Dios está dentro de nosotros, y el comunista, que ha sido instruido
de otra manera desde la niñez, dice que no hay Dios en absoluto, que lo que
estáis diciendo carece de sentido. Vosotros estáis condicionados para creer de
un modo, y él en otro, de modo que ambos sois lo mismo. Mientras que todo el
interés de estas pláticas está en descubrir si la mente puede despojarse
inmediatamente de esta creencia, de este conocimiento, de este
condicionamiento, de modo que haya percepción directa. Puede uno vivir mil
vidas y practicar la autodisciplina; puede uno sacrificar, subyugar, meditar;
pero, esto jamás conducirá a la percepción directa, que sólo puede tener lugar
en la libertad, no mediante el control, la subyugación, la disciplina; y sólo
puede haber libertad cuando la mente se da cuenta inmediatamente de su
condicionamiento, lo cual produce la cesación de ese condicionamiento.
… Siempre es difícil,
creo, comunicar otras cosas serias, y ello es así más especialmente en estas
reuniones en que vosotros habláis francés y yo, infortunadamente, tengo que
hacerlo en inglés. Pero creo que podemos comunicarnos con suficiente claridad
si no nos quedamos meramente en el nivel verbal. Las palabras son medios para
comunicar, para transmitir algo, y en sí mismas no son importantes. Pero la
mayoría de nosotros, creo, permanecemos en el nivel verbal, y por lo tanto la
comunicación se hace mucho más difícil, porque aquello de que queremos hablar
está igualmente en el nivel intelectual y en el emocional. Queremos
comunicarnos uno con otro en forma comprensiva, como un todo, y para eso
necesitamos un enfoque total, verbal, emocional e intelectual. Emprendamos
pues, juntos el viaje, vayamos juntos, y miremos comprensivamente nuestros
problemas, aunque esto es extremadamente difícil.
… Las palabras son
necesarias para la comunicación, pero si solo nos quedamos en ese nivel,
ciertamente no hay comprensión. La comprensión surge cuando vamos más allá del
nivel verbal; pero la mente altamente cultivada vive de palabras, solo es capaz
de examinar a través del tamiz de las palabras, y es obvio que ese examen no es
comprensión; por el contrario, él conduce únicamente a mayores controversias y
disputas.
… ¿Conoce usted el estado de la mente que
quiere compartir algo con otro? Eso, en sí mismo, ya parece ser el sentimiento
adecuado. ¿Sabe lo que eso implica? El hecho es que yo conozco más, el niño
conoce menos, y yo tengo un sentimiento de que él debe aprender, que debe ser
capaz de compartir. Ambos estamos aprendiendo, lo cual significa que estamos
pasando por una experiencia juntos. El niño y yo nos hallamos entonces en un
estado de comunicación. Una vez que he establecido la correcta relación o
comunicación entre el niño y yo, él va a aprender porque tiene confianza en mí.
… Yo no me ocupo de ideas. Para mí las ideas
carecen en absoluto de sentido. Las ideas no producen revolución, no producen
regeneración; y es la regeneración lo que resulta esencial. La comunicación de
ideas es relativamente fácil, pero la comunión de unos con otros más allá del
nivel verbal es extremadamente ardua. Lo que tenemos que establecer entre
nosotros no es alguna comunión imaginativa, mística, sino una comunión que solo
es posible cuando por ambas partes estamos empeñados en descubrir la verdad que
resolverá nuestros problemas. En lo que me concierne, yo siento que hay una
realidad que es de instante en instante, que no se halla para nada en los
dominios del tiempo. Esa realidad es la única solución para los innumerables
problemas de nuestra vida. Cuando uno percibe esa realidad, o cuando esa
realidad adviene, ella es un factor de liberación; pero ninguna suma de
argumentación intelectual, de disputa, de conflicto, ya sea económico, social o
religioso, resolverá los problemas que la propia mente crea.”
J. Krishnamurti
Audiotexto: