“… El ser humano no es solo intelecto, es también un organismo nervioso, tiene emociones, una compleja estructura, y si tomamos una parte y a través de ella intentamos encontrar la causa, nuestra comprensión será siempre parcial, o sea, incompleta. Para entender que es así, necesitan energía, ¿no es cierto? Y el problema es que también nuestra energía está fragmentada. Cada fragmento que hay en nosotros posee su energía propia, el odio tiene su energía particular, y el intentar controlar esa energía es, asimismo, energía. Somos nosotros quienes hemos dividido la energía en fragmentos; sin embargo, la energía humana, la energía cósmica, cualquier tipo de energía es un movimiento unitario, y es esa la energía a la que uno debe acceder con el fin de poder comprender la estructura y naturaleza del conflicto, y lo que significa poner fin al conflicto. Van a necesitar una energía muy intensa, y no una energía fragmentada, pues la energía fragmentada dirá: «tengo que liberarme del conflicto o, si no, reprimirlo». ¿Quién es el "'yo" que dice eso? Es una parte de la energía que habla sobre otra parte de la energía, y entre una y otra hay conflicto.
… Sin embargo, si quiere ver algo total,
completamente, entonces la mente estará de forma natural en silencio, ¿no es
cierto? De modo que, si la mente está investigando algo que el pensamiento no
ha creado, debe prestar atención completa y, en consecuencia, estar en completo
silencio, en quietud. La mayoría de nosotros encontramos esto muy difícil
porque físicamente nunca estamos quietos, siempre estamos haciendo algo con las
manos, con los pies, con los ojos, siempre está sucediendo algo, nunca nos
damos cuenta de nuestro propio cuerpo, pero si lo observamos, descubriremos que
el cuerpo tiene su propia inteligencia, no basada en el gusto, en la lengua, ni
impuesta por el deseo artificial del tabaco, el alcohol o las drogas. Una mente
que investiga la realidad, la verdad, tiene que estar libre de cualquier
autoridad, de cualquier creencia, lo cual significa, en completo orden. Pero
una mente que siempre está parloteando, analizando, inquiriendo, malgasta su
energía; por el contrario, una mente que está en completo silencio se regenera
a sí misma.
… ¿De dónde obtenemos nuestra energía? Si
comemos cierta cantidad de alimentos tenemos vitalidad, pero la vitalidad
física no es la razón que nos hace vivir, actuar y ser conscientes. Así pues,
¿qué nos proporcionará energía, energía psicológica, energía para actuar? La
mayoría de las personas obtienen esa energía teniendo una meta, un ego,
manteniendo una creencia, un ideal, algo por lo que deban esforzarse en busca
de un resultado; todo eso aporta una gran energía; mire a todos los santos y a
los políticos, el deseo de éxito les da enorme energía. El hombre que tiene un
ideal en mente, y cree que debe extenderlo sobre la Tierra, recorrerá el mundo,
conseguirá la energía psicológica a costa de su cuerpo, porque siente que eso
es lo que debe hacer, porque cree que es bueno para las personas y eso le da
gran energía; pero si no lo logra, se siente frustrado, deprimido, infeliz,
aunque lo disimula y sigue adelante.
La mayoría obtiene la energía cuando quiere
conseguir algún resultado, mediante el deseo de alcanzar una posición, de
alcanzar una ambición o un ideal, pero si bien obtiene energía, esa energía
viene acompañada de decepción, de frustración y desesperación, todo lo cual
supone malgastar la energía. Si tiene interés en Dios, lo que quiere es crear
el dios más hermoso del mundo, y eso le motiva, se esfuerza hasta el máximo, y
cuando ese esfuerzo resulta inútil, entonces se desespera y se deprime. De este
modo lo que hace es juntar una energía activa con una energía negativa, como lo
es la depresión y el sufrimiento; por tanto, ha iniciado una contradicción.
… Cuando una acción contradice otra, decir
una cosa y hacer otra, hay un gran derroche de energía.
… Si usted está preparado para desprenderse
de esas cosas, ¿qué ocurre entonces? Eso significa que usted se desprende del
talento, de la realización, de la perpetuación del ‘yo’. Ahora bien; ¿cuándo
tiene lugar esta mutación que la energía produce en las células del cerebro?
Vea, donde la energía se disipa a través del
talento y de otros canales, ella no puede ser completamente retenida. Cuando esta energía no se mueve en
absoluto, entonces pienso que algo ocurre, entonces esa energía tiene que
estallar. Pienso que entonces cambia la cualidad de la célula cerebral misma.
Es por eso que preguntaba por qué siempre pensamos en términos de movimiento.
Cuando no hay movimiento ni interna ni
externamente, cuando no hay deseo de experimentar ni de despertar ni de ver, ni
movimiento de ninguna clase, entonces la energía se halla a su máximo nivel. Lo
que significa que uno debe negar todo movimiento. Cuando ello ocurre, la
energía está completamente quieta, y eso es silencio. Como decíamos el otro
día, cuando hay silencio la mente se está transformando a sí misma.
Cuando se la abandona por completo, cuando
nadie la está cultivando, ella está quieta como la matriz. La mente es el vaso
del movimiento, y cuando ese movimiento no tiene forma, no tiene ‘yo’, ni
visiones ni imágenes, entonces la mente está por completo quieta. En esa mente
no hay memoria. Entonces las células cerebrales experimentan un cambio.
Hay un desperdicio de energía en la mera
repetición, en las reacciones que encuentran su origen en la memoria, en la
experiencia. Si observa su propia mente, verá que un suceso agradable se repite
una y otra vez. Quiere repetirlo, piensa en él, y eso genera un movimiento.
Cuando la mente está atenta, no hay disipación; por tanto, ¿es posible dejar
que ese movimiento fluya, permitir que ese pensamiento florezca? Lo cual
significa no decir nunca: «esto está bien o está mal», sino permitir que el
pensamiento se expanda, sentir cómo el pensamiento florece y por sí mismo
termina.
… Uno de tantos problemas que tenemos
consiste en conservar esa energía, esa energía tan necesaria para producir una
explosión en la conciencia, una explosión que no sea premeditada, que no sea
producto del pensamiento, sino una explosión que se produce de forma natural
cuando la energía no se malgasta. El conflicto de cualquier clase, en cualquier
nivel y a cualquier profundidad de nuestro ser, es un desperdicio de energía.”
J. Krishnamurti
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