“… Espero no estar haciendo afirmaciones
absolutas; pero creo que es más o menos exacto, que nosotros muy rara vez
conocemos momentos en que no haya conflicto, ni contradicción en nuestro
interior; no sabemos de un estado en que la mente esté por completo en calma, y
en que esa misma calma sea, en sí, acción.
… El orden es algo vivo; no hay prototipos del orden. Si uno vive de
acuerdo con un patrón de conducta, hay desorden, debido a la separación entre
lo que uno es, y lo que debería ser; hay contradicción y, por tanto, conflicto.
El conflicto es síntoma de desorden. El afecto también tiene sus
contradicciones; un día usted me gusta, pero si hace algo que no me gusta, al
siguiente día ya no me gusta. Le amo, pero estoy celoso porque es más hábil,
más inteligente, más brillante, tiene mejor parecido que yo. Existen
contradicciones, ¿entienden?
… Si realmente toman consciencia de sí mismos, de sus actividades, de
sus motivaciones, de sus pensamientos y deseos, verán que viven en un estado de
contradicción interna: «quiero» y, al mismo tiempo, «no quiero», «debo hacer
esto», «no debo hacer aquello», etc. La mente vive todo el tiempo en estado de
contradicción, y cuanto más fuerte es la contradicción, mayor es la confusión
que generamos al actuar; es decir, cuando aparece un reto que debemos afrontar,
que no podemos eludir o escapar, debido a que la mente se encuentra en estado
de contradicción, la tensión de tener que afrontar ese reto fuerza a actuar, y
esa acción produce más contradicción, más desdicha.
… Hablamos de paz, y nos preparamos para la guerra. Hablamos de
no violencia, y somos fundamentalmente violentos. Hablamos de ser buenos, y no
lo somos. Hablamos de amor, y estamos llenos de ambición, espíritu competitivo,
despiadada eficiencia.
… Podréis hablar acerca de la paz, podréis organizar partidos políticos,
podréis gritar desde los techos de las casas, pero no podréis tener paz; porque
en la mente está la base misma que crea contradicción, que aísla y separa. Un
hombre de paz, un hombre de fervor, no puede aislarse y sin embargo hablar de
fraternidad y paz. Ello resulta un simple juego, político o religioso, un
sentido de logro y ambición.
… Los pensamientos y las acciones que nacen
de esta autocontradicción se consideran positivos, pero ¿es positivo que el
pensamiento se contradiga a sí mismo? A causa de nuestra educación religiosa
estamos seguros de que no debemos matar, pero nos descubrimos apoyando el matar
y encontrando razones para ello cuando el Estado lo exige; un pensamiento niega
al otro y, de ese modo, no hay pensar en absoluto. En un estado de
autocontradicción cesa el pensar y sólo hay ignorancia. Descubramos, pues, si
pensamos en absoluto o si existimos en un estado de autocontradicción en el
cual el pensar deja de ser.
… Cuando uno observa todos estos hechos, no sólo en lo externo, en las
organizaciones, la economía y la sociedad, sino también en lo interno, aparte
de toda la repetición de las tradiciones, aparte de las normas establecidas de
pensamiento y de los innumerables lugares comunes que uno enuncia, cuando se
profundiza más allá de todo esto interiormente, se descubrirá que también ahí
hay un gran caos y contradicción.
… Y donde hay
división, tiene que haber conflicto, no sólo en el exterior, sino también
dentro de cada uno. No es difícil ver con exactitud lo que está sucediendo en
el mundo, el extraordinario progreso tecnológico, los cambios sociales, la
permisividad y otros hechos parecidos; y en nuestro interior, somos un cúmulo
de contradicciones.
… Uno elimina de un solo golpe
el conflicto de lo opuesto, si vive con el hecho y, por lo tanto, libera la
energía para enfrentarse al hecho. Para la mayoría de nosotros, la
contradicción es un campo extraordinario en el que la mente queda atrapada. Quiero
hacer esto, y hago algo por completo diferente; pero si me enfrento al hecho de
querer hacer esto, no hay contradicción alguna; en consecuencia, de un solo
golpe he abolido íntegramente todo sentido de lo opuesto, y mi mente está entonces
interesada por completo en lo que es y en la comprensión de lo que es.
… ¿Qué es lo que busca, una vida diferente o una nueva vida que surja de
comprender la vieja? Si desea vivir una vida diferente sin comprender el origen
de esta confusión, siempre vivirá en la contradicción, en el conflicto, en la
confusión, y eso desde luego no es en absoluto una nueva vida. Entonces, ¿está
pidiendo una nueva vida o pide la continuidad modificada de la vieja, o bien
quiere comprender esa vieja vida?
… ¿Por qué, por lo tanto, no considerar
la vida como una serie de fugaces deseos, siempre en contradicción unos con
otros, en vez de considerarla como un deseo permanente? De ese modo la mente no
necesita hallarse en un estado de contradicción. Si miro la vida, no como un
deseo permanente sino como una serie de deseos temporarios que cambian
constantemente, entonces no hay contradicción.
… Así, pues, no es un problema fácil el
observar algo pasivamente; pero al comprender eso, empieza uno a comprender el
proceso íntegro de las modalidades de nuestro pensar y sentir. Y cuando uno
percibe el significado total de la contradicción en uno mismo, ello produce un
cambio extraordinario, sois entonces vosotros mismos, no algo que tratáis de
ser. Ya no seguís un ideal, ya no buscáis felicidad. Sois lo que sois, y de ahí
podéis proseguir. Entonces no hay posibilidad de contradicción.”
J. Krishnamurti