“… El orden es indispensable en nuestra actividad cotidiana; orden en nuestra acción y orden en nuestra relación con los demás. Uno tiene que comprender que la verdadera cualidad del orden es por completo diferente de la cualidad de la disciplina. El orden adviene a través del directo aprender acerca de nosotros mismos, no conforme a algún filósofo o psicólogo. Uno descubre por sí mismo el orden cuando está libre de todo sentido de compulsión, de que es necesario un determinado esfuerzo para obtener el orden siguiendo un sendero particular. Ese orden llega muy naturalmente; en ese orden hay virtud. Es orden no de acuerdo con algún patrón de conducta, y no sólo en el mundo exterior, que se ha vuelto tan completamente caótico, sino que es orden interno, orden dentro de nosotros mismos, donde estamos tan confundidos e inseguros, donde falta claridad. Aprender acerca de nosotros mismos forma parte del orden. Si ustedes siguen a otro, por erudito que sea, no podrán comprenderse a sí mismos.
Nos preguntamos, juntos
ustedes y quien les habla: ¿Es posible vivir en completo orden interno, no
mediante la imposición de disciplinas o controles, sino inquiriendo en la
naturaleza de este desorden? ¿Y es posible, al investigar cuáles son las
causas, disipar, remover, eliminar esas causas? Entonces hay un orden viviente
en el universo.
… La vida de relación
es un proceso de autorrevelación; y si uno no se conoce a sí mismo, si no
conoce las modalidades de la propia mente y corazón, el mero hecho de
establecer un orden externo, un sistema, una fórmula sagaz, tiene muy poco
sentido. Lo importante, pues, es comprenderse uno mismo en relación con los
demás. Entonces la relación no se convierte en un proceso de aislamiento, sino
que es un movimiento en el que descubrís vuestros propios móviles, vuestros
propios pensamientos, vuestros propios empeños; y es ese descubrimiento,
precisamente, que es el comienzo de la liberación, el comienzo de la
transformación.
… Debemos saber qué es el desorden y no qué
es el orden, porque cuando no hay desorden, de forma natural aparece el orden.
¿Están de acuerdo? Una de las causas del desorden, tal vez la mayor causa, sea
el conflicto. Si hay conflicto, no sólo entre hombre y mujer, sino también
entre naciones, religiones, creencias y fes, debe haber desorden.
… Somos seres humanos, cargados de todos los
problemas de todo otro ser humano, ya sea en Asia, Europa o América. Mas, si
como ser humano, comprendo toda la estructura de mi sociedad, de mi manera de
vivir, con sus problemas y todo lo demás, entonces estoy libre de esa imagen.
Por lo tanto, se produce orden, y entonces ya no soy responsable de la desdicha
del mundo. Soy la sociedad exterior y, por lo tanto, puedo ayudar a la
sociedad.
… No se trata de cooperar porque alguien le obliga o porque las
circunstancias adversas se lo imponen; otra cosa es cooperar porque le encanta
cooperar, quiere hacer cosas con los demás. Eso es orden, no puede vivir
aislado en su habitación.
… Uno no debe negar la
autoridad externa, es necesaria, es básica para cualquier sociedad civilizada,
pero estamos hablando de la autoridad psicológica de otro, incluido quien les
habla. Solo puede haber orden cuando comprendemos el desorden que cada uno de
nosotros genera, porque somos parte de la sociedad, nosotros hemos creado la
estructura de la sociedad y estamos atrapados en esa sociedad. Como seres
humanos, herederos de instintos animales, debemos descubrir la luz y el orden;
sin embargo, no podemos encontrar esa luz, ese orden y esa comprensión a través
de otro, no importa quien sea, porque las experiencias de otros pueden ser
falsas, debemos cuestionar cualquier experiencia, sea propia o ajena.
… Pero si vosotros habéis emprendido también
el viaje, y si sois capaces de descubrir, hallaréis que podéis vivir en este
mundo; entonces los trastornos de este mundo tienen sentido. Porque en este
contenido total, en este sentimiento total hay orden y desorden, ¿no es así?
¿Comprendéis? Tenéis que destruir para crear. Pero no es la destrucción de los
comunistas. El desorden, si puedo usar esa palabra, que existe en la mente
religiosa, no es lo opuesto del orden. Ya sabéis cómo nos gusta el orden.
Cuanto más burgueses, limitados, mediocres somos, más nos gusta el orden. La
sociedad quiere orden; cuanto más corrompida está, más ordenada quiere ser.
… Si pospongo la acción, si digo que cambiaré mañana, entre este momento y mañana sucederán toda clase de presiones, influencias y situaciones; por tanto, el tiempo no produce orden. Sólo en el instante presente puede haber orden, no a través del tiempo, y únicamente puede haber orden cuando uno comprende toda la estructura y naturaleza del tiempo.
… Debemos poner orden
en nuestra propia casa, porque nadie en la tierra o en el cielo va a hacerlo
por nosotros, ni nuestros gurús, ni nuestros votos, ni nuestra devoción. La
manera en que vivimos, en que pensamos, en que actuamos, es desordenada. ¿Cómo
puede una mente que se halla en desorden, percibir aquello que es orden total,
como el orden total que impera en el universo?”
J. Krishnamurti