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EL APRENDER DA ORIGEN A LA IGUALDAD ENTRE LOS SERES HUMANOS

 

   “… ¿Qué entendemos por aprender? ¿Hay un aprender cuando tan sólo acumulamos conocimiento, reunimos información? Ésa es una clase de aprender, ¿verdad? Como estudiante de ingeniería, usted estudia matemáticas, etc.; está aprendiendo, se informa acerca del tema. Está acumulando conocimiento a fin de usar ese conocimiento en la práctica. Su aprender es acumulativo, aditivo. Ahora bien, cuando la mente no hace sino tomar, adquirir, agregar, ¿es eso aprender? ¿O el aprender es algo por completo diferente?

Yo sostengo que el proceso aditivo que hoy llamamos aprender no es aprender, en absoluto. Es tan sólo un cultivo de la memoria, el cual se vuelve mecánico; y una mente que funciona de manera mecánica, igual que una máquina es incapaz de aprender. Una máquina jamás puede aprender, excepto en el sentido aditivo. El aprender es algo completamente distinto, como trataré de mostrárselo. Una mente que está aprendiendo jamás dice: «Yo sé», porque el conocimiento es siempre parcial, mientras que el aprender es completo todo el tiempo. Aprender no significa empezar con cierta cantidad de conocimientos y agregarle más conocimientos. Eso no es aprender en absoluto, es un proceso puramente mecánico.

   Como dije, para mí el aprender es algo por completo diferente. Estoy aprendiendo acerca de mí mismo, de instante en instante, y el «mí mismo» es extraordinariamente vital, está activo, se mueve, no tiene comienzo ni final. Cuando digo: «Me conozco a mí mismo», el aprender ha llegado a un final que consiste en conocimiento acumulado. El aprender jamás es acumulativo, es un movimiento de conocer  que no tiene principio y no tiene fin.

   … Los grandes poetas, pintores, compositores, jamás se satisfacen con lo que han hecho. Siempre están aprendiendo. No se trata de que dejen de aprender una vez que han aprobado sus exámenes y han ido a trabajar. Hay una gran fuerza y vitalidad en el aprender, especialmente en el aprender acerca de uno mismo. Aprendan, observen, de modo que no quede en ustedes un solo lugar que no haya sido visto, descubierto. Esto implica, verdaderamente, liberarse del propio condicionamiento particular. El mundo está dividido a causa de este condicionamiento, uno como indio, otro como americano, otro como inglés o ruso o chino, y así sucesivamente. Debido a este condicionamiento existen las guerras, la matanza de millares de personas, la desdicha y la brutalidad. Así que tanto el educador como el educando están aprendiendo en el profundo sentido de esa palabra. Cuando ambos están aprendiendo, no existen el educador y uno que deba ser educado. Sólo existe el aprender. El aprender libera al cerebro y al pensamiento, los libera del prestigio, de la posición y del nivel social. El aprender da origen a la igualdad entre los seres humanos.

   … El observar y el escuchar constituyen un gran arte, observar y escuchar sin reacción alguna, sin ningún sentido del ‘escuchador’ o del ‘observador’. Observando y escuchando aprendemos infinitamente más que a través de cualquier libro. Los libros son necesarios, pero el observar y el escuchar agudizan nuestros sentidos. Porque, después de todo, el cerebro es el centro de todas las reacciones, de todos los pensamientos y los recuerdos. Pero si nuestros sentidos no están intensamente despiertos, no podemos realmente observar y escuchar y aprender, no sólo acerca de cómo actuar, sino acerca del aprender en sí; y todo ello es el terreno donde puede germinar la semilla de la bondad.

   … Ustedes necesitan ser libres, porque verán que una mente libre contiene en sí la esencia de la humildad. Esa mente libre y, por consiguiente, humilde, es la que puede aprender; no así una mente que ofrece resistencia. El aprender es algo extraordinario; aprender, no acumular conocimientos. Acumular conocimientos es una cosa por completo diferente. Lo que llamamos conocimiento es comparativamente fácil, porque es un movimiento de lo conocido a lo conocido. Pero aprender es un movimiento desde lo conocido a lo desconocido. Sólo así aprende uno, ¿verdad?

   … ¿Puede practicarse la humildad? Por cierto, ser consciente de que uno es humilde implica no ser humilde. Usted quiere saber que ha «llegado». Esto indica, ¿no es así?, que escucha con el fin de alcanzar un estado especial, un lugar donde jamás se vea perturbado, donde pueda encontrar la felicidad perpetua, una bienaventuranza permanente. Pero, como dije antes, no hay tal llegar, sólo existe el movimiento del aprender, y en eso radica la belleza de la vida. Si usted ha llegado, ya no hay nada más. Y todos ustedes han llegado o desean llegar, no sólo en sus negocios, sino en todo lo que hacen; por eso se sienten insatisfechos, frustrados, infelices. Señor, no hay lugar alguno al cual llegar, sólo existe este movimiento del aprender, el cual se vuelve penoso únicamente cuando hay acumulación. Una mente que escucha con atención completa jamás buscará un resultado, porque está abriéndose, desplegándose constantemente; como un río, se halla siempre en movimiento. Una mente así es por completo inconsciente de su propia actividad, en el sentido de que no hay perpetuación de un «sí mismo», de un «yo», que busca llegar, alcanzar un objetivo. 

   … El conocimiento no es comparable con la inteligencia. El conocimiento no es sabiduría. La sabiduría no está en el mercado, no es una mercancía que puede adquirirse por el precio del aprendizaje o de la disciplina. La sabiduría no puede encontrarse en los libros, no puede acumularse ni aprenderse de memoria, ni almacenarse. La sabiduría surge de la abnegación del yo. Tener una mente abierta es más importante que el aprendizaje; nosotros podemos tener una mente receptiva, no atiborrándola de información, sino comprendiendo nuestros propios pensamientos y sentimientos, observándonos cuidadosamente a nosotros mismos y estudiando las influencias que nos rodean, oyendo a los demás, observando a los ricos y a los pobres, a los poderosos y los humildes. La sabiduría no se logra a través del miedo ni de la opresión, sino de la observación y de la comprensión de todos los incidentes en las relaciones humanas.”

    J. Krishnamurti