“… El hombre es la
medida de todas las cosas, y si su visión está adulterada, entonces lo que
piensa y crea debe conducir, inevitablemente, al desastre y al dolor. Desde lo
que piensa y siente el individuo edifica la sociedad. Yo personalmente siento
que el mundo es lo que soy, que aquello que hago genera paz o dolor en el mundo
que soy yo mismo y que, mientras no me comprenda a mí mismo, no puedo aportar
paz al mundo; en consecuencia, mi interés inmediato soy yo mismo, no desde el
punto de vista egocéntrico, no meramente para cambiar yo con el fin de obtener
mayor felicidad, mayores sensaciones y triunfos porque, en tanto no me
comprenda a mí mismo, deberé vivir en la angustia y el dolor y no podré
descubrir una paz y una felicidad perdurables. A fin de comprendernos, primero
debemos interesarnos en el descubrimiento de nosotros mismos, debemos tornarnos
alerta con respecto a nuestros propios procesos de pensamiento y sentimiento.
¿En qué se interesan principalmente nuestros pensamientos y sentimientos? Se
interesan en cosas, en la gente, en las ideas. Esto es lo que fundamentalmente
nos interesa, cosas, personas, ideas.
… Queremos producir
orden dentro de la sociedad, pero ¿cómo vamos a hacerlo? ¿Creen ustedes
seriamente que son tan sólo unos pocos los responsables de esta desorganización
social, de estas guerras y estos odios? ¿Cómo van a desembarazarse de ellos? Si
los destruyen, usan los mismos medios que ellos han empleado y así harán de sí
mismos un instrumento de odio y brutalidad. El odio no puede ser destruido por
el odio, por mucho que pueda gustarles esconder su odio bajo palabras de
agradables sonidos. Los métodos determinan los fines. Ustedes no pueden matar a
fin de tener paz y orden; para tener paz deben crear paz dentro de sí mismos y,
de tal modo, en su relación con los demás, la cual da lugar a la sociedad.
… ¿Qué está sucediendo
en nuestra época actual? Hay confusión, odio, miedo, codicia, guerra. Ahora
bien, ¿cuál es la respuesta a todo esto? ¿Hay una respuesta cristiana o hindú o
budista a esto, o existe una solución verdadera? Cada religión y cada grupo
dogmático piensan que sólo ellos tienen la clave para la solución del caos
presente. Hay competencia entre las religiones con sus sistemas y sus
sacerdotes. La solución del caos actual radica en uno mismo y no en otros.
Gracias a la confianza propia, puede usted generar paz dentro de sí mismo y,
por lo tanto, en el mundo, que es una extensión de usted mismo. Ningún líder
puede darle la paz. Lo importante es comprender cómo nuestro propio pensamiento
y nuestra acción crean el caos y la desdicha que hoy existen, y que sólo
mediante la confianza en nosotros mismos, y la penetrante percepción alerta,
puede haber libertad respecto de esta angustia y confusión que se reiteran
permanentemente.
… ¿Qué somos? Somos el
resultado de nuestros padres, quienes estuvieron, como sus padres, influidos y
limitados por los factores ambientales, sociales y psicológicos basados en la
ignorancia, el miedo y el anhelo. Nuestros padres nos transmitieron esos
valores. Somos la consecuencia del pasado; las creencias de nuestros
antecesores, sus ideas y esperanzas, combinadas con la acción y reacción
actual, constituyen nuestros pensamientos. Alimentamos la ilusión y tratamos de
encontrar en ella unidad, esperanza, amor. La ilusión jamás puede dar origen a
la unidad humana ni puede despertar ese amor que es lo único capaz de traer la
paz. El amor no puede ser transmitido, pero podemos experimentar su inmensidad
si somos capaces de liberarnos de nuestros prejuicios y temores, de nuestra
codicia y nuestro anhelo.
… Muchos piensan que la
reforma económica, de una u otra clase, traerá paz al mundo, o que una reforma
social o una religión especializada que conquiste a todas las demás traerá
felicidad al hombre. Creo que hay unas ochocientas o más sectas religiosas en
este país, cada una haciendo su proselitismo y compitiendo. ¿Piensan ustedes
que una religión competitiva traerá paz, unidad y felicidad al hombre? ¿Piensan
que alguna religión especializada, ya sea el hinduismo, el budismo o el
cristianismo, nos traerá la paz? ¿O debemos dejar de lado todas las religiones
especializadas y descubrir la realidad por nosotros mismos? Cuando vemos el
mundo destrozado por las bombas y sentimos los horrores que en él ocurren,
cuando el mundo está dividido por las religiones separadas, las nacionalidades,
las razas, las ideologías, ¿cuál es nuestra respuesta a todo esto? No podemos
limitarnos a seguir así, viviendo un corto tiempo y muriendo, y esperar que de
ello salga algo bueno. No podemos delegar en otros la tarea de traer dicha y
paz a la humanidad, porque la humanidad somos nosotros mismos, cada uno de
nosotros. ¿Dónde se encuentra la solución, excepto en nosotros mismos?
Descubrir la verdadera respuesta requiere un pensamiento-sentimiento muy
profundo, y pocos estamos dispuestos a resolver esta desdicha. Si cada uno de
nosotros considera que este problema surge desde lo interno y no se deja
arrastrar impotentemente por esta espantosa confusión e infelicidad, entonces
encontraremos una respuesta simple y directa.
… Los grandes artistas
y los grandes escritores pueden crear, pero nosotros no, somos meros
espectadores. Leemos un gran número de libros, oímos música excelente,
contemplamos obras de arte, pero nunca sentimos directamente lo sublime;
nuestra vivencia ocurre siempre a través de un poema, de un cuadro o de la
personalidad de un santo. Para cantar tenemos que sentir una canción en el
corazón, pero habiendo perdido la canción, buscamos al cantor. Sin un
intermediario nos sentimos perdidos, pero tenemos que perdernos antes de poder
descubrir algo. El descubrimiento es el principio de la creación y sin la
creación, hagamos lo que hagamos, no puede haber paz ni felicidad para el
hombre.
… Sólo puede haber
acción verdadera cuando hay verdadero pensar, y no hay verdadero pensar cuando
no hay el conocimiento propio. Si no os conocéis a vosotros mismos no hay paz.”
J. Krishnamurti
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