“… Somos el resultado de nuestro entorno
pasado y presente, y lo que expresamos, llamándolo individualidad o
autoexpresión, no es más que la expresión de ese entorno condicionante. Para
mí, la verdadera expresión de la individualidad es esa inteligencia que se
despierta cuando la mente se libera del entorno condicionante, del pasado y del
presente.
… ¿Qué entiende por un canal a través del cual
la persona puede expresarse? ¿No se expresan ustedes a través de los negocios,
del matrimonio? ¿Se expresan o no se expresan cuando trabajan todos los días
para ganarse la vida, cuando crían a sus hijos? Y como se revela que allí no se
expresan, desean una Sociedad en la cual puedan expresarse. ¿No es eso? Por
favor, espero no estar dando algún sentido sutil a todo esto. De modo que
dicen: "Como no me expreso en el mundo de la acción, en el mundo cotidiano
donde me resulta imposible expresarme, entonces utilizo para ello a la
Sociedad". ¿Es así o no? Quiero decir, hasta donde entiendo la cuestión.
¿Cómo se expresan ustedes? Tal como están las cosas ahora, se expresan a
expensas de otros. Cuando hablan de expresarse a sí mismos, ello tiene que ser a
expensas de otros. Por favor, existe la expresión genuina, que trataremos
enseguida, pero esta idea de la autoexpresión indica que ustedes tienen algo
para dar; en consecuencia, la sociedad debe ser creada a fin de que puedan
usarla. Primero que nada, ¿tienen algo para dar? Un pintor o un músico o un
ingeniero o cualquier persona semejante, si es realmente creativa, no habla de
autoexpresión; está expresando su creatividad todo el tiempo, en el mundo
exterior, en el hogar o en un club. No desea una sociedad particular a fin de
poder usarla para expresarse. De este modo, cuando ustedes hablan de
"autoexpresión”, no quieren decir que están utilizando a la Sociedad para
entregar al mundo un determinado conocimiento o algo que poseen. Si poseen algo
lo dan, no son conscientes de eso. Una flor no está consciente de su belleza.
Su belleza siempre se halla presente.
… Debemos ser capaces de discernir,
comprensivamente en nosotros mismos, la influencia de la masa a través de las
tradiciones, los prejuicios raciales, los ideales y las creencias a las que nos
hemos abandonado consciente o inconscientemente. Mientras estas cosas ejerzan
dominio sobre nosotros seremos incapaces, como individuos, de desarrollar una
acción clara, directa, simple y comprensiva. De modo que el énfasis que pongo
en la individualidad, no debe ser mal interpretado como una forma de alentar la
autoexpresión egoísta, ni debe entenderse como la aquiescencia colectiva
respecto de una idea o de un principio. No debe ser usado como una excusa para
someterse a un grupo de personas o a un conjunto de dirigentes, sino para
generar la recta comprensión del proceso de la conciencia individual; sólo esa
comprensión podrá dar origen a la acción espontánea y verdadera.
… Hasta que empecemos a romper este círculo
vicioso de la ignorancia que sólo crea más ignorancia, la confianza en nosotros
mismos no podrá liberarnos del dolor. Sin embargo, para comprender esta
continuidad de la ignorancia y el dolor, cada uno debe llegar a confiar
totalmente en sí mismo a fin de poder investigar el anhelo, el miedo, las
tendencias, los recuerdos, etc. La mera autoexpresión no es creatividad; para
ser verdaderamente creativo, uno debe comprender el proceso del yo y así
liberarse de él. Mediante la intensa percepción alerta respecto de lo que es
aquello que se está expresando a sí mismo, comenzamos a comprender las
limitadas causas del pasado que controlan el presente, y en esta intensa
comprensión nos liberamos de la causa de la ignorancia. La genuina confianza en
uno mismo, no la confianza que responde a un propósito de mera expresión
agresiva del yo, puede surgir sólo comprendiendo el proceso del anhelo con sus
valores limitados, sus temores y esperanzas; la confianza en uno mismo tiene gran
importancia, porque gracias a la propia y tenaz percepción alerta hay plenitud,
totalidad.
… Somos la consecuencia del pasado y, sin la
crítica comprensión de éste, si meramente lo expresamos, tal autoexpresión o
acción sólo puede continuar la ignorancia y el conflicto. Las ideas que
actualmente albergamos, provienen en parte de otros que las han pensado, y en
parte surgen a través de nuestra acción y reacción presentes. Son el resultado
del anhelo, el miedo, el afán posesivo y la codicia. Cuando nos interesa la
autoexpresión, debemos preguntarnos qué es lo que está expresándose a sí mismo.
Si soy un hindú, tengo ciertas creencias, ciertos dogmas, ciertas restricciones
sociales, una determinada herencia, resultado del anhelo posesivo y adquisitivo,
del miedo y el ansia de éxito de mis padres y antepasados, a lo cual he añadido
mis propias experiencias condicionadas y mi conocimiento. Si trato de
expresarme de la manera más original y plena posible, ¿qué estoy expresando?
Por cierto, ¿acaso no estoy repitiendo en esencia, quizá con modificaciones y
variaciones, los limitados pensamientos y sentimientos del pasado, un pasado
que considero que soy yo mismo? A casi todos nosotros, la expresión del yo nos
parece de una importancia vital.
… El hablar no es para mí un medio de
autoexpresión o de explotación. En ello no hallo satisfacción, no es un medio
de explotaros ni de conseguir vuestro dinero, porque no deseo que hagáis
caridad alguna, que creáis esto o no creáis aquello. Hablo simplemente para
ayudaros a ver lo que sois, a ser claros en vosotros mismos. Pues en la
claridad hay felicidad, en la comprensión hay iluminación. Hay felicidad en
discutir juntos, pues en esa discusión podemos vernos a nosotros mismos tal
cuales somos. Esta interpelación podrá hacer las veces de espejo, pues toda
relación es un espejo en el cual vosotros y yo nos descubrimos a nosotros
mismos.”
J. Krishnamurti