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PARA TENER UNA MENTE CLARA DEBÉIS CONSIDERAR TODO PROBLEMA, TODO MOVIMIENTO DEL PENSAR, TODA VIBRACIÓN DEL SENTIMIENTO


    “… Como sabe, cada uno de nosotros se evade de diferentes maneras, usted se toma una copa y yo sigo a un ‘Maestro’, usted es adicto al conocimiento y yo a las diversiones. Todas las evasiones son muy parecidas, ¿no es así? No importa si uno bebe, si sigue a un maestro o es adicto al conocimiento; es evidente que todas son lo mismo porque la intención, el propósito, es evadirse. Quizá el beber tenga un valor social mayor o puede que sea más dañino, pero no estoy del todo seguro que las evasiones ideológicas no sean peores, son mucho más sutiles, están más escondidas, resulta más difícil darse cuenta de ellas. Un adicto a los rituales, a las ceremonias, no es muy diferente a un adicto a la bebida, porque ambos están tratando de evadirse por medio de estimulantes. Creo que sólo es posible dejar de evadirse si uno se da cuenta de que está escapando, de que está utilizando todas esas cosas, la bebida, los maestros, las ceremonias, el conocimiento, el amor al país, como estimulantes, como emociones para escaparse de sí mismo; después de todo, existen diversos métodos para dejar de beber, pero si se limita a dejar de beber se aficionará a otra cosa, tal vez se haga nacionalista, dependa de un maestro del otro lado del mundo o empiece a imaginar ideas descabelladas.

   … Pero esto significa que deben entrar en conflicto con las tradiciones y los hábitos que han establecido. Quizás han descartado tradiciones antiguas, antiguos gurús, antiguas ceremonias y han adoptado otras nuevas. ¿Cuál es la diferencia? Las nuevas tradiciones, los gurús nuevos, las ceremonias nuevas son lo mismo que las viejas, excepto que son más exclusivas. Cuestionando constantemente descubrirán el real, inherente valor de las tradiciones, de los gurús, de las ceremonias. No les estoy pidiendo que abandonen las ceremonias, que dejen de seguir a los Maestros. Ese punto es muy secundario y poco inteligente; no es importante si practican ceremonias y si recurren en busca de guía a los Maestros. Pero en tanto exista falta de comprensión habrá miedo, dolor, y el mero intento de disimular ese miedo, ese dolor, por medio de las ceremonias, de la guía de los Maestros, no los liberará.

   … Por el deseo de evitar el sufrimiento hemos desarrollado una cultura de distracción, de religión organizada, con sus ceremonias y “pujas”; y acumulamos riquezas explotando a la gente. Todo eso es indicio de que se evita el sufrimiento. No hay duda de que vosotros y yo, el hombre de la calle, cualquiera, puede comprender el sufrimiento, sólo es preciso que le prestemos atención. Pero la civilización moderna, desgraciadamente, no hace más que ayudarnos a escapar mediante las diversiones, las distracciones, o mediante las ilusiones, la repetición de palabras, etc. Todo eso nos ayuda a eludir lo que es, y por lo tanto tenemos que darnos cuenta de esas innumerables evasiones. Sólo cuando el hombre esté libre de evasiones disolverá la causa del sufrimiento.  

   … Es obvio que la mera repetición de palabras brinda cierto estímulo, cierta sensación, pero eso tiene por fuerza que embotar la mente. De un modo análogo, ¿qué ocurre cuando practicáis ritos, ceremonias, día tras día? La práctica regular de un rito brinda evidentemente cierto estímulo, como el ir al cine, y ese estímulo os satisface. Cuando un hombre toma una copa, un cóctel, por el momento podrá sentirse despejado, pero basta que siga bebiendo para que se embote de más en más. Lo mismo ocurre cuando continuáis repitiendo ritos, les atribuís una significación enorme que no tienen. Es vuestra mente, señores, la responsable de su propio embotamiento, con lo cual ella hace de vuestra vida un proceso mecánico. No sabéis lo que ello significa. Si lo pensarais, si empezaseis todo de nuevo no seguiríais repitiendo palabras. Lo hacéis porque alguien ha dicho que el repetir esas palabras, esos “mantrams", os ayudará. Para encontrar la verdad no necesitáis ningún “gurú, ningún libro. Para tener una mente clara debéis considerar todo problema, todo movimiento del pensar, toda vibración del sentimiento. Como no queréis encontrar la verdad, tenéis ese cómodo narcótico que es el "mantram", la palabra. 

   … La mente puede ser aquietada mediante un ardid, podéis tomar una droga o una bebida, podéis realizar ceremonias, practicar el culto, rezar. Hay muchos medios por los cuales podéis aquietar la mente. ¿Pero está la mente quieta cuando ella es aquietada? Algunos de vosotros rezan, ¿no es así? Repetís el Gayatri, entonáis cánticos para calmar la mente, o apretáis las manos y os hipnotizáis hasta sumiros en un estado que llamáis “paz”.

   La autohipnosis mediante la repetición de palabras es muy sencilla. Cuando seguís repitiendo ciertas palabras vuestra mente llega a estar muy tranquila, quieta; adoptando ciertas posturas, respirando de cierta manera, forzando la mente, es obvio que podéis reducir la actividad de la mente. Esto es, mediante diversas tretas de disciplina, de compulsión, de adaptación, la mente es reducida al silencio; ¿pero la mente está de veras quieta cuando es aquietada? Está muerta, ¿no es así? Está en un estado hipnótico. Cuando rezáis, repetís ciertas frases, y eso aquieta la mente, y en esa quietud hay ciertas respuestas, oís voces que, por supuesto, atribuís a lo Supremo. Ese “Supremo” siempre responde a vuestra reclamación más urgente, y la respuesta os brinda satisfacción. Este es un proceso psicológico bien conocido. Pero cuando la mente es aquietada por la oración, por las ceremonias, por la repetición, por los cánticos, por las canciones sagradas, ¿está la mente quieta de veras o simplemente embotada?

   … ¿Es verdaderamente serio el hombre que busca a Dios? ¿Cómo puede buscar a Dios si no lo conoce? Y si conoce al Dios que busca, lo que conoce es sólo lo que se le ha dicho, o lo que ha leído, o bien, se basa en su experiencia personal, que también está conformada por la tradición y por su propio deseo de hallar seguridad en otro mundo.”

   J. Krishnamurti

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