“… ¿Es posible tener una mente totalmente desocupada? Por favor, le estoy haciendo una pregunta que no tiene respuesta, porque usted tiene que investigar y, cuando lo descubra por sí mismo verá que sucede algo extraordinario. Es muy interesante descubrir por sí mismo cómo la mente está ocupada. El artista está ocupado con su arte, con su reputación, con su progreso, con la mezcla de los colores, con su fama, su celebridad; el erudito está ocupado con su conocimiento; y el hombre que está tratando de conocerse a sí mismo está ocupado con su autognosis, intentando, como una pequeña hormiga, percatarse de cada pensamiento, de cada movimiento. Todos son iguales. Sólo la mente que está del todo desocupada, completamente vacía, sólo esa mente que no tiene ninguna ocupación puede recibir algo nuevo. Pero ese algo nuevo no puede manifestarse en tanto la mente esté ocupada.
… El hombre que se retira a un monasterio y
reza de la mañana a la noche, dedicando cierta parte del día a trabajar en el
huerto, cuya mente está completamente ocupada con Dios, con la mortificación,
la disciplina y el control de sí mismo, a ése usted lo considera persona muy
santa, un hombre de lo más extraordinario. Mientras que el hombre que se dedica
a los negocios, manipula la bolsa de valores y está ocupado todo el tiempo en
ganar dinero, de éste usted dice: «Bueno, no es más que un hombre ordinario,
como todos nosotros». Pero ambos están ocupados. En mi opinión, el objeto que
ocupa la mente carece de importancia. Un hombre cuya mente esté ocupada con
Dios no encontrará nunca a Dios, porque Dios no es algo con que ocuparse, es lo
desconocido, lo inconmensurable. Usted no puede ocuparse con Dios. Ésa es una
forma vulgar de pensar en Dios. Lo significativo no es con qué está ocupada la
mente, sino el hecho de su ocupación, tanto si se trata de la cocina, de los
niños, la diversión, lo que va a comer, o de la virtud, de Dios. ¿Y tiene la
mente que estar ocupada? ¿Comprende? ¿Puede una mente ocupada ver algo nuevo,
algo que no sea su propia ocupación? ¿Qué le sucede a la mente si no está
ocupada? ¿Comprende? ¿Existe la mente si no hay ocupación? El científico está
ocupado con sus problemas técnicos, con su mecánica, con sus matemáticas, como
el ama de casa lo está con la cocina o con el bebé. Todos le tenemos mucho
miedo a no estar ocupados, nos asustan las repercusiones sociales. Si uno no
estuviera ocupado podría descubrirse a sí mismo tal cual es. De modo que la
ocupación se convierte en una forma de evadirse de lo que uno es. Entonces,
¿tiene la mente que estar permanentemente ocupada?
… El principio de la meditación consiste en
estar constantemente alerta y despierto, en ser reflexivo, porque sin la
genuina base del discernimiento, la mera concentración y otras formas de la así
llamada meditación se tornan peligrosas y carecen de un significado profundo.
Como lo he señalado, cuando usted esté alerta descubrirá que la mente busca un resultado,
una conclusión, que anhela un logro, la seguridad. Perseguir una conclusión
predeterminada ya no es más meditación, porque el pensamiento se halla,
entonces, atrapado en su propia red de imágenes.
Consideremos un poco más a fondo el proceso
de la meditación. Es muy difícil estabilizar el errante y agitado pensamiento,
se mueve de un objeto a otro, de una sensación a otra. En este proceso uno toma
conciencia de la extrema sensibilidad del pensar. Éste vaga de un conjunto de
ideas a otro, ya sea a causa del interés o tan solo porque es perezoso e
indiferente. Si el pensamiento se limita a controlarse respecto de su
vagabundeo, se vuelve estrecho, limitado y destructivo. Si se interesa en ir de
una cosa a otra, entonces es inútil que se controle, ya que eso no revelará por
qué se interesa en disipar su propia energía. Pero si usted está interesado en
descubrir por qué divaga el pensamiento, entonces está empezando a discernir y
a estar alerta, por lo cual existe una concentración natural, espontánea. Así
pues, primero debe observar que el pensamiento está divagando, y luego
discernir por qué divaga. Cuando el pensamiento percibe que es indolente,
perezoso, ya está comenzando a estar activo, pero el mero control del
pensamiento no origina una acción creativa.
… La mente, tanto consciente como
inconsciente, es un manojo de recuerdos; y cuando la mente se dice a sí misma:
"debo estar libre de la memoria a fin de comprender la realidad", ese
mismo anhelo de ser libre forma parte de la memoria. Ese es un hecho. Por lo
tanto, la mente ya no anhela ser nada, hace frente simplemente al hecho de que
ella misma es memoria. No desea transformarse, no desea convertirse en alguna
otra cosa. Cuando la mente ve que cualquier acción de su parte sigue siendo
funcionamiento de la memoria, y por lo tanto que es incapaz de encontrar la
verdad, ¿cuál es entonces el estado de la mente? Entra en calma. Cuando la
mente percibe que cualquier actividad suya es inútil, que forma totalmente
parte de la memoria y por lo tanto del tiempo, cuando ve ese hecho, ella se
detiene, ¿no es así?
Si
vuestra mente ve la realidad de lo que estoy diciendo, que cualquier cosa que
haga sigue siendo parte de la memoria, y que por lo tanto no puede actuar para
librarse de la memoria, ella no actúa. Cuando la mente ve que no puede
proseguir de ese modo se detiene. Por lo tanto, la mente, todo el contenido de
la mente, lo consciente y lo inconsciente entra en silencio. Ahora la mente
está sin acción. Ha visto que todo lo que haga es en una línea horizontal, que
es la memoria; por consiguiente, viendo la falacia de eso, ella se queda
quieta. No tiene objeto alguno en vista, ningún deseo de un resultado, está
absolutamente tranquila, sin movimiento en ninguna dirección. ¿Qué ha sucedido
pues? La mente está tranquila, no ha sido tranquilizada. Ved la diferencia
entre una mente que ha sido adormecida y una mente que está quieta. En ese
estado encontraréis un movimiento enorme, vitalidad extrema, apacible y alerta
novedad. Toda acción positiva ha cesado, y la mente se halla en un estado de
suprema inteligencia porque ha abordado el problema de la memoria mediante el
pensamiento negativo, que es la más elevada forma del pensar. De suerte que la
mente está apacible, es veloz y, sin embargo, está en silencio, no es
exclusiva, no está concentrada ni fija, pero percibe extensivamente.”
J. Krishnamurti
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