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SI USTED ESTÁ CARGADO NO PUEDE CAMINAR MUY LEJOS

            

   “…. Como ya saben, una de las tareas más difíciles que existen es hablar sobre esto. Es como emprender un viaje juntos. Para caminar junto a otra persona ha de haber amistad, se ha de disfrutar de verdad del hecho de caminar juntos, ha de haber amor, y eso es algo muy difícil. Aprender sobre uno mismo no consiste en acumular conocimientos sobre uno mismo, para aprender sobre lo que soy tengo que observarme. Si aprendo sobre mí mismo a base de acumular conocimientos, en realidad no aprendo nada. Hay dos formas de aprender. Está el aprender cuyo fin es acumular información y posteriormente aprender a través de ella, lo cual significa observarlo todo a través del filtro del pasado. Es decir, mi forma de aprender es observándome a mí mismo, teniendo experiencias y acumulando conocimiento sobre esas experiencias, y observándome luego a través de ellas; o sea, por medio del pasado, porque el conocimiento no es sino eso. Esta es una forma de observarse a uno mismo. La otra es observar la actividad del pensamiento entero, estar atento a él, a todos sus motivos y nunca acumular; por tanto, aprender es un movimiento constante.

   … Cuando ustedes dicen: “Yo pienso", "yo siento", están reaccionando al medio y no tratan de abrirse paso por ese medio. Pero la inteligencia es el proceso de abrirse paso por el medio que los rodea, no es la reacción al medio. O sea, cuando dicen "yo pienso", quieren decir que tienen cierto grupo de ideas, dogmas, creencias y credos. Y así como un animal atado a un poste se mueve dentro del largo de su cuerda, ustedes se mueven dentro de la limitación de estas creencias, dogmas y credos. Eso, por cierto, no es pensar. Es meramente reaccionar al estado de servidumbre, a las creencias, dogmas y credos; estas reacciones implican un esfuerzo, un conflicto, y a ese conflicto lo llaman ustedes pensar, pero es meramente como caminar dando vueltas una y otra vez dentro de los muros de una prisión. La acción de ustedes no es sino un modo de reaccionar a esta prisión y produce más temor, más limitación, ¿no es así?

   … De manera que espacio significa total ausencia de centro y de periferia, de límites. ¿Poseemos un cerebro que no pertenece, que no está apegado a nada, a la experiencia, a conclusiones, esperanzas e ideales, de manera que está real y completamente libre? Si usted está cargado no puede caminar muy lejos. Si el cerebro es basto, vulgar, egocéntrico, no puede tener inmenso espacio. Y el espacio significa vacuidad, palabra que uno emplea con muchísimo cuidado.

   Estamos tratando de averiguar si es posible vivir en este mundo sin ningún temor, sin conflicto alguno, con un tremendo sentido de compasión, lo cual requiere mucha inteligencia. No puede haber compasión sin inteligencia. Y esa inteligencia no es la actividad del pensamiento. Uno no puede ser compasivo si está apegado a una ideología específica, a un estrecho tribalismo en particular o a cualquier concepto religioso, porque esas cosas limitan. Y la compasión solo puede surgir, estar ahí, cuando hay un final del sufrimiento, que es el cese del movimiento egocéntrico. De modo que el espacio significa vacío, la nada. Y porque no hay ninguna cosa puesta ahí por el pensamiento, ese espacio posee una energía tremenda. De manera que el cerebro debe poseer la cualidad de la libertad completa y del espacio. Es decir, uno debe ser nada.

   … Así pues, ¿puede la mente estar libre de toda medida, especialmente en nuestra relación con otro, lo cual es bastante difícil? Cuando estamos libres de toda medida entonces sucede algo por completo distinto. En el momento en que describimos aquello que ha sucedido más allá de toda medida, deja de ser inconmensurable. Podemos describir una montaña, su forma, sus líneas, las sombras; podemos pintarla o dedicarle un poema, pero todo eso no es la montaña. Si nos sentamos en el valle y decimos: «Por favor, háblenos acerca de la montaña», no caminaremos hacia ella, preferiremos la comodidad. Pero hay algo más allá de toda medida.

   … Si realmente quiero saber qué hay en la cima de la montaña y más allá, debo ir y averiguarlo. De nada sirve que esté sentado aquí especulando, construyendo templos, iglesias, y excitándome al respecto. Lo que tengo que hacer es tomar impulso, levantarme, caminar, luchar, llegar allá y descubrir; pero como muy pocos de nosotros estamos dispuestos a hacerlo, nos satisfacemos con estar sentados aquí especulando sobre algo que no conocemos. Y yo digo que la especulación es un obstáculo, deteriora la mente y no tiene ningún valor; solo trae más confusión, más dolor al hombre. 

   … La meditación es realmente muy simple, nosotros la complicamos. Tejemos una red de ideas en torno a ella, de lo que es y lo que no es, pero no es ninguna de estas cosas. Debido a que es tan sumamente simple nos elude, debido a que nuestras mentes son tan complicadas se fundamentan en el tiempo y el tiempo las desgasta, y esta mente dicta la actividad del corazón y entonces empiezan las dificultades. Pero la meditación emerge de manera natural, con extraordinaria facilidad, cuando se camina sobre la arena, se mira por la ventana o se ven esas maravillosas colinas quemadas por el Sol del último verano. ¿Por qué somos unos seres humanos tan atormentados, con lágrimas en los ojos y risa falsa en los labios? Si pudiéramos caminar solos entre aquellas colinas, en los bosques o a lo largo de los extensos arenales blancos y descoloridos, en esa soledad sabríamos lo que es la meditación.

   … Ustedes piden ayuda solo cuando están confundidos, cuando no saben qué hacer, cuando se sienten inseguros. Pero cuando observan, cuando perciben no solo externamente, sino mucho más en lo interno, cuando ven las cosas con gran, gran claridad, no necesitan ninguna ayuda, eso está ahí. Y de ahí surge la acción. ¿Estamos juntos en esto? Repitámoslo si no les importa. Quien les habla no les dice cómo hacerlo. No pregunten nunca cómo, porque entonces siempre habrá alguien que les tirará una cuerda. Uno no está ayudándoles de ninguna manera, solo que juntos recorremos la misma senda, tal vez no a la misma velocidad. Regulen su propia velocidad y caminaremos juntos.

   Para averiguar todo esto uno debe ser capaz de escuchar, no con el intelecto sino con el corazón. Escuchen a fin de comprender, intentar averiguar; porque deben aprender por sí mismos y no de lo que dicen otros.”

   J. Krishnamurti

        
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