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DE MODO QUE TIENEN QUE CREAR UNA NUEVA CULTURA, UNA CULTURA QUE NO SE BASE EN LA VIOLENCIA

 

   “… Vamos a preguntar si esta mente, su mente, tal como la conoce, tal como la ha observado usted, si ella podrá alguna vez, tanto en la superficie como en su interior más profundo, ser completamente libre. Porque si no contestamos nosotros mismos esta pregunta viviremos siempre en la prisión del tiempo, un tiempo que es el pasado, que es el pensamiento, que es el sufrimiento. Y a menos que realmente veamos que esto es verdad, viviremos siempre sufriendo, en conflicto, en la prisión del pensamiento. No sé cómo contempla usted esta cuestión; no me refiero a lo que han dicho sus maestros, ni a lo que dice el Gita, los Upanishads, sus gurúes, su estructura social o sus condiciones económicas, sino a lo que usted piensa, a lo que dice, que es mucho más importante que todos los libros juntos. Eso significa que usted mismo tiene que averiguar si esto es verdad. No repita nunca lo que han dicho los demás, lo primero que ha de hacer es averiguarlo usted mismo, comprobarlo usted mismo, verificando lo que usted piensa, lo que usted ve, no comprobar lo que han dicho otros. De ese modo se liberará de la autoridad.

   … Usted puede decir: ¿Qué significa eso de ser libre? Pues significa que una mente libre no tiene conflictos, que una mente así está completamente en silencio, en paz, y no es violenta; que una mente así puede crear una nueva cultura; una nueva cultura, no una contracultura de lo viejo, sino algo completamente diferente en donde no exista ningún tipo de conflicto. Uno ha descubierto, no como teoría, no como una afirmación verbal, sino como un hecho real dentro de uno, que la mente puede observar de una forma total, o sea, sin los ojos del pasado y que, en consecuencia, la mente es algo completamente diferente.

   … Así pues, cuando yo me observo, me estoy observando con los ojos del pasado y, por lo tanto, condeno, juzgo, evalúo y digo que esto está bien, o está mal, o es bueno, o es malo, según la cultura, la tradición, el conocimiento, la experiencia que haya acumulado el observador. Por consiguiente, eso impide la observación de lo que está vivo, que es el «yo». Y ese «yo» puede que no sea en absoluto yo. Solo conozco el «yo» como pasado. No sé si comprenden esto. Cuando el musulmán dice que es musulmán, es el pasado, condicionado por la cultura en la que ha sido educado. Como lo es el católico o el comunista. Todo se basa en esto. Así que cuando hablamos de vivir, hablamos de vivir en el pasado. Y por tanto hay conflicto entre el pasado y el presente, porque estoy condicionado como musulmán, o lo que sea, y no puedo encontrar el presente vivo que exige que destruya mi condicionamiento.

   … Uno percibe algo sólo cuando su mente está en silencio, cuando no hay parloteo de ninguna clase. Si usted puede mirar la estrella vespertina que asoma sobre el mar, mirarla sin un solo movimiento de la mente, entonces percibe de veras su extraordinaria belleza, y cuando percibe la belleza, ¿no experimenta también el estado de amor? Por cierto, la belleza y el amor son la misma cosa. Sin amor no hay belleza, y sin belleza no hay amor. La belleza está en la forma, la belleza está en el hablar, la belleza está en la conducta. Si no hay amor, la conducta es trivial, es meramente el producto de la sociedad, de una determinada cultura, y lo que produce es mecánico, carente de vida. Pero cuando la mente percibe sin la más leve agitación, entonces es capaz de mirar a una profundidad total dentro de sí misma. Y una percepción semejante es realmente intemporal. Usted no tiene que hacer nada para provocarla; no hay disciplina, ni práctica, ni método por el cual pueda uno aprender a percibir.

   … Pero es necesario que haya un mundo nuevo, necesitamos una nueva cultura, porque la vieja cultura está muerta, está consumida, hecha pedazos, no es ni válida ni consistente. De modo que tienen que crear una nueva cultura, una cultura que no se base en la violencia, y eso depende de cada uno de nosotros, porque la cultura que nos ha dejado la vieja generación está basada en la violencia, en la agresividad, y esa es la causa de toda esta confusión y desdicha. Las viejas generaciones han creado este mundo y nosotros somos los que tenemos que cambiarlo, no podemos permanecer simplemente sentados diciendo: «Seguiré al resto de la gente y buscaré éxito y posición». Si hacen eso, sus hijos sufrirán; puede que alguno se lo pase bien, pero sus hijos pagarán por ello. De modo que deben tener presente la crueldad externa que el individuo ejerce contra el individuo, ya sea en nombre de Dios, de la religión, del engreimiento propio, en nombre de la seguridad de la familia; deben tener presente tanto la crueldad y la violencia externa como la violencia interna que todavía no conocen.

   … En realidad, esto no es complejo, aunque pueda resultar difícil. Vea, nosotros no comenzamos con lo real, con el hecho, con lo que estamos pensando, haciendo, deseando; partimos de suposiciones o de ideales que no son realidades, y así nos extraviamos. Para partir de hechos y no de suposiciones necesitamos una profunda atención, y toda forma de pensar que no se origina en lo real es una distracción. Por eso es tan importante comprender qué está ocurriendo tanto dentro como alrededor de uno.

   … Vivimos en conflicto unos con otros y nuestro mundo está siendo destruido. Hay crisis tras crisis, una guerra tras otra; hay hambre, miseria; están los enormemente ricos, investidos de su respetabilidad, y están los pobres. Para resolver estos problemas lo que se necesita no es un nuevo sistema de pensamiento, ni una nueva revolución económica, sino comprender lo que es, el descontento, el constante indagar en lo que es, lo cual dará origen a una revolución de más largo alcance que la revolución de las ideas. Y esta es la revolución tan necesaria para originar una cultura diferente, una religión diferente y una diferente relación entre los seres humanos.

   … La libertad no puede otorgarse, la libertad es algo que aparece cuando uno no lo busca. Surge sólo cuando uno sabe que es un prisionero, cuando conoce completamente por sí mismo su estado de condicionamiento, cuando sabe hasta qué punto está atrapado por la sociedad, por la cultura, por la tradición, por todo lo que le han dicho.”

    J. Krisnamurt

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