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DEBEMOS COMPRENDERNOS COMO UNA TOTALIDAD Y EXAMINAR NUESTROS PROPIOS DESEOS Y NUESTRAS ACTIVIDADES

 

   “… En tanto haya un anhelo, un deseo de consolación, de seguridad, no puede haber intuición, no una intuición verdadera. Así que, mientras se encuentre atrapado en eso, no trate de averiguar qué es la intuición. Dese cuenta de que está atrapado y libérese de ello, y en ese acto hay intuición, un acto así ha nacido de la intuición. Quizá piense usted que lo que digo es una manera negativa de abordar la vida. No lo es. Lo que ustedes han estado haciendo es, para mí, una manera negativa de vivir; establecer una representación mental y vivir de acuerdo con ella es lo que ustedes llaman una manera positiva de vivir, la cual no es sino un escape. Lo mismo está implicado en esta pregunta: ¿Qué es la intuición? ¿Cómo sabrá uno cuándo es pura? Usted sabrá que es pura cuando no haya conflictos, cuando tras ella haya plenitud, tanto de la razón como del sentimiento. Pero para tener una acción así nacida de esa intuición, su mente y su corazón deben estar enteramente libres del temor, del logro, del éxito y demás. Por lo tanto, atienda primero a eso y no a lo que es la intuición.

   … Toda nuestra estructura social e intelectual se basa en la idea de la ganancia, del logro; y cuando la mente y el corazón están atrapados en la idea de la ganancia no puede haber un verdadero vivir, la vida no puede fluir libremente. ¿No es así? Si constantemente se ocupan del futuro, de un logro, de una ganancia, de una esperanza, ¿cómo pueden ustedes vivir por completo en el presente? ¿De qué modo pueden actuar inteligentemente como seres humanos? ¿Cómo pueden pensar y sentir en la plenitud del presente, cuando tienen siempre los ojos puestos en el distante futuro? Nuestra religión, nuestra educación, nos convierten en seres sumamente insignificantes y, siendo conscientes de esa completa insignificancia, anhelamos ganar, triunfar. De este modo seguimos constantemente a maestros, gurús, sistemas. Si realmente comprenden esto actuarán, no sólo lo discutirán intelectualmente.

   … Usted puede enfrentarse a un hecho sólo en el presente, pero si nunca le permite estar presente porque siempre está huyendo de él jamás podrá afrontarlo. Y como hemos cultivado toda una red de escapes estamos atrapados en el hábito de escapar.

   … Todos nosotros estamos, hasta cierto punto, atrapados en el sufrimiento, ya sea económico, físico, psicológico o espiritual. Nuestro constante problema es comprender la causa del sufrimiento y liberarnos de esa causa. Si queremos comprender la causa fundamental del sufrimiento no podemos dividir al hombre en partes diferentes. El hombre es indivisible, aunque se exprese a través de muchos aspectos y asuma numerosas formas de expresión que le dan una gran complejidad. Hay especialistas que estudian estas múltiples divisiones y aspectos del hombre, y tratan de descubrir, conforme a su especialidad, la causa del sufrimiento, pero no podemos delegar en otro la comprensión de nosotros mismos. Debemos comprendernos como una totalidad y examinar nuestros propios deseos y nuestras actividades. Debemos discernir el proceso del "yo", ese "yo" que busca siempre perpetuarse y mantenerse separadamente mediante sus propias actividades. Cuando comprendamos plenamente este proceso, existirá el despertar de esa inteligencia que es lo único capaz de liberarnos del dolor.

   … El mero hecho de romper con un modelo religioso o cualquier sistema político concreto, ya sea de izquierdas o de derechas, para aceptar otro modelo o establecer uno propio, no simplificará la complejidad enorme de nuestras vidas, ni tampoco resolverá la decadente desdicha en la que la mayoría vivimos. Creo que la verdadera solución está en otra parte, y esa verdadera solución es la que todos intentamos descubrir. Como andamos buscándola a tientas, dando palos de ciego, nos unimos a esta o a aquella organización, a una asociación concreta; seguimos a un líder u otro, buscamos un maestro en India o en algún otro lugar, siempre con la esperanza de poner fin a nuestra insignificante y limitada existencia. Pero continuamos atrapados en ese conflicto interno que implica seguir modelos, ya sean de creación propia o impuestos por algún líder o autoridad religiosa; aceptamos ciegamente la autoridad con la esperanza de que se disipen las sombras de nuestros propios conflictos, desdichas y luchas. Pero ningún líder ni ninguna autoridad podrá liberar nunca al hombre. Creo que la historia lo refleja con total claridad; ustedes, que viven en este país, lo saben perfectamente, quizá mejor que nadie.

  … La revolución interior, vital, es el resultado de la comprensión y no de la compulsión. La inteligencia no reconoce riqueza ni pobreza. Yo no hablo ni a los ricos ni a los pobres, ni a los afortunados ni a los menos afortunados. Hablo a los individuos y les digo que necesitan comprender el proceso de la vida porque ellos, como individuos, están atrapados en el sufrimiento. Como individuos, son los creadores del medio social, de la moralidad, de las relaciones. Debemos pues, considerar al hombre integralmente y no tan sólo en uno de sus aspectos. Mientras no exista esa profunda comprensión del proceso de la individualidad, el mero cambio no despertará la inteligencia. Si de verdad discernimos esto, no buscaremos, como individuos, la felicidad mediante las diversas crueldades y los absurdos que llamamos la civilización moderna.

   … Si usted comprende la absoluta necesidad de esta revolución interior, de este cambio de voluntad, ayudará de modo natural y espontáneo a producir el orden correcto, la acción y conducta apropiadas. Ante todo, no defienda a otro, especialmente en relación con esta clase de cosas. Usted sabe, cuando hay integridad no hay división, no hay opuestos. Solo cuando la mente es insuficiente en sí misma, crea opuestos tales como el misticismo y el ocultismo. Para mí, un hombre que está atrapado en el misticismo como en algo opuesto al ocultismo, jamás puede comprender qué es la verdad. Usted no puede dividir la vida en mística y oculta. La vida es una totalidad completa, una plenitud, una integridad. No puede fragmentarla y decir que esta es una parte de ella y esta es otra parte. Solo cuando la mente y el corazón estén por completo libres de todos los opuestos, comprenderá usted qué es esa acción perdurable.”

    J. Krishnamurti

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