“… Amigos: Nuestra
búsqueda misma de una comprensión de la vida, de su significado, nuestra lucha
por abarcar toda la esencia de la vida o de descubrir la verdad, destruye
nuestra comprensión. En esta plática voy a tratar de explicar que donde existe
una búsqueda con el fin de comprender la vida, de descubrir su significado, esa
búsqueda misma pervierte nuestro juicio.
… Para ver lo que
realmente uno es, resulta vital que haya libertad, liberación de todo el
contenido de nuestra conciencia, siendo el contenido de la conciencia todas las
cosas acumuladas por el pensamiento; liberación del contenido de la propia
conciencia, de los enojos y la brutalidad, del orgullo y la arrogancia;
liberarse de todas estas cosas en las que estamos atrapados es meditación. El
mismo ver lo que uno es constituye el principio de la transformación. La
meditación implica el fin de toda lucha, de todo conflicto interno y, por
tanto, externo. En realidad, no existe lo interno o externo, es como el mar con
su flujo y reflujo.
… Hasta que no abordemos el problema social
y los problemas religiosos y económicos como una totalidad global, no como algo
dividido, sino más bien viendo la sutil conexión que existe entre los problemas
que llamamos religiosos, sociales o económicos; hasta que veamos esta real
conexión, la íntima y sutil relación que hay entre los tres, cualquiera que sea
el problema que podamos tener, no vamos a resolverlo. No haremos otra cosa sino
incrementar la lucha. Aunque podamos pensar que hemos resuelto un problema, ese
problema surge otra vez de una manera diferente, y así proseguimos durante toda
la vida resolviendo problema tras problema, una lucha tras otra, sin comprender
jamás totalmente el significado pleno de nuestro vivir.
… Decimos que las religiones unifican. Al
contrario. Miren el mundo fraccionado en sectas pequeñas y estrechas, luchando
unas con otras para aumentar el número de sus miembros, sus riquezas, sus
posiciones, sus autoridades, pensando cada una de ellas que es la verdad. Hay
tan sólo una verdad, pero no podemos llegar a ella por medio de ninguna secta,
de ninguna religión. Para descubrir qué es verdadero y qué es falso en la
religión, ustedes no pueden ser máquinas, no pueden aceptar las cosas tal como
son. Las aceptarán si están satisfechos con ellas, y en tal caso no me
escucharán y mi plática será inútil. Pero si están insatisfechos, les ayudaré a
cuestionar correctamente; gracias al cuestionamiento descubrirán qué es la
verdad, y en ese descubrimiento de lo verdadero sabrán cómo vivir ricamente,
completamente, extáticamente, no con esta constante lucha, batallando contra
todo para la propia seguridad, a la cual llaman virtud.
… A este proceso de ir
de una escuela de pensamiento a otra, de un sistema de pensamiento a otro, de
un Maestro a otro, lo llaman "búsqueda de la verdad". En otras
palabras, van de una idea a otra idea, de un sistema de pensamiento a otro,
acumulando, esperando comprender la vida, desentrañar su significado, sus
luchas; y cada vez declaran que han encontrado algo. Y bien, espero que a final
de mis pláticas no dirán que han encontrado algo, porque tan pronto han
encontrado algo ya están perdidos; es un ancla a la que la mente se aferra. Por
lo tanto, cesa ese movimiento eterno, esa búsqueda de la cual voy a hablar.
Casi todas las mentes
buscan con un fin definido, se mueven con este definido deseo de encontrar y,
una vez establecido este deseo, ustedes encontrarán algo. Pero no será algo
vivo, será una cosa muerta la que encontrarán; por consiguiente, la desecharán
para volverse hacia otra. Y a este proceso de escoger continuamente, de
descartar continuamente, ustedes lo llaman adquisición de sabiduría, de
experiencia, o búsqueda de la verdad. Es probable que casi todos hayan venido aquí
con esta actitud, consciente o inconscientemente; por eso dedican su
pensamiento a la mera búsqueda de esquemas y confirmaciones, al deseo de
afiliarse a un movimiento o formar grupos, sin la claridad de lo que es
fundamental, sin tratar de comprender qué significan estas cosas esenciales de
la vida. Por lo tanto, como dije, no estoy exponiendo un ideal para que lo
imiten, una meta que deban encontrar, sino que mi propósito es más bien el de
despertar ese pensamiento, mediante el cual la mente pueda liberarse de estas
cosas que hemos establecido, que hemos dado por hecho que son verdaderas.
… No puede haber una
lucha entre la luz y la oscuridad. La ilusión da origen al conflicto, no entre
ella misma y la realidad, sino entre sus propias creaciones. Jamás hay
conflicto entre la inteligencia y la estupidez.
… Ahora bien, me parece que lo que estamos
haciendo la mayoría de nosotros es muy desafortunado. Tratando de comprender
nuestras diarias luchas y miserias separadamente; es decir, por la gradual acumulación
de conocimiento, creemos que comprenderemos la totalidad de la vida. Pero
reuniendo muchas partes no se hace lo íntegro. Juntando hojas, ramas, un tronco
y algunas raíces, no tendréis un árbol y, sin embargo, eso es lo que estamos
haciendo. Abordamos los problemas de la vida separadamente, no como un proceso
unitario; y lo íntegro no puede comprenderse mediante el conocimiento
analítico, acumulativo. El conocimiento tiene su lugar, pero el conocimiento se
convierte en un impedimento, en una completa barrera para el descubrimiento de
la verdad en su totalidad, en su belleza, para lo cual la mente ha de ser
extraordinariamente sencilla.
… En el momento en que luchamos contra la
esclavitud creamos otra esclavitud. Pero si somos capaces de comprender todo el
proceso psicológico de esa lucha, no simplemente aquello que nos ata ahora,
sino cómo se originaron los motivos, las implicaciones y todo su trasfondo,
tanto consciente como inconsciente, en esa profunda comprensión encontraremos
la libertad; no tenemos que «volvernos» libres.”
J. Krishnamurti
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