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LA SOCIEDAD, DONDE HAY INJUSTICIA, SOLO PUEDE CAMBIAR SI CAMBIAN LOS SERES HUMANOS QUE LA HAN CREADO.

 

   “… Tenemos que abandonar todas nuestras conclusiones y teorías y ver de verdad, con nuestro propio sentido de la vista, lo que está sucediendo en el mundo. Hay enemistad, conflicto, injusticia, interminables guerras nacionales y lingüísticas, divisiones religiosas; hay violencia por doquier, y un sufrimiento inmenso. Por otro lado, es un hecho evidente que las religiones han dividido a la humanidad en hindúes con sus creencias, cristianos con sus doctrinas, musulmanes con su fe, budistas, etc. Las religiones, que no son sino creencias organizadas y propaganda, con sus rituales, sus libros sagrados, sus maestros y salvadores, han separado a la gente y sembrado la fragmentación en la mente humana. Luego está la división de nacionalidades, los indios enfrentados a los paquistaníes; los rusos, los alemanes, los americanos, los vietnamitas ... Y existen, además, la rebelión de los jóvenes contra el orden establecido, una aterradora injusticia social, pobreza, brutalidad y horrores inexpresables.

    … evidentemente es necesario un cambio, una transformación, una revolución interna. Para realizar esa transformación tenemos que examinar de cerca lo que es nuestra vida, sin escapar de ella, sin distraernos con creencias y aseveraciones teóricas, pero sí observar de cerca lo que nuestra vida es en realidad, y ver si es posible transformarla completamente. Con esa transformación puede que afectemos la naturaleza y la cultura de la sociedad. Tiene que ocurrir un cambio en la sociedad, porque existen tantos males e injusticias sociales, y hay una parodia aterradora de la adoración, etc. Pero el cambio en la sociedad es de importancia secundaria; eso ocurrirá en forma natural e inevitable cuando, como seres humanos, uno en relación con otro, realicemos ese cambio en nosotros mismos.

    … Tomemos, por ejemplo, la cuestión de la guerra. Ustedes saben, son muchísimos los que discuten la justicia y la injusticia de la guerra. Por cierto, no puede haber dos maneras de considerar esa cuestión. La guerra, defensiva u ofensiva, es fundamentalmente injusta. Ahora bien, para reflexionar con respecto a eso, la mente debe estar, desde el principio, enteramente libre de la enfermedad del nacionalismo. No podemos pensar de manera fundamental, directa y simple, a causa de los prejuicios que han sido explotados durante tanto tiempo, so pretexto del patriotismo con todos sus absurdos. Así, a través de los siglos, hemos creado numerosos hábitos, tradiciones, prejuicios que impiden al individuo pensar de modo esencial y completo acerca de vitales problemas humanos.

    … Todos estamos familiarizados con la ira. ¿Cómo puede uno comprenderla y disolverla? Si usted considera que sus creencias, sus ideas y opiniones son de la mayor importancia, entonces está forzado a reaccionar violentamente cuando se las cuestiona. Si en vez de aferrarse a las creencias y opiniones, empieza a cuestionarlas y se pregunta si son esenciales para su comprensión de la vida, entonces, gracias a la comprensión de las causas de la ira, ésta llega a su fin. De ese modo, uno comienza a disolver sus propias resistencias, que originan conflicto y dolor. Esto requiere, a su vez, gran seriedad. Estamos acostumbrados a controlarnos por razones sociológicas o religiosas, o por conveniencia, pero para erradicar la ira se necesita una profunda percepción alerta. 

    … La vida es seria; uno tiene que dedicarle completamente su mente y su corazón; hay tanta confusión en el mundo; hay corrupción en la sociedad y las diversas divisiones y contradicciones religiosas y políticas. Hay gran injusticia, tristeza y pobreza, no sólo la pobreza exterior sino también interna. Cualquier hombre serio, bastante inteligente y no sólo sentimentalmente emocional, al ver todo esto, ve la necesidad de cambiar. El cambio, o bien es una revolución psicológica completa en la naturaleza del ser humano total, o es una simple tentativa de reformar la estructura social. La verdadera crisis en la vida del hombre, de usted y yo, es si esa revolución psicológica completa puede realizarse independientemente de la nacionalidad y de toda división religiosa.

    … Lo importante es descubrir por qué buscan ustedes a Dios, ya que cuando son felices o cuando aman, no buscan el amor, la felicidad. Entonces no creen en el amor, son el amor. Sólo cuando no hay alegría ni felicidad, tratan de buscarlas. Ustedes buscan a Dios porque se dicen: "No puedo comprender esta vida con su desdicha, su injusticia, sus explotaciones y crueldades, con su amor cambiante y sus constantes incertidumbres. Si pudiera comprender la realidad que es Dios, entonces todas estas cosas llegarían a su fin".

     J. Krishnamurti