Translate

VER EL HECHO SIN TRATAR DE ALTERARLO, SÓLO VER LO QUE UNO DE VERDAD ES, RESULTA UNA ASOMBROSA REVELACIÓN

      “… ¿Cuál es el estado de tranquilidad natural? ¿Cómo da uno naturalmente con él? Si yo quiero escuchar lo que usted está diciendo, mi mente debe hallarse quieta; esa es una cosa natural. Si yo quiero ver claramente algo, la mente no debe estar parloteando.

   … Es evidente que el conocimiento propio no consiste simplemente en aprender una forma particular de pensar. Tampoco se basa en ideas, creencias o conclusiones; debe ser algo vivo, de lo contrario no es conocimiento propio; se convierte en mera información. Hay una gran diferencia entre información o conocimiento acumulado y sabiduría, que significa darse cuenta del proceso de nuestros pensamientos y sentimientos. La mayoría estamos atrapados en la información, en el conocimiento superficial, y por eso somos incapaces de profundizar en cualquier problema. Para descubrir todo ese proceso de conocimiento propio, uno debe observarse en la relación; la relación es el único espejo a nuestra disposición, un espejo que no distorsiona, un espejo en el que se puede ver con exactitud y precisión cómo el pensamiento se revela a sí mismo. El aislamiento que mucha gente busca es una fuerte resistencia oculta en contra de la relación, y como es obvio, el aislamiento impide comprender la relación, la relación con las personas, con las ideas y con las cosas. Mientras no conozcamos ‘lo que realmente es’, a saber, cuál es nuestra relación con la propiedad, con la gente, con las ideas, es evidente que habrá confusión y conflicto.

   … Conocerse uno mismo es el propósito de toda educación. Sin conocimiento propio, dedicarse meramente a almacenar datos o a tomar apuntes para pasar los exámenes es una forma estúpida de vivir. Puede que uno sea capaz de citar pasajes del Bhagavad Gita, los Upanishads, el Corán o la Biblia, pero a menos que se conozca a sí mismo estará repitiendo palabras igual que un loro. En cambio, en el momento en que empiece a conocerse a sí mismo, por poco que sea, habrá iniciado un extraordinario proceso de creatividad. Es todo un descubrimiento verse de pronto a uno mismo tal como realmente es: codicioso, peleón, irritable, envidioso, estúpido. Ver el hecho sin tratar de alterarlo, sólo ver lo que uno de verdad es, resulta una asombrosa revelación. A partir de ahí puede profundizar más y más, infinitamente, porque conocerse uno mismo no tiene fin.

   A través del conocimiento propio uno empieza a descubrir lo que es Dios, lo que es la verdad, lo que es ese estado sin tiempo. El profesor puede transmitirle el conocimiento que él mismo ha recibido de sus profesores, y puede que no apruebe los exámenes, obtenga una licenciatura, etc., pero sin conocerse a sí mismo como conoce su propia cara en el espejo, el resto del conocimiento tiene muy poca importancia. Las personas cultas que no se conocen a sí mismas en realidad son muy poco inteligentes; no saben lo que es pensar, lo que es la vida. Por eso es importante que el educador se eduque a sí mismo, educarse en el verdadero sentido de la palabra, lo cual significa que debe conocer cómo funcionan su mente y su corazón, verse a sí mismo exactamente cómo es en el espejo de la relación. El conocimiento propio es el principio de la sabiduría; en el conocimiento propio está todo el universo, abarca todas las luchas de la humanidad.

   … Creemos que somos muy intelectuales si podemos citar innumerables obras de innumerables autores, si hemos leído muchas variedades diferentes de libros y tenemos la capacidad de correlacionarlos y explicarlos. Pero ninguno de nosotros, o muy pocos, tenemos una concepción intelectual que sea original. Habiendo cultivado el así llamado intelecto, toda otra capacidad, todo otro sentimiento se han perdido, y tenemos el problema de cómo originar un equilibrio en nuestras vidas, a fin de tener no sólo la más alta capacidad intelectual y ser capaces de razonar objetivamente, de ver las cosas exactamente como son, de no estar ofreciendo interminablemente opiniones acerca de teorías y códigos, sino de pensar por nosotros mismos, de ver muy fielmente, por nosotros mismos, lo falso y lo verdadero. Y esta es, a mi entender, una de nuestras dificultades, la incapacidad de ver, no solo las cosas externas, sino también la clase de vida interna que uno tiene, si es que tiene siquiera alguna.

   … Cuanto más arriba estamos, más seguridad queremos, más estabilidad, más tranquilidad; queremos que nos dejen en paz, que las cosas se mantengan exactamente como están; pero no pueden mantenerse como están, porque no hay nada que mantener, todo se está desintegrando. No queremos afrontar estas cosas, no queremos afrontar el hecho de que usted y yo somos los responsables de las guerras, aunque ambos hablemos de paz, demos conferencias o nos sentemos alrededor de una mesa y conversemos; en nuestro interior, en lo psicológico, anhelamos poder, posición; nuestra motivación es la codicia. Somos manipuladores, nacionalistas; dependemos de creencias, de dogmas, y por ello estamos dispuestos a morir y a destruirnos unos a otros. ¿Creen que esa clase de personas, como usted y yo, puede tener paz en este mundo? Para que haya paz debemos ser pacíficos, y vivir en paz significa no crear antagonismos; la paz no es un ideal. Para mí un ideal es un simple escape, una evasión.

   Para tener paz tenemos que amar, tenemos que empezar no a vivir una vida ideal, sino a ver las cosas como son y actuar en consecuencia, a transformarlas. Mientras cada uno de nosotros siga buscando seguridad psicológica, destruiremos la seguridad física que necesitamos: comida, ropa y un techo. Buscamos una seguridad psicológica que no existe; aun así, si podemos, tratamos de conseguirla a través del poder, nombre, de la posición, de los títulos, todo lo cual destruye la seguridad física. Si lo observan, verán que es un hecho obvio.

   … Si son lo bastante afortunados y descubren cómo escuchar, cómo ver, entonces encontrarán por sí mismos que hay una bendición en el acto mismo de ver, en el acto mismo de escuchar; no la bendición de un dios, no existe la bendición de los dioses ni la bendición de las plegarias ni la de los templos. Es una bendición que adviene sólo cuando uno sabe cómo amar.” 

    J. Krishnamurti

                
            Audiotexto:

           


SIN CONOCIMIENTO PROPIO, SIN CONOCEROS A VOSOTROS MISMOS, NO PUEDE HABER COMPRENSIÓN DE LA VIDA

    “… Cuando realmente lo consideren, percibirán que la mente está buscando todo el tiempo certidumbres, seguridades; busca la certidumbre de una meta, de una conclusión, de un propósito en la vida. Ustedes preguntan: “¿Existe un plan divino, hay una predeterminación, no hay libre albedrío? ¿No podemos nosotros realizar ese plan, tratar de comprenderlo, guiarnos por él?” En otras palabras, quieren seguridad, certidumbre, de modo que la mente y el corazón puedan moldearse conforme a eso, ajustarse a ello. Y cuando preguntan por el sendero hacia la verdad, lo que en realidad buscan es una garantía, certidumbre, seguridad.

   Cuando hablan de un sendero hacia la verdad, ello implica que la verdad, esta realidad viva, no se encuentra en el presente, sino en alguna parte distante, en alguna parte del futuro. Ahora bien, para mí la verdad es realización plena, y para esa realización no puede haber senderos. Parece pues, al menos me lo parece a mí, que la primera ilusión en la que están atrapados es este deseo de asegurarse, este deseo de certidumbre, este preguntar por un sendero, por un camino, por un modo de vivir mediante el cual puedan alcanzar la meta deseada, o sea, la verdad. Esa convicción de que la verdad existe solamente en el futuro distante, implica imitación. Cuando preguntan qué es la verdad, en realidad piden que se les indique el sendero que conduce hacia la verdad. Después quieren saber qué sistema deben seguir, qué método, qué disciplina, para que los ayude en el camino hacia la verdad.

   Para mí, no hay sendero que conduzca hacia la verdad; la verdad no es para ser comprendida a través de ningún sistema, de ningún sendero. Un sendero implica una meta, un objetivo estático y, por lo tanto, un condicionamiento de la mente y del corazón para ese objetivo, lo cual exige, necesariamente, disciplina, control, espíritu adquisitivo. Esta disciplina, este control, se vuelven una carga; nos despojan de nuestra libertad y condicionan nuestra acción en la vida diaria. Preguntar sobre la verdad implica estar buscando una meta, un objetivo estático. Y el hecho de que estamos buscando una meta muestra que vamos a la búsqueda de seguridad, de certidumbre. Para alcanzar esta certidumbre, la mente desea un sendero, un sistema, un método que pueda seguir, y pensamos que esta seguridad la encontraremos condicionando el corazón y la mente mediante la autodisciplina, el autocontrol, la represión.

   Pero la verdad es una realidad que no puede ser comprendida siguiendo ningún sendero. La verdad no es un condicionamiento, un moldeado de la mente y del corazón, sino una plenitud constante, una plenitud en la acción. El hecho de que pregunten acerca de la verdad, implica que creen en un sendero hacia la verdad, y esta es la primera ilusión en la que están atrapados. En eso hay espíritu imitativo, distorsión. Ahora, por favor, no digan: “sin un objetivo, sin un propósito, la vida se vuelve caótica”. Quiero explicarles la falsedad de este concepto. Digo que cada uno debe descubrir por sí mismo qué es la verdad, pero esto no significa que cada uno debe establecer para sí mismo un sendero, que cada uno debe recorrer un sendero particular. No significa eso en absoluto; significa que cada uno debe comprender por sí mismo la verdad. Espero que vean la diferencia entre ambas cosas. Cuando uno tiene que comprender, descubrir, experimentar con la vida, un sendero se convierte en un obstáculo. Pero si uno tiene que abrirse un sendero para sí mismo, entonces hay un punto de vista particular, un punto de vista estrecho, limitado. La verdad es el movimiento del devenir eterno; por lo tanto, no es un objetivo, no es estática. En consecuencia, la búsqueda de un sendero se origina en la ignorancia, en la ilusión. Pero cuando la mente es flexible, cuando se ha liberado de creencias y recuerdos, del condicionamiento de la sociedad, entonces, en esa acción, en esa flexibilidad, está el movimiento infinito de la vida.

   … No podemos encontrar a Dios, no hay camino que nos conduzca a él. El hombre ha inventado muchos senderos, muchas religiones, muchas creencias, salvadores y maestros, los cuales, según cree le ayudarán a encontrar la dicha que no es pasajera. La desgracia de la búsqueda está en que ella despierta alguna fantasía de la mente, alguna visión que la mente ha proyectado y medido a base de cosas conocidas. El amor que el hombre busca es destruido por su comportamiento en la vida. No podemos llevar un arma en una mano y a Dios en la otra. Dios es solo un símbolo, una palabra que realmente ha perdido su sentido porque las iglesias y los lugares dedicados a adorarle lo han destruido. Por supuesto, si uno no cree en Dios, es igual que el creyente; ambos sufren y pasan por el infortunio de una vida corta y vana; y la amargura de cada día convierte la vida en una cosa sin sentido. La realidad no se halla al final de la corriente del pensamiento, y el corazón vacío se llena con las palabras del pensamiento. Llegamos a ser muy listos inventando nuevas filosofías, y entonces nace la amargura con el fracaso de ellas. Inventamos teorías con el objeto de alcanzar lo ulterior. Y el devoto va al templo y se pierde en las fantasías de su propia mente. El monje y el santo no descubren la realidad porque ambos son parte de una tradición, de una cultura que los reconoce como tales, santos y monjes.

   … Esto requiere, realmente, ser considerado con detenimiento; y espero que aquellos de vosotros que se fastidian con este tipo de aclaraciones escucharán pacientemente. En primer término, no es cuestión de creencia. No tenéis que creer lo que yo digo, lejos de ello. Si creéis lo que digo, tanto peor para vosotros, no para mí. Me utilizaréis entonces como una nueva autoridad que os brinde resguardo y solaz. Yo no digo más que esto: que sin conocimiento propio, sin conoceros a vosotros mismos, no puede haber comprensión de la vida. Eso no exige creencia. Exige vigilancia de parte vuestra, no creencia en lo que yo digo. Establezcamos bien claramente ese punto, pues yo pienso que el creer es un impedimento para la comprensión de la verdad, lo que no significa que debáis volveros ateos; el ateísmo es otra forma de creencia. Entender, en cambio, el proceso total del hecho de creer, del porqué de vuestras creencias, es el comienzo de la sabiduría.”

    J. Krishnamurti

                
            Audiotexto:

           


LA VERDAD ES SIEMPRE NUEVA, POR LO TANTO, ES INTEMPORAL

   “… Yo no puedo guiarle hacia la verdad, nadie puede hacerlo. Tiene que descubrirla en cada momento del día, mientras viva, encontrarla mientras camina por la calle o viaja en el metro, mientras discute con su esposa o su esposo, mientras está solo sentado tranquilamente o contemplando las estrellas. Cuando descubra lo que es la verdadera meditación sabrá lo que es la verdad; pero una mente que está preparada, supuestamente educada, condicionada para creer o no creer, que se autodenomina hindú, cristiana, comunista o budista, esa mente nunca descubrirá lo que es la verdad, aunque busque durante mil años. Así, ahora bien, lo importante es que la mente sea libre, ¿puede la mente ser libre?

   ¿Entienden la cuestión? ¿Puede la mente ser completamente libre, o está condicionada por su misma naturaleza? Si la naturaleza de la mente es estar condicionada, en ese caso no tiene ninguna posibilidad de descubrir lo que es la verdad, aunque siga repitiendo que hay o no hay un Dios, que esto es bueno y aquello es malo; todo esto estará dentro del patrón de una determinada cultura. Para averiguar la verdad sobre esa cuestión, uno debe investigar por sí mismo si la mente puede ser realmente libre. Yo digo que puede serlo, que la mente puede ser realmente libre, pero no se trata de que lo acepte o lo rechace. Puede que sea verdad o que solo sea una opinión, una ilusión o una fantasía mía. Usted no puede basar su vida en el descubrimiento, la fantasía, la ilusión de otro, o en una simple idea; usted tiene que averiguarlo.

   … La verdad es un hecho, y el hecho puede comprenderse sólo cuando las distintas cosas que han sido puestas entre la mente y el hecho son eliminadas. El hecho es la relación que tiene usted con la propiedad, con su esposa, con los seres humanos, con la naturaleza y las ideas; y en tanto no comprenda el hecho de la relación, su búsqueda de Dios sólo aumenta la confusión, porque esa búsqueda es un sustituto, un escape, y no tiene sentido. Mientras domine a su mujer y ella lo domine, mientras posea y sea poseído, no puede usted conocer el amor, mientras esté reprimiendo, sustituyendo, mientras sea ambicioso, no puede conocer la verdad.

   Conoce la verdad sólo aquel que no busca, que no lucha, que no trata de obtener un resultado [...]. La verdad no es continua, no tiene lugar permanente, puede ser vista sólo de instante en instante. Es siempre nueva, por lo tanto, es intemporal. Lo que fue verdad ayer no es verdad hoy, lo que es verdad hoy no es verdad mañana. La verdad no tiene continuidad. La mente es la que desea hacer continua la experiencia que ella llama verdad, y una mente así no conocerá la verdad, que es siempre nueva, que está en ver la misma sonrisa y ver esa sonrisa de un modo nuevo, en ver la misma persona y verla de un modo nuevo, en ver de un modo nuevo las palmeras ondulantes; la verdad está en enfrentarse de un modo nuevo a la vida.

   … De modo que el problema es: Soy un hombre lógico y, no obstante, siento que existe algo misterioso, pero no puedo aprehenderlo. Puedo entenderlo, puedo verlo lógicamente, pero no puedo contenerlo en mi corazón, en mi mente, en mis ojos, en mi sonrisa. El interlocutor dice: ayúdeme. Si se me permite señalar algo, no pida ayuda a nadie, porque todo el afán está en usted y en usted está todo el misterio, si es que existe un misterio. Todo aquello por lo que el hombre ha luchado, todo lo que ha buscado, encontrado, descartado como ilusión, todo eso forma parte de su conciencia. Cuando usted pide ayuda, perdóneme si señalo esto, lo hago con el mayor respeto, no cínicamente, cuando pide ayuda está solicitando algo de afuera, solicita algo de otro. ¿Cómo sabe que el otro tiene esa condición de la verdad? A menos que usted mismo la tenga, jamás sabrá si el otro la tiene o no.

   Por lo tanto, y esto lo digo con gran afecto y solicitud, lo primero es que, por favor, no pida ayuda. Si la pide, entonces los sacerdotes, los gurús, los intérpretes, todos ellos lo ahogarán con su verborrea. Mientras que, si mira el problema, ve que el problema es este: ‘El hombre durante siglos y siglos ha estado a la búsqueda de algo sagrado, de algo no corrompido por el tiempo, por todos los afanes del pensamiento. Lo ha buscado, lo ha deseado con ansia, se ha sacrificado, se ha torturado físicamente, ha ayunado por semanas, pero no lo ha encontrado’. Entonces viene alguien y dice: “yo te lo mostraré, yo te ayudaré”. Con lo cual uno está perdido. Vea, cuando usted pregunta si hay algo profundamente misterioso, sagrado; el misterio existe sólo como un concepto, pero si lo descubre ya no es más un misterio, es algo que está mucho más allá de todo concepto de misterio.

   … No podéis hallar la verdad por intermedio de nadie. ¿Cómo lo podríais? La verdad, por cierto, no es cosa estática, no tiene morada fija, no es un fin, una meta. Por el contrario, ella es viviente, dinámica, alerta, animada. ¿Cómo podría ser un fin? Si la verdad es un punto fijo ya no es la verdad, es entonces una mera opinión. La verdad es lo desconocido, y una mente que busca la verdad jamás la encontrará. Porque la mente está formada de lo conocido, es el resultado del pasado, del tiempo; cosa que podéis observar por vosotros mismos. La mente es el instrumento de lo conocido, y de ahí que no puede hallar lo desconocido; sólo puede moverse de lo conocido a lo conocido. 

   Cuando la mente busca la verdad, la verdad sobre la que ha leído en libros, esa “verdad” es autoproyectada; pues entonces la mente sólo anda en busca de lo conocido, de algo “conocido” más satisfactorio que lo anterior. Cuando la mente busca la verdad, lo que busca es una proyección de sí misma, no la verdad. Un ideal, después de todo, es autoproyectado, es ficticio, irreal. Lo real es aquello que es, no lo opuesto. Pero una mente que busca la realidad, Dios, busca lo ya concebido, lo conocido. Cuando pensáis en Dios, vuestro Dios es la proyección de vuestra propia concepción, el resultado de influencias sociales. Sólo podéis pensar en lo conocido, no podéis pensar en lo desconocido, no podéis concentraros en la verdad. En el momento en que pensáis en lo desconocido, ello es simplemente lo conocido, una proyección de “mí mismo”. En Dios o en la verdad no se puede pensar. Si pensáis al respecto, no es la verdad.”

    J. Krishnamurti

             Audiotexto:

           


EL ENEMIGO Y EL AMIGO SON EL RESULTADO DE NUESTRO PENSAMIENTO Y NUESTRA ACCIÓN

    “… En un mundo de confusión y discordia, cuando la gente se toma vitalmente en serio sus creencias e ideales, ¿puede haber verdadera cooperación entre grupos que creen en cosas diferentes y trabajan por ideales distintos? Si uno de ustedes creyera firmemente en una idea, y otro, movido por su ardiente fe obrara en sentido opuesto, ¿podría haber tolerancia, amistad entre uno y otro? ¿O el concepto de que cada cual debe seguir su propio camino es falso? La idea de cultivar la hermandad y la tolerancia en medio del conflicto, ¿es imposible e hipócrita? Si alimento fuertes creencias, convicciones y esperanzas, ¿puedo, a pesar de eso, establecer una relación superficial de amistad y tolerancia con otro que se opone diametralmente a mi concepción de la vida? Si puedo hacerlo tiene que haber un compromiso, un debilitamiento de lo que para mí es verdadero, a fin de ceder ante el otro que circunstancialmente es más poderoso que yo. Esto no hace sino crear más confusión. El cultivo de la tolerancia es tan solo una proeza intelectual y, por lo tanto, carece de toda significación profunda y conduce a la negligencia, a la pobreza del ser.

   … La comprensión no tiene nada que ver con la tolerancia. Usted no ama grandemente a nadie cuando lo tolera, ¿verdad? La tolerancia es cosa del intelecto. Usted dice: “la verdad tiene muchísimos aspectos, muchísimos senderos. Todos los senderos conducen a la verdad, sea cual fuere el método o modo que uno emplee”. Así, habiendo creado una teoría, procede a ser tolerante con esa teoría, con las personas que la siguen. Mientras que, la comprensión es completa, en ella no existe la tolerancia que, desde mi punto de vista, es una cosa tan falsa. Una persona, o bien vive en la ilusión, o no vive en la ilusión. Pero a causa de que no podemos ser verdaderamente amigables, inventamos la palabra tolerancia.

   Porque el caso es que ustedes están en desacuerdo conmigo, con lo que expreso; pienso que casi todos lo están, no sacudan las cabezas, lo están, de lo contrario sus acciones serían diferentes. Y yo no soy tolerante con ustedes. Si yo fuera alguien superior a ustedes, si yo les dijera, intelectualmente hablando: “ustedes también llegarán a esa verdad desde su propia ilusión particular”, entonces sería tolerante. Pero yo digo que no pueden saber qué es la verdad mediante ninguna ilusión: la ilusión de las ceremonias, de los Maestros, de la disciplina, mediante ninguna de estas cosas. Por lo tanto, no hay tolerancia. No es que yo no sea amigable, no es que quiera persuadirlos a que adopten mi modo de comprensión. Vea, cuando hay verdadero afecto, uno no es tolerante. Usted no es tolerante en su amor, es tolerante con el hombre que piensa distinto de usted. A causa de que no hay comprensión, ustedes han inventado esta palabra tolerancia o usan una palabra aún más grande, hermandad.

   No ven que sólo hay dos cosas: ¿verdad e ilusión? El hombre que comprende la verdad, no es tolerante con una ilusión. La ilusión es una ilusión. Él la comprende, y la comprende sólo cuando descubre el verdadero valor de esas ilusiones. Si usted no lo descubre, entonces tendrá que ser tolerante respecto de esas ilusiones. Para expresarlo de manera diferente: cada uno de ustedes desea seguir su propio sendero particular y estrecho, ya sea el nacionalista, el capitalista, el de las diferencias de clase o el de las diferencias religiosas o temperamentales. Desean perseguir de manera individualista su propio sendero estrecho, y tienen que inventar las palabras tolerancia y hermandad para mantenerse dentro de límites decentes. Mientras que, si estuvieran libres de todas estas limitaciones, si realmente estuvieran luchando contra eso, destruyendo eso, no serían tolerantes, serían verdaderamente amigables porque habría comprensión.

   Ahora desean aferrarse a sus propias banderas nacionalistas y se sienten tan exaltados cuando lo hacen, que cuando otro hace la misma cosa, tienen que ser tolerantes con él. Si no tuvieran banderas, si internamente estuvieran vacíos, desnudos de esas cosas, entonces comprenderían la verdadera sabiduría, a la cual no puede llegarse por esta estrecha idea de la hermandad o la tolerancia.

   … Usted se convierte en aquello mismo contra lo que combate, no hay duda [...]. Si yo estoy furioso y usted me enfrenta con furia, ¿cuál es el resultado? Más furia. Usted se ha convertido en aquello que soy yo. Si soy malo y usted me combate con el mal, significa que también usted se vuelve malo, por justo que pueda sentirse. Si soy brutal y usted usa métodos brutales para vencerme, entonces se ha vuelto tan brutal como yo. Y esto es lo que hemos hecho durante miles de años. Por cierto, hay una manera de abordar esto, distinta a la de enfrentarse con odio al odio. Si uso métodos violentos para calmar la furia que hay en mí, entonces estoy usando malos medios para un buen fin y, debido a eso, el buen fin deja de ser tal. De este modo no hay comprensión, no trasciende la furia. La furia debe ser estudiada con tolerancia y comprendida, no puede ser vencida por medios violentos. Ella puede ser el resultado de muchas causas y, sin comprenderlas, no hay manera de escapar de la furia.

   Nosotros hemos creado al enemigo, al bandido, y el hecho de convertirnos nosotros mismos en el enemigo, de ninguna manera origina el fin de la hostilidad. Tenemos que comprender la causa de la hostilidad y dejar de alimentarla con nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. Esta es una tarea ardua que requiere constante percepción alerta de nosotros mismos, y una inteligente flexibilidad, porque aquello que somos, eso es la sociedad, el Estado. El enemigo y el amigo son el resultado de nuestro pensamiento y nuestra acción. Somos los responsables de crear enemistad, por eso es más importante darnos cuenta de nuestros propios pensamientos y actos, que interesarnos en el enemigo y el amigo, porque el recto pensar pone fin a la división. El amor trasciende al amigo y al enemigo. 

    No amáis la vida, amáis el pasado, y la vida nada tiene que ver con el pasado. La vida, como las aguas corrientes, siempre sigue adelante, sin detenerse ni estancarse.

    Si quisierais hallar alguna cosa nueva, experimentar algo que no es una proyección de vuestra imaginación, vuestra mente debe estar libre. Debe ser capaz de ver algo nuevo.”

     J. Krishnamurti 

                
            Audiotexto:

           


MEDITACIÓN ES DARSE CUENTA SIN ELECCIÓN DE TODO LO QUE HAY ALREDEDOR Y DENTRO DE UNO

   “… Si usted puede prestar atención completa sin estar absorto en algo y sin sentido alguno de exclusión, entonces descubrirá qué es meditar, porque en esa atención no hay esfuerzo, ni división, ni lucha, ni búsqueda de un resultado. De este modo, la meditación es un proceso por el cual la mente se libera de todos los sistemas, y puede conceder atención sin estar absorta en algo, y sin hacer esfuerzo alguno para concentrarse. 

   … La meditación significa ser consciente, darse cuenta de lo que uno está haciendo, de lo que está pensando, de lo que está sintiendo, darse cuenta sin opción alguna, observar y aprender. Meditar significa ser consciente del propio condicionamiento, cómo ha sido condicionado por la sociedad en la que vive, en la que se ha educado, por la propaganda religiosa; ser consciente sin elección alguna, sin distorsión, sin desear ser diferente. De ese darse cuenta surge la atención, la capacidad de estar completamente atento, entonces hay libertad para ver las cosas como realmente son; sin distorsión, la mente se vuelve lúcida, clara y sensible. Una meditación así genera una cualidad en la mente que permanece en completo silencio. Uno puede seguir hablando de esa cualidad, pero no tiene ningún sentido a menos que sea un hecho.

   … La verdadera meditación es la forma más alta de inteligencia; no consiste en sentarse en un rincón con las piernas cruzadas y los ojos cerrados, mantenerse con la cabeza y los pies arriba, o lo que sea que hagan. Meditar es estar completamente atento cuando uno camina, cuando viaja en autobús, cuando está trabajando o cuando está en la cocina; darse plena cuenta de las palabras que emplea, de los gestos que hace, de la manera en que habla, en que come, y de la forma en que manipula a la gente. Meditación es darse cuenta sin elección de todo lo que hay alrededor y dentro de uno. Si están así de atentos a la propaganda política y religiosa que se difunde sin cesar, a la infinidad de influencias que hay a su alrededor, verán como rápidamente las comprenden y se liberan de cualquier influencia en el momento en que aparece. Sin embargo, muy pocos son los que llegan tan lejos, porque están tremendamente condicionados por sus tradiciones.

   …Es necesario meditar para descubrir si la vida tiene algún significado. Y la meditación consiste también en echar los cimientos de una conducta recta, recta en el sentido de precisa, no conforme a un ideal, no según un patrón o alguna fórmula, sino una acción que tiene lugar cuando hay observación completa de aquello que ocurre dentro de uno mismo. Y a través de la meditación, tenemos que establecer una relación correcta entre los seres humanos, lo cual implica una relación exenta de conflicto. El conflicto existe cuando hay una división entre las dos imágenes, cosa que ya hemos discutido muchísimo, la imagen que uno tiene del otro y la que el otro tiene de uno. Y en la meditación no tiene que haber ninguna clase de temor psicológico y, por lo tanto, ello significa la terminación del dolor; y tiene que existir aquello de que hemos hablado anteriormente, compasión y amor. Esa es la base, esos son los cimientos de la meditación. Sin eso, pueden ustedes sentarse bajo un árbol con las piernas cruzadas por el resto de sus vidas, pueden respirar apropiadamente, ya conocen todos los trucos que uno juega, pero ninguna de estas cosas va a ayudarlos.

   …Probablemente han jugado ustedes con la meditación: la meditación trascendental, la meditación tibetana, la meditación hindú, la meditación budista, la meditación zen..., tal vez seriamente, tal vez con ligereza. Hasta donde puede uno entenderlo, todo el concepto de estas meditaciones es que el pensamiento debe ser controlado, que deben ustedes tener una disciplina, que deben someter sus propios sentimientos a algo diferente de ‘lo que es’, ejerciendo para ello el control, una constante vigilancia.

   … La percepción inteligente acerca de las modalidades del deseo es conocimiento propio. El conocimiento propio es el principio de la meditación.

   … Para mí la meditación es algo que nada tiene que ver con lo que sus libros y sus gurús le han enseñado; la meditación es el proceso de comprender la propia mente. Si no comprende su propio pensar, es decir, si no se conoce a sí mismo, cualquier cosa que piense tiene muy poco significado; sin los cimientos del conocimiento propio el pensar conduce a la desdicha. Cualquier pensamiento tiene un significado, y si la mente no es capaz de ver ese significado, no solo de uno o dos pensamientos, sino de cada pensamiento en el instante en que surge, entonces el simple hecho de concentrarse en una idea, en una imagen o en una serie de palabras concretas, a lo cual generalmente se llama «meditación», es una forma de autohipnosis.

   … Así, nuestro problema no estriba en buscar lo incognoscible, sino en comprender los procesos acumulativos de la mente, la cual siempre es lo conocido. Y esa es una ardua tarea, requiere atención, requiere una percepción, una captación constante en la que no haya sentido alguno de distracción, de identificación, de condenación; es estar con lo que es. Sólo entonces puede la mente estar serena, quieta. Ninguna clase de meditación o disciplina puede aquietar la mente, en el verdadero sentido de la palabra. Sólo cuando la brisa cesa, el lago entra en calma. No podéis aquietar el lago. Nuestra tarea no es pues, la de buscar lo incognoscible, sino la de comprender la confusión, la agitación, la desdicha que hay en nosotros. Y entonces surge misteriosamente ese ‘algo’ en el que hay júbilo, dicha.

   … Así pues, meditar es purificar la mente de su actividad egocéntrica. Y si usted ha llegado hasta aquí en la meditación, hallará que hay silencio, un vacío total. La mente ya no está contaminada por la sociedad, ya no se encuentra sujeta a ninguna influencia ni a la presión de deseo alguno. Está completamente sola y, al estar sola, nada la afecta, es inocente. En consecuencia, existe una posibilidad de que se manifieste aquello que es intemporal, eterno. Todo este proceso es meditación.”

    J. Krishnamurti

            Audiotexto:

           


¿POR QUÉ A PESAR DEL ENORME POTENCIAL DEL ESPÍRITU HUMANO EN SUS MOMENTOS MÁS SUBLIMES Y CREATIVOS NO PODEMOS VIVIR EN ARMONÍA UNOS CON OTROS?

   ... ¿Qué falla en nosotros? ¿Somos los seres humanos fundamentalmente imperfectos, profundamente irracionales? Desde mucho antes de que empezáramos a computarlas, ya había guerra tras guerra entre vecinos, entre tribus o ciudades, y más tarde entre naciones y alianzas de naciones. ¿Ha existido alguna vez un período sin ningún conflicto en el mundo? ¿Por qué después de tantos años de convivencia en este mundo de tal belleza natural seguimos sin estar en armonía con él? ¿Por qué a pesar del enorme potencial del espíritu humano en sus momentos más sublimes y creativos no podemos vivir en armonía unos con otros?

   ... ¿Es posible realmente vivir en paz? En el mundo no hay paz, lo que hay es caos, desorden, enorme peligro, terrorismo. El dolor y la confusión existen siempre en el mundo; hay siempre en él este problema de lucha y sufrimiento. Llegamos a ser conscientes de este conflicto, de este dolor, cuando nos afecta personalmente o cuando está inmediatamente a nuestro alrededor, como lo está ahora. Los problemas de la guerra han existido antes, pero a la mayor parte de nosotros no nos han interesado porque estaban muy lejanos y no nos afectaban personal y profundamente, pero ahora la guerra está a nuestras puertas y esto parece dominar la mente de la mayor parte de la gente.

   Creo que cada grupo que auspicia la guerra siempre dice que esta es para protegerse a sí mismo. Siempre ha habido guerras, ofensivas y defensivas, pero hay guerras que han constituido un juego peculiar y monstruoso a través de los siglos. Y a pesar de que infortunadamente se nos considera educados y cultos, todavía disfrutamos de las más salvajes prácticas de carnicería. ¿Podríamos pues, penetrar en la cuestión de lo que es esta violencia excesiva, esta agresión del hombre? ¿Podríamos ver si es del todo posible que estemos libres de ella?

   ... Como cristianos, ustedes manifiestan amar a su prójimo, eso es el ideal. ¿Qué sucede en realidad? El amor no existe, sino que tenemos miedo, hay dominación, crueldad y todos los horrores y absurdos del nacionalismo y la guerra. En teoría es una cosa y en los hechos es todo lo contrario. Pero si dejan de lado por el momento sus ideales y de verdad se enfrentan a lo real, si en vez de vivir en un futuro romántico afrontan sin ilusión alguna lo que tiene lugar en todo instante, entregando a ello por completo la mente y el corazón, entonces actuarán y conocerán el movimiento de la realidad. Ahora están confundiendo los hechos con las teorías. Han separado lo real de lo teórico, de las esperanzas y los anhelos. Cuando se enfrentan con lo real, hay acción; pero si escapan hacia ideales, hacia la seguridad de la ilusión, entonces no actuarán. Cuanto mayor es el ideal, mayor es su poder de mantener al hombre en una ilusión, en una prisión. Sólo comprendiendo el movimiento profundo de la vida con todo su sufrimiento y su felicidad, la mente puede liberarse de las ilusiones y los ideales. Cuando la mente se halla mutilada por las esperanzas y los anhelos que se convierten en ideales, no puede comprender el presente. Pero cuando comienza a liberarse de estas esperanzas e ilusiones respecto del futuro, entonces la acción despertará esa inteligencia que es la vida misma, el devenir eterno.

   ... Ahora bien, una inteligencia así, cuando está despierta, puede cooperar verdaderamente, no con las estupideces, sino con otras inteligencias. Tomemos, por ejemplo, lo que ocurre en relación con la guerra. Para comprender toda la cuestión de la guerra debemos pensar, desde el principio mismo, no según un punto de vista nacionalista, racial o de clase. La guerra es intrínsecamente mala. En tanto la inteligencia esté funcionando, no hay excusa para la guerra. Pero, como estamos gobernados principalmente por los políticos, los explotadores y gente por el estilo, nos vemos forzados a una guerra tras otra, y se esgrimen múltiples razones para explicar la inevitabilidad y necesidad de las guerras. Mientras no pensemos de manera clara y fundamental, desde el principio mismo, con respecto a esta cuestión, un día estaremos a favor de la paz y al día siguiente estaremos a favor de la guerra, porque no hemos descubierto por nosotros mismos, fundamentalmente, las espantosas crueldades, los odios raciales, las explotaciones que dan origen a la guerra. Cuando haya una inteligencia despierta, no solo de parte de ustedes, sino también de los políticos, de los gobernantes, solo entonces habrá paz.

   ... Mientras queramos que nuestros hijos sean poderosos, que tengan mayores y mejores colocaciones, que tengan más y más éxito en la vida, no hay amor en nuestros corazones, porque el culto al éxito estimula el conflicto y la miseria. Amar a los hijos significa estar en completa comunión con ellos, es tratar de que reciban la clase de educación que les ayude a ser sensibles, inteligentes e integrados.

   ... Uno de nuestros mayores problemas es el dolor. Hemos aceptado el dolor como una forma de vida, lo mismo que hemos aceptado la guerra como una forma de vida; guerra no solo en el campo de batalla, sino guerra dentro de nosotros mismos, la perpetua lucha, tanto interna como externa. Hemos aceptado el dolor como un modo de vivir, pero nunca nos hemos preguntado si es del todo posible terminar con él por completo.

   ... La crisis no está fuera, en la economía, en la guerra, en la bomba, en los políticos o los científicos, sino que la crisis está dentro de nosotros, está en nuestra conciencia. Hasta que comprendamos bien a fondo la naturaleza de esa conciencia e investiguemos, ahondemos profundamente en ella descubriendo por nosotros mismos si en esa conciencia puede haber una mutación total, el mundo seguirá creando más desdicha, más confusión, más horror. De modo que nuestra responsabilidad no radica en alguna forma de acción altruista de tipo económico o político, sino en comprender la naturaleza de nuestro ser, comprender por qué los seres humanos que han vivido en esta bella y exquisita tierra han llegado a ser lo que son. 

   ... Solo el amor, solo la buena voluntad, solo la misericordia puede traer orden y paz finalmente y, por lo tanto, ahora.

    J. Krishnamurti

            Audiotexto:

           


LA BÚSQUEDA DE LA VERDAD ES INDIVIDUAL, NO UN ASUNTO DE CONGREGACIONES

   “… Usted pregunta: ¿puede el pensamiento del mundo ser cambiado sin una organización cuyo propósito sea presentar constantemente sus ideas al público? Naturalmente no, una organización resulta necesaria, es obvio. Así que no necesitamos discutir eso. Pero cuando usted habla de una organización, creo que se refiere a una cosa por completo diferente. Para convertir a las personas a ciertas ideas, para forzarlas, para incitarlas mediante la opinión, mediante las presiones, a adoptar cierto método, ciertas ideas, para ese propósito tienen que formarse organizaciones, no sólo con el fin de que impriman libros y los distribuyan. Así es como están constituidas todas las religiones, así es como los seguidores destruyen a los maestros, haciendo de sus enseñanzas dogmas absolutos que se convierten en la autoridad para la explotación. Para ese propósito es necesaria la clase indebida de organización. Pero si usted está interesado en estas ideas que estoy exponiendo, ayudará naturalmente a imprimir y distribuir libros, pero sin el deseo de convertir, de explotar a la gente.

   Ustedes no pueden seguir a nadie, incluyéndome a mí. Gracias a su propia comprensión espontánea, crearán cualquier organización que sea necesaria. Pero si se les impone una organización, se volverán meros esclavos de esa organización y serán explotados. Como hay tantas organizaciones que ya los están explotando, ¿de qué sirve agregarles otra más? Lo importante es que cada uno de ustedes comprenda fundamentalmente, y de esa comprensión surgirá una organización genuina que no impedirá la plena realización del individuo. Yo no estoy contra todas las organizaciones. Estoy contra aquellas que impiden la realización individual, especialmente esa organización llamada religión, con sus temores, sus creencias y sus intereses creados. Se supone que ayudan al hombre, pero de hecho obstruyen profundamente su verdadera realización. 

   … ¿Por qué existen estos intérpretes? ¿Qué hay de tan difícil en lo que yo digo, que ustedes no puedan comprenderlo por sí mismos? Recurren a los intérpretes y comentaristas porque no quieren reflexionar plenamente, a fondo. Tal como acuden a otros para que los saquen de sus dificultades, de su confusión; así están obligados a crear autoridades, intérpretes, los que sólo habrán de confundirlos más aún en lo que piensan. Entonces, una vez confirmados, ustedes me formulan esta pregunta. Ustedes mismos crean a estos intérpretes y dejan que los confundan.

   Ahora bien, con relación a los compañeros del pasado, me temo que se han separado de mí hace mucho tiempo. Hay algunos amigos cercanos que trabajan conmigo y me ayudan, pero los compañeros de mi juventud pertenecen al pasado. La amistad y la cooperación profundas pueden existir sólo donde hay verdadera comprensión. ¿Cómo puede haber cooperación verdadera y acción de la amistad, entre un hombre que piensa que la autoridad es necesaria y uno que considera que la autoridad es perniciosa? ¿Cómo puede haber compañerismo entre un hombre que piensa que la explotación forma parte de la naturaleza humana, y otro que sostiene que es reprensible y perversa? ¿Entre un hombre que está atado por creencias, teorías y dogmas, y uno que discierne la falacia que ello implica? ¿Cómo puede haber cualquier trabajo en común entre un hombre que genera y estimula la neurosis, y otro que intenta destruir la causa de la misma?

    No tengo una enseñanza secreta, no tengo clases reservadas. Lo que digo aquí al público, lo repito en mis conversaciones y entrevistas individuales. Pero estos autonombrados compañeros e intérpretes tienen sus propios intereses personales que moler y a ustedes les gusta ser molidos. Pueden reírse, pero esto es exactamente lo que ocurre, ustedes me escuchan y después vuelven a sus líderes, a fin de que ellos interpreten para ustedes lo que he dicho. No consideran lo que digo pensándolo a fondo por sí mismo. Indudablemente, el pensar por sí mismos acerca de lo que digo, sería más directo y claro. Pero cuando comienzan a pensar por sí mismos clara y directamente, a ello debe seguir la acción; y para eludir la acción drástica se dirigen a sus líderes, quienes los ayudan a no actuar. Y así, debido a su propio deseo y por no actuar claramente, mantienen a estos intérpretes con sus posiciones, sus autoridades y sus sistemas de explotación.

    Lo que importa profundamente es que se liberen de creencias, dogmas y limitaciones, de modo tal que puedan vivir sin conflicto con otro individuo, con la sociedad. La verdadera relación y moralidad es posible sólo cuando se han disuelto por completo las barreras y las resistencias.

   … Las organizaciones religiosas se vuelven tan fijas y rígidas como los pensamientos de quienes pertenecen a ellas. La vida es un cambio constante, un devenir continuo, una incesante revolución; y debido a que una organización jamás puede ser flexible, es un impedimento para el cambio, se vuelve retrógrada para protegerse. La búsqueda de la verdad es individual, no un asunto de congregaciones. Para comunicarse con lo verdadero es indispensable la soledad, no el aislamiento, sino la libertad con respecto a toda influencia y opinión. Las organizaciones del pensamiento se vuelven, inevitablemente, obstáculos para el pensamiento.

   Cuando usted mismo está atento, ve que la codicia del poder es casi inagotable en una así llamada organización espiritual; esta codicia se halla disimulada bajo toda clase de palabras que suenan muy agradables, pero la llaga corrosiva de la avaricia, el orgullo y el antagonismo es alimentada y compartida por todos. De esto surgen el conflicto, la intolerancia, el sectarismo y otras lamentables manifestaciones. 

   … Como dije al principio de mis pláticas, no estoy realmente interesado en atacar a la sociedad de ustedes. Al decir esto no vuelvo a lo que ya he dicho. Pienso que todas las organizaciones espirituales son un obstáculo para el hombre, porque uno no puede encontrar la verdad por medio de ninguna organización.”

     J. Krishnamurti

            Audiotexto:

           


SÓLO CUANDO NOS LIBERAMOS DEL MIEDO EXISTE ESA CUALIDAD INTERNA DE LA COMPRENSIÓN

   “… Estamos apegados a tantas cosas, a nuestro gurú, al conocimiento acumulado, al dinero, a las creencias con que hemos vivido, a los ideales, al recuerdo de nuestro hijo o hija, etc. Ese recuerdo es uno mismo; todo nuestro cerebro está lleno con la memoria y uno está atado a toda esta conciencia. Eso es un hecho. Viene la muerte y dice: “este es el fin de tu apego”. Y tenemos miedo, miedo de librarnos completamente de todo eso, miedo de la muerte, de separarnos de todo lo que tenemos. Uno puede inventar y decir: “continuaré en la próxima vida”, pero, ¿qué es lo que continúa? ¿Comprenden mi pregunta? ¿Qué significa ese deseo de continuar? ¿Existe en absoluto una continuidad, excepto la de todas las cosas acumuladas por el pensamiento?

   … ¿Por qué existe el miedo a la muerte? El miedo existe cuando nos aferramos a la continuidad. La acción incompleta engendra el miedo a la muerte. Este existirá mientras exista el deseo de continuidad en el carácter, en la acción, en la capacidad, en el nombre y demás. En tanto haya acción en busca de un resultado, tiene que existir el pensador que busca la continuidad. El miedo surge cuando esta continuidad se ve amenazada por la muerte. Hay pues, miedo a la muerte mientras existe el deseo de continuidad. Lo que continúa se desintegra. Cualquier forma de continuidad, por noble que sea, es un proceso de desintegración. En la continuidad jamás hay renovación, y solo en la renovación hay libertad respecto del miedo a la muerte. Si viéramos la verdad de esto, veríamos la verdad en lo falso. Entonces habría liberación respecto de lo falso. Entonces no habría miedo a la muerte. De este modo, el vivir, el experimentar, está en el presente y no es un medio de continuidad.

   … La mayor parte de los hombres viven dominados por el miedo a lo desconocido, a la superstición, al prejuicio, a los deseos, por el temor a los dioses, creencias, sistemas y filosofías. Un hombre civilizado o culto no debe temer nada, pues mantengo que el ser verdaderamente culto, en el estricto sentido de la palabra, en el que la estoy empleando, es la más alta forma de la conquista espiritual. Ese hombre, en verdad, se ha libertado y ha dejado penetrar en su corazón las aguas de vida; y de la misma manera que las aguas vagan, así vaga por el mundo sin desear nada, sin temer nada, sin querer cosa alguna para sí; y a eso se puede llegar solamente si la meta es el árbitro definitivo, la autoridad absoluta; tal hombre es sencillo, puro, es diáfano y sereno cual la montaña al despuntar el día, porque ha llegado a librarse de toda experiencia, y ha pasado a través de todas ellas. Ese hombre ha completado su vida, porque ha dejado que esta pinte el cuadro que ella quiere, y no lo ha hecho él con sus estrecheces y sus limitaciones, desfigurándola y corrompiéndola.

   … Ser rico interiormente es mucho más difícil que ser rico y famoso en el mundo externo; se necesita mucho más cuidado, mucha más atención. Si tiene un poco de talento y sabe cómo explotarlo, se hará famoso; pero la riqueza interna no se consigue de esa manera. Para ser internamente rico, la mente debe comprender y descartar todas las cosas que no son importantes, como el deseo de ser famoso. La riqueza interna implica permanecer solo, y quien quiere ser famoso tiene miedo a estar solo, porque depende del halago y de la buena opinión de la gente.

   … Nos damos cuenta de que la vida es desagradable, dolorosa, triste; deseamos alguna clase de teoría, alguna clase de especulación o satisfacción, alguna clase de doctrina que explique todo esto, y así quedamos atrapados en explicaciones, palabras, teorías, y gradualmente las creencias echan raíces muy profundas y se vuelven inconmovibles, porque detrás de esas creencias, de esos dogmas, está el miedo constante a lo desconocido. Pero jamás miramos ese miedo, le volvemos la espalda. Cuanto más fuertes son las creencias, más fuertes los dogmas. Y cuando examinamos estas creencias, la cristiana, la hindú, la budista, etc., encontramos que dividen a la gente.

   … ¿Por qué hacemos todo esto, obedecer, seguir, copiar? ¿Por qué? Porque le tenemos miedo a la incertidumbre interna. Deseamos estar seguros, seguros financieramente, seguros moralmente; deseamos que nos aprueben, poder gozar de una posición segura, no tener que enfrentarnos jamás con la dificultad, con la pena, con el sufrimiento; queremos estar cercados por una valla de seguridad.

   Así, el miedo nos hace obedecer, consciente o inconscientemente, al Maestro, al líder, al sacerdote, al gobierno. El miedo también ejerce control sobre nosotros para que no hagamos algo que podría perjudicar a otros, puesto que seríamos castigados. Así que detrás de todas estas acciones, de estas búsquedas, de esta codicia, se esconde el deseo de certidumbre, de sentirnos a salvo. Por lo tanto, sin resolver el miedo, sin liberarnos de él, el mero obedecer o ser obedecido significa muy poco; lo que tiene sentido es comprender este miedo de día en día y ver cómo se revela en sus diferentes formas. Sólo cuando nos liberamos del miedo existe esa cualidad interna de la comprensión, esa soledad creativa en la que no hay acumulación de conocimientos o de experiencias; únicamente eso nos da una claridad extraordinaria en la búsqueda de lo real.

   … Así pues, una de las dificultades para producir una revolución en uno mismo es la tremenda energía que se requiere, y que muy pocos de nosotros tienen, porque la energía, en este sentido, significa percibir. Para ver cualquier cosa con mucha claridad uno debe prestar toda su atención, y no es posible prestar toda la atención si surge la menor sombra de miedo; miedo económico, o miedo social, que es miedo de la opinión pública. Debido a que tenemos miedo, pensamos que la realidad o Dios es algo lejano, es algo celestial, algo por lo cual debemos esforzarnos y buscar a ciegas; ya saben todos esos trucos que empleamos para evadirnos del conflicto de nuestra vida diaria hacia algo que llamamos paz, bondad o Dios. Esa es nuestra situación actual, ¿verdad?

     … Permanecer, estar con el miedo significa no evadirse, no buscar su causa, no racionalizarlo o trascenderlo. Permanecer con algo significa eso. Como estar contemplando la luna, mirándola simplemente.”

     J. Krishnamurti

                
            Audiotexto:

           


¿EXISTE UNA ENERGÍA QUE PUEDA PASAR POR EL CAMPO DEL TIEMPO SIN QUE EL TIEMPO LA AFECTE?

   “… Descubran. Trabajen. Pongan en ello su enorme energía; ustedes tienen una energía tremenda, no necesitan más. Les tomó muchísima energía llegar aquí. Si uno puede señalarlo respetuosamente, empleen un poco de esa energía para investigar esto. Cuando ustedes desean algo van tras ello. Eso significa que uno no debe ser indolente, tiene que ser activo, un poco al menos. Y no hay nadie para ayudarlos, ni herramienta ni instrumento ni líder, nadie que los ayude. Deben quedarse realmente sin ayuda alguna, indefensos, para encontrar lo verdadero. No sé si comprenden eso. Si están indefensos, en verdad indefensos, eso significa que no hay ayuda posible de nadie, ningún libro, ninguna persona, ningún entorno. Cuando se encuentran en ese estado de verdadera indefensión, entonces tiene lugar algo diferente. Entonces comienzan a ver las cosas.

   El interlocutor pregunta qué le dará la urgencia, la energía para moverse en dirección a la verdad. ‘En dirección a la verdad’ implica que la verdad ya está allá. (Risas). Yo no me estoy riendo, no soy irrespetuoso ni cínico, pero es así; cuando usamos palabras como dirección, eso ya está allá, ya es algo preconcebido, ya existe allá a causa de nuestro propio convencimiento o porque alguien nos lo ha dicho, etc. La verdad es realmente una tierra sin senderos. Y puede existir sólo cuando el miedo y todas esas cosas no existen. 

   … Gracias a la percepción alerta de nosotros mismos, comenzamos a descubrir y, por lo tanto, a comprender la causa del miedo, no solo del miedo superficial, sino de los miedos causales profundos y acumulativos.

   … Vean lo que la mente ha hecho. Ella no ha sido capaz de resolver ‘lo que es’, de modo que ha malgastado su energía tratando de escapar de ello, lo ha reprimido, lo ha analizado, explicado, etc. Cuando no ha gastado su energía, cuando ha permanecido completamente con ‘lo que es’, la mente dispone de toda esa energía. ¿Comprenden? Ni una pizca de energía se ha desperdiciado. No hay un escapar, un nombrar, no hay intento alguno de superar lo que es, de reprimirlo, de hacer que se amolde a un patrón, etc. Todas esas cosas son una disipación de energía.

   Ahora bien, cuando no hay tal disipación, la mente está llena de esta energía y observa realmente lo que es. ¿Existe entonces ‘lo que es’? ¿Hay confusión entonces? Ver todo eso no es solo la verdad, sino la sabiduría de ello. Y gracias a esa sabiduría adviene la inteligencia que operará en la vida cotidiana, que no creará confusión, ¿comprenden? Puede que haga algo en momentos de negligencia, pero lo corregirá de inmediato. Por lo tanto, esa inteligencia opera todo el tiempo. No es mi inteligencia ni la inteligencia de ustedes. Puede haber una forma por completo diferente de abordar este problema. La tradición comienza por lo psicosomático, la postura, el control respiratorio, y gradualmente pasa por diversas formas de concentración hasta el pleno despertar de la energía. Este es el método aceptado. ¿No existe un modo de despertar esta energía sin pasar por todas estas prácticas?

    … Usted comienza por este extremo antes que por el otro, siendo este extremo tiempo, control, energía, perfección, balance perfecto. Todo esto me parece como tratar con una parte muy pequeña de un campo muy vasto. La tradición concede gran importancia al pasado, a la respiración, a la postura correcta. Todas estas cosas están limitadas a un rincón del campo, y a través de ese rincón usted espera obtener la iluminación. El rincón se vuelve entonces una treta. Por medio de alguna clase de acrobacias psicosomáticas se espera que uno atrape la luz, la totalidad del universo. Yo no creo que ahí esté la iluminación, no a través de un rincón. Eso es como ver el cielo por una pequeña ventana y no salir jamás para mirarlo directamente. Siento que ese modo es un modo absurdo de abordar algo que es absolutamente inmenso, intemporal.

   … Yo quiero abordar todo esto de una manera por completo diferente. Para hacerlo es necesario descartar todo cuanto se ha dicho al respecto. Veo que el rincón es como una vela a la luz solar. La luz de la vela se mantiene muy cuidadosamente encendida mientras brilla el sol. Usted no se interesa en la luz del sol, sino que se ocupa en encender la vela.

   Hay otras cosas envueltas en esto; está el despertar de la energía que hasta ahora ha sido desperdiciada. En la acción de centralizar la energía, de acumularla en su totalidad, están involucradas la atención y la completa eliminación del tiempo. Pienso que estos son los factores principales; el tiempo, una atención no forzada que no es concentración, que no está centrada en torno a una parte, y la acumulación de energía. Pienso que estas son las cosas fundamentales que uno ha de comprender, porque la iluminación debe consistir y consiste en abarcar y comprender esta vida inmensa, siendo la vida, el vivir, el morir, el amar; es todo este afán, y el ir más allá de él. Los maestros tradicionales también están de acuerdo en que uno debe tener la atención para ir más allá del tiempo. Pero ellos son los adoradores del rincón. Ellos utilizan el tiempo para ir más allá del tiempo.

   … Mire, yo conozco la energía, la causa de la energía, el cese de la energía. Conozco la energía como el resultado de vencer la resistencia, conozco la energía del dolor, la energía del conflicto, de la esperanza, de la desesperación; están todas en el campo del tiempo. Y esa es la totalidad de mi conciencia. Entonces pregunto, ¿existe una energía no sujeta al tiempo, una energía que no se encuentre en absoluto dentro del campo del tiempo? ¿Existe una energía que pueda pasar por el campo del tiempo sin que el tiempo la afecte? Eso es muy interesante; el hombre debe haberse formulado esta pregunta por siglos, y al no poder hallar una respuesta, postuló a Dios y lo situó fuera del campo del tiempo.

   … Pero colocar a Dios fuera del campo del tiempo es invitar a Dios dentro del campo del tiempo. Y, por tanto, todo eso es parte de la conciencia. Y eso se deteriora. Se deteriora, si es que puedo utilizar esa palabra, porque pertenece al tiempo, porque es divisible. Y mi mente, que es divisible, deseando hallar una energía intemporal, procede a formular una energía a la que llama Dios y adora eso. Todo ello está en el campo del tiempo. Pregunto pues, ¿existe alguna otra energía que no sea del tiempo? ¿Comprende?”

    J. Krishnamurti

                
            Audiotexto:

           


VER LAS COSAS COMO SON LIBERA LA MENTE

   “… Me pregunto si habéis pensado alguna vez sobre la cuestión de lo que significa mirar, ver. ¿Es meramente cuestión de percepción visual, o es que el ver, el mirar, es algo mucho más profundo que la mera acción de ver? Para la mayoría de nosotros, el ver implica lo inmediato, lo que pasa hoy y lo que va a pasar mañana; y lo que va a pasar mañana está coloreado por el ayer. Nuestro mirar es pues, muy estrecho, muy miope, confinado, y nuestra capacidad de mirar es muy limitada. Creo que, si quiere uno mirar, ver más allá de las colinas, de las montañas, de los ríos y de los verdes campos, más allá del horizonte, debe haber cierta clase de libertad. Requiere una mente muy firme, y una mente no es firme cuando no es libre. Y me parece muy importante que tengamos esta capacidad de ver, no meramente lo que queremos ver, no lo que es agradable según nuestras estrechas y limitadas experiencias, sino el ver las cosas como son; ver las cosas como son libera la mente. Es por cierto una cosa extraordinaria el percibir de manera directa, sencilla, total.… 

   ... Como somos seres sociales, tenemos que mirar primero la sociedad, ver cuál es su estructura y su naturaleza. No es posible vivir solo; incluso si uno se retira al Himalaya, se vuelve ermitaño o sannyasi no puede vivir solo. Estamos relacionados unos con otros y esa relación crea esa estructura que llamamos sociedad, y esa estructura es la que controla la relación. Es decir, usted y yo estamos relacionados, estamos en comunión el uno con el otro, y desde esa comunión, esa relación, creamos y edificamos esa estructura llamada «sociedad».

   Esa sociedad controla nuestras mentes, moldea nuestros corazones y nuestras acciones; no importa si vive en una sociedad comunista, en una sociedad hindú o cristiana. La sociedad, con su estructura, moldea la mente de todos los seres humanos, ya sea de forma consciente o inconsciente; la cultura en la cual vivimos, con sus tradiciones, religiones, su política, su educación, etc., tanto en el pasado como en el presente, modela nuestro pensamiento. Así pues, para producir una verdadera revolución debe haber una revolución y una crisis en la conciencia, y es necesario cuestionar la estructura de la sociedad.

   … La revolución religiosa no tiene nada que ver con una reacción; su único propósito es afrontar un hecho y terminar con él. Se trata de darse cuenta de que nuestras relaciones y nuestra estructura social están basadas en una insólita apreciación de valores como la ambición, la codicia, la envidia, y erradicarlo en nosotros completamente, terminar con ello total y absolutamente. Ese es el principio de la revolución religiosa, y no la persecución de esa idea que uno llama «Dios». Sin estos cimientos, ¿cómo puede uno llegar lejos?, ¿cómo puede descubrir si existe algo más allá de las palabras y de las divisiones, más allá del condicionamiento del hombre? Sin duda, señores, están alimentando eso que llamamos «la moralidad social», la cual permite que uno sea ambicioso, envidioso, codicioso, prepotente, etc. Pero desde esa moralidad, esa virtud, ¿cómo puede encontrar algo más allá de toda virtud, más allá del tiempo?

… En todo el mundo hay una inmensa pobreza. Tomemos el ejemplo de Asia, donde también hay una tremenda riqueza; al igual que en este país, hay crueldad, sufrimiento, injusticia, una forma de vida carente de amor. Al ver todo esto, ¿qué puede hacer uno? ¿Cuál es la forma correcta de afrontar estos innumerables problemas? En todo el mundo las religiones han puesto énfasis en el crecimiento personal, la práctica de la virtud, la aceptación de la autoridad, la necesidad de seguir determinados dogmas y creencias, y de hacer grandes esfuerzos para adaptarse. No solo en el ámbito religioso, sino también en el ámbito social y político, siempre está esa constante necesidad de mejorar en lo personal: «Debo ser más noble, más amable, más considerado, menos violento».

   La sociedad, con la ayuda de la religión, ha desarrollado una cultura de crecimiento personal en el sentido más amplio de la palabra. Eso es lo que cada uno de nosotros trata de hacer todo el tiempo, intentamos mejorar personalmente, lo cual implica esfuerzo, disciplina, conformidad, aceptación de la autoridad, afán competitivo, búsqueda de sensación de seguridad, intentos por justificar la ambición. Es evidente que mejorar personalmente produce algunos resultados visibles, hace que uno esté más predispuesto socialmente, que sea importante en la sociedad; pero eso es todo. El crecimiento personal no revela la verdad suprema. Creo que es muy importante comprender esto.

  … La inteligencia no es discernimiento, ni juicio o evaluación crítica. La inteligencia es el ver `lo que es´. Lo que es cambia constantemente, y cuando el acto de ver está anclado en el pasado, cesa la inteligencia del ver. Entonces el peso muerto de la memoria, y no la inteligencia de la percepción, es lo que dicta la acción. El acto de ver todo esto de una ojeada es meditación. Y para ver tiene que haber silencio, y de este silencio emana la acción que es enteramente distinta de las actividades del pensamiento.

   … Uno puede ver cómo las creencias religiosas, políticas, nacionales y de diversos otros tipos, separan a los hombres, cómo crean conflicto, confusión y antagonismo, lo cual es un hecho evidente; y sin embargo, no estamos dispuestos a renunciar a ellas. Os gusta creer que hay un Dios que atiende con solicitud a vuestras pequeñeces. Es obvio que este pensamiento es infantil y sin madurez. Creéis que el Gran Padre está observando a cada uno de nosotros. Eso es simple proyección de vuestro gusto personal. La verdad debe ser algo enteramente diferente.

   … La educación no es la simple adquisición de conocimientos, ni coleccionar y correlacionar datos, sino ver la significación de la vida como un todo. Pero el todo no se puede entender desde un solo punto de vista, que es lo que intentan hacer los gobiernos, las religiones organizadas y los partidos autoritarios.

   … Existe un solo problema político, y este consiste en llevar a cabo la unión entre los seres humanos.  

    J. Krishnamurti

            Audiotexto: