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PARA ENCONTRAR LA REALIDAD NO TIENE QUE HABER EXIGENCIA, NI PETICIÓN, NI SÚPLICA

     “… No se trata de lo que yo diga sobre la oración, porque entonces eso se convierte meramente en una opinión frente a otra, y la opinión no tiene validez, pero lo que podemos hacer es descubrir cuáles son los hechos.

   «Yo le ruego a Dios, y mis plegarias son contestadas.» Vamos a examinar eso. ¿Qué entiende usted por ruego u oración? ¿Reza usted cuando está alegre, cuando es feliz, cuando no hay confusión ni desdicha? Reza cuando hay aflicción, cuando hay confusión, miedo, agitación y su plegaria es súplica, petición. Cuando usted se siente afligido, quiere que alguien lo ayude a salir de la situación, una entidad superior que le eche una mano, y a ese proceso de súplica se le llama oración. Por lo tanto, ¿qué sucede? Usted le presenta a alguien su cuenco de mendicante, no importa quien sea, a un ángel o a su propia proyección, a la que usted da el nombre de Dios.    

   En el momento en que pide limosna, usted obtiene algo, pero si ese algo es real o no, es otra cuestión. Usted quiere que se solucionen su confusión y sus infortunios, así que echa mano de sus frases tradicionales, pone en marcha su devoción, y la continua repetición, sin duda, aquieta la mente. Pero eso no es quietud, la mente es meramente insensibilizada y adormecida. En esa quietud inducida, cuando hay súplica, hay una respuesta. Pero no es en absoluto una respuesta de Dios, procede de su propia proyección ornamental. Ahí tiene la respuesta a la pregunta. Pero usted no quiere inquirir en todo esto, por eso formula la pregunta. Su oración es súplica; a usted sólo le interesa conseguir una respuesta a su plegaria, porque quiere librarse de molestias. Algo le está royendo el corazón, y al rezar, se embota y tranquiliza. En esa quietud artificial hay, obviamente, una respuesta satisfactoria, de otro modo usted la rechazaría. Su oración es satisfactoria y, por lo tanto, es lo que usted mismo ha creado. Es su propia proyección que le ayuda a salir del paso. Esa es una clase de oración.

   Luego está el tipo de oración que busca conscientemente hacer que la mente se sosiegue y sea receptiva y abierta. ¿Cómo puede la mente abrirse cuando está condicionada por la tradición, por el bagaje del pasado? Apertura significa entendimiento, la capacidad de comprender lo imponderable. Cuando la mente se mantiene atada a una creencia no puede abrirse. Cuando se abre a fuerza de voluntad, obviamente cualquier respuesta que reciba será una proyección de sí misma. Sólo cuando la mente está incondicionada, cuando sabe cómo hacerle frente a cada problema conforme se presenta, sólo entonces dejan de existir todos los problemas. Mientras el bagaje histórico continúe, tiene que crear problemas; en tanto haya continuidad, tiene que haber cada vez mayor agitación y desasosiego.

   Psicológicamente oráis, solicitáis, rogáis, y tendréis una respuesta, ¿pero es ella la respuesta de la realidad? Para encontrar la realidad no tiene que haber exigencia, ni petición, ni súplica. Después de todo, sólo rezáis cuando os halláis confusos, cuando estáis afligidos y en desgracia, ¿verdad? No siendo así, no rezáis. Sólo cuando estáis confusos, cuando os sentís miserables deseáis la ayuda de alguien; y la oración, que es un proceso de exigencia, debe necesariamente tener respuesta. La respuesta puede provenir de las capas inconscientes profundas de uno mismo, o puede ser resultado de lo colectivo, pero ella no es, evidentemente, la respuesta de la realidad. Y uno puede ver que, por medio de la plegaria, de una postura, de la constante repetición de ciertas palabras y frases, la mente es aquietada. Cuando la mente, luego de luchar con un problema, está quieta, hay evidentemente una respuesta, pero esa respuesta, a buen seguro, no proviene de aquello que está más allá del tiempo. Vuestra demanda está en la esfera del tiempo, y por lo tanto la respuesta debe también estar dentro de lo temporal. He aquí pues, una parte de la cuestión, siempre que recemos, lo cual es una petición, una exigencia, tiene que haber una respuesta, pero esta no es la respuesta de la realidad. 

   Ahora bien, el que hizo la pregunta desea saber si es posible, por medio de la oración, entrar en contacto directo con Dios, con la realidad. Serenando la mente, forzándola mediante la disciplina o la repetición de palabras, adoptando ciertas posturas, logrando un control y subyugación constantes, ¿es posible, de ese modo, entrar en contacto con la realidad? No, evidentemente. Una mente que se ajusta a las circunstancias, al medio ambiente, al deseo, a la disciplina, jamás puede ser libre. Sólo la mente libre puede descubrir, sólo la mente libre puede entrar en contacto con la realidad.

   … ¿Alguna vez os habéis observado rezando? Os arrodilláis u os sentáis tranquilamente, adoptáis cierta postura física, ¿no es así? O aún, vuestra mente reza mientras camináis. Bueno, ¿qué ocurre en ese proceso? Seguid esto, por favor, y veréis. Cuando rezáis, vuestra mente repite ciertas palabras, ciertas frases cristianas o sánscritas; y la repetición de esas frases aquieta la mente, ¿verdad? Probadlo, y veréis que si proseguís repitiendo ciertas palabras, ciertas frases, las capas superficiales o superiores de la mente resultan aquietadas, lo cual no es verdadera quietud, sino una forma de hipnosis. Ahora bien, ¿qué ocurre cuando la mente superior o superficial es aquietada? Es obvio que las capas más profundas de la mente brindan su intimación, ¿no es así? Todos los niveles más profundos de la conciencia, las acumulaciones raciales, las experiencias individuales, los recuerdos y conocimientos del pasado, todo ello está ahí; pero nuestra vida diaria, nuestras diarias actividades, están tan sólo en la superficie de la mente, y a la mayoría de nosotros no le interesa para nada los niveles más profundos.

   … Cuando hay percepción interna de toda actividad de vuestra mente y vuestro cuerpo, cuando os dais cuenta de vuestros pensamientos, sentimientos, tanto secretos como manifiestos, conscientes e inconscientes, entonces sale de esta percepción una claridad que no es inducida, no es confeccionada por la mente. Y, sin esa claridad, podéis hacer lo que queráis, podéis rebuscar en cielos, en tierra y en las profundidades, mas nunca descubriréis lo que es verdadero.”

    J. Krishnamurti


LA MEDITACIÓN SURGE SOLAMENTE CUANDO HAY UNA COMPLETA TERMINACIÓN DEL CONFLICTO

   “… Dijimos que esta tarde hablaríamos sobre la religión y la meditación. Ambas constituyen un tema muy complejo que requiere mucha paciencia, una investigación dirigida por la duda, sin conclusiones, sin nunca asumir nada, sin nunca aceptar o creer nada. El hombre ha buscado siempre algo más allá de la vida cotidiana con su dolor, placer y sufrimiento; siempre ha deseado encontrar algo más permanente. Y en su búsqueda de esa cosa innominable, ha edificado templos, iglesias, mezquitas. Se han hecho cosas extraordinarias en nombre de la religión. Las religiones han sido responsables de muchas guerras; la gente ha sido torturada, quemada, destruida, porque la creencia ha llegado a ser más importante que la verdad, el dogma más vital que la percepción directa. Cuando la creencia adquiere importancia suprema, entonces estamos deseosos de sacrificarlo todo por ella, y no nos importa que esa creencia sea real o que no sea válida, siempre que nos proporcione comodidad, seguridad, un sentido de permanencia.

   … La meditación surge solamente cuando hay una completa terminación del conflicto. Por lo tanto, donde hay esfuerzo, práctica, control, ninguna forma de meditación tiene sentido. Por favor, no acepten lo que dice quien les habla. Estamos examinando juntos; por lo tanto, es importante que no acepten lo que se dice, sino que lo examinen por sí mismos.

   … La mente debe explorar cada rincón de sí misma, sin dejar ni un recoveco por descubrir, porque si queda un solo rincón oscuro que uno tenga miedo de explorar, de ese rincón surgirá la ilusión. Cuando el cristiano, en su meditación, en su contemplación, ve a Cristo cree que ha logrado algo extraordinario; pero sus visiones son la simple proyección de su propio condicionamiento. Sucede lo mismo con el hindú que se sienta a la orilla del río y entra en un estado de éxtasis; también tiene visiones que nacen de su propio condicionamiento y, por tanto, lo que ve no es en realidad una experiencia religiosa. Sin embargo, a través del darse cuenta a través de la observación sin elección, que sólo es posible cuando la mente tiene espacio para observar, se disuelve cualquier forma de condicionamiento y, entonces, la mente deja de ser hindú, budista o cristiana, porque todas las ideas, las creencias, las esperanzas y los miedos han desaparecido por completo. De ahí surge la atención; no la atención hacia algo concreto, sino un estado de atención en el cual no hay un experimentador y, en consecuencia, no hay experiencia. Comprender esto es muy importante para el hombre que está realmente interesado en descubrir lo que es la verdad, lo que es la religión, lo que es Dios, lo que está más allá de lo que la mente ha creado.

   … Sin conocerse a sí mismo, haga uno lo que hiciere, no es posible el estado de meditación. Entiendo por «conocerse a sí mismo», conocer cada pensamiento, cada estado de ánimo, cada palabra, cada sentimiento; conocer la actividad de la propia mente, no el yo supremo, el gran yo; no existe tal cosa; el yo superior, el atma, sigue estando dentro del campo del pensamiento. El pensamiento es el resultado de nuestro condicionamiento, es la respuesta de nuestra memoria, tanto de la ancestral como de la inmediata. Si no hemos establecido primero, de manera profunda, irrevocable, esa virtud que adviene cuando nos conocemos a nosotros mismos, el mero intento de meditar es totalmente engañoso y absolutamente inútil.

   Por favor, es muy importante que aquellos que son serios, comprendan esto. Ya que, si no lo hacen, su meditación y el vivir factual estarán divorciados, separados, tan ampliamente separados que, aun cuando uno pueda meditar, adoptar posturas indefinidamente por el resto de su vida, no verá más allá de su nariz. Cualquier postura que adopte, cualquier cosa que haga, no tendrá en absoluto sentido alguno.

   … Con «darse cuenta» me refiero a un estado de observación en el que no hay elección; uno simplemente observa «lo que es». Pero uno no puede observar «lo que es» si tiene una idea o una opinión de lo que ve, si opina que es bueno o malo, si de alguna manera valora. Uno debe darse cuenta plenamente de los movimientos de su propio pensamiento, de sus propios sentimientos; observar sus propias actividades, tanto conscientes como inconscientes, sin valorarlas, lo cual exige una mente realmente atenta y dinámica. Sin embargo, la mayoría tenemos mentes embotadas, medio dormidas, sólo determinadas partes están activas; esas partes especializadas desde las que actuamos de forma automática a través de asociaciones, a través de la memoria, igual que un cerebro electrónico. Para estar atento, para ser dinámico y sensible, la mente debe tener suficiente espacio para poder observar sin el trasfondo de lo conocido. Esa es una de las funciones de la meditación, traer a la mente ese extraordinario estado de alerta, de dinamismo y de sensibilidad. ¿Entienden todo esto?

   … De modo que meditación significa vaciar la mente de todas las cosas que ella misma ha acumulado. Si lo hacen, posiblemente no lo harán; no importa, tan sólo escuchen, descubrirán que en la mente hay un espacio extraordinario, ese espacio es libertad. Por tanto, deben tener libertad desde el mismo comienzo, y no sólo esperar con la esperanza de conseguirla al final. Deben buscar el significado de la libertad en sus trabajos, en sus relaciones, en cada cosa que hagan. Si lo hacen descubrirán que la meditación es creación.

   … La vida no es estática, si bien nos gustaría hacer que lo fuera. Ninguna relación es estática, porque toda vida es movimiento. Eso es algo que debemos captar, es una verdad que debe ser vista, percibida, no es algo para argumentar al respecto. Entonces verá usted, a medida que comience a investigarlo, que ese es realmente un proceso de meditación.

   … Pero no se deje hipnotizar por esa palabra. Esté alerta a cada pensamiento para saber de qué fuente brota y cuál es su propósito; eso es la meditación. Y cuando se conoce todo el contenido de un pensamiento, ello revela el proceso total de la mente.” 

   J. Krishnamurti


LA COMPRENSIÓN SÓLO LLEGA, POR CIERTO, CUANDO LA MENTE ESTÁ MUY QUIETA.

   “¿No es necesario, si queremos comprender algo, que la mente esté serena? Si tenemos un problema, él nos preocupa, ¿no es así? Lo ahondamos, lo analizamos, lo desmenuzamos en la esperanza de comprenderlo. ¿Pero es posible comprender por medio del esfuerzo, del análisis, de la comparación, por medio de la lucha mental en cualquiera de sus formas? La comprensión, por cierto, sólo llega cuando la mente está muy quieta. Decimos que cuanto más luchemos con el problema del hambre, de la guerra o con cualquier otro problema humano, cuanto más entremos en conflicto con él, más lo comprenderemos. ¿Pero es eso verdad? Las guerras, el conflicto entre individuos y sociedades, han continuado a través de los siglos. La guerra interna o externa está siempre presente. ¿Hallamos solución a esa guerra, a ese conflicto, con más conflicto, con más lucha, con un sagaz esfuerzo? ¿O entendemos el problema tan sólo cuando nos hallamos directamente frente a él, cuando nos encaramos con el hecho? Y sólo podemos encararnos con el hecho cuando no se interpone agitación alguna entre la mente y el hecho. ¿No es pues importante, si es que hemos de comprender, que la mente esté quieta? 

   … Es porque somos nacionalistas y estamos listos para defender nuestros Estados soberanos, nuestras creencias y nuestras posesiones, que tenemos que estar perpetuamente armados. La propiedad y las ideas han llegado a ser para nosotros más importantes que la vida humana; así pues, hay constante antagonismo y violencia entre nosotros y el resto de la humanidad. Al mantener la soberanía de nuestro país, destruimos a nuestros hijos; al rendir culto al Estado, que es sólo una proyección de nosotros mismos, sacrificamos a nuestros hijos por nuestra propia satisfacción. El nacionalismo y los gobiernos soberanos son las causas y los instrumentos de la guerra.

  … ¿Pueden los padres reclamar que aman a sus hijos cuando al educarlos erróneamente fomentan la envidia, la enemistad y la ambición? ¿Es acaso el amor el que estimula los antagonismos nacionales y raciales que conducen a la guerra, a la destrucción y a la completa miseria, el que coloca al hombre frente al hombre en nombre de la religión y de las ideologías?

   … Probablemente tenemos violencia en nuestros corazones. Nunca hemos estado libres de un sentimiento de antagonismo, de venganza; jamás nos hemos liberado de nuestros miedos, de nuestros sufrimientos, de nuestras heridas internas y de nuestra angustia cotidiana; nunca tenemos paz y bienestar, siempre vivimos atormentados. Ello forma parte de nuestra vida, de nuestro sufrimiento diario. El hombre ha intentado muchos, muchos métodos para librarse de este sufrimiento en el que no hay amor, lo ha reprimido, ha escapado de él, se ha identificado con algo más grande, se ha entregado a algún ideal, a alguna fe o creencia. Y parece que este dolor jamás puede terminarse, nos hemos acostumbrado a él, lo soportamos, lo toleramos y nunca nos preguntamos seriamente, con interés profundo y lúcido, si es posible terminar con el dolor.

   … Estamos formulando una pregunta muy seria: ¿qué es lo que está lastimado? El cerebro tiene la capacidad de crear imágenes. Las imágenes son las ilusiones. Nosotros tenemos ilusiones; la guerra es una ilusión y la aceptamos. Ustedes aceptan matar a otro ser humano, matar otra vida; aceptan eso como parte de la imagen que tienen. Ustedes tienen muchas, muchísimas imágenes. Y una de esas imágenes es: “me lastiman”. Estamos investigando cuál es la entidad lastimada. La entidad es la imagen que he construido de mí mismo. Pienso que soy un gran hombre y viene uno de ustedes y me dice: “no sea idiota”. Quedo lastimado. Donde hay comparación, hay heridas psicológicas.  Cuando me comparo con alguien que es más hábil, más brillante, más inteligente, o sea, cuando existe el medir, tengo que quedar lastimado. Así que, por favor, investiguen si pueden ustedes vivir sin comparar, sin medir. Siempre estamos comparándonos con alguien. Comienza en la escuela, cuando al niño se le dice que debe ser tan bueno como su hermano. Eso es comparación, eso es medida, y ese proceso continúa a lo largo de toda la vida.

   … Si se aferran ustedes a sus propias opiniones, por sutiles u obstinadas que puedan ser, entonces va a resultar imposible que tengamos una conversación o nos comuniquemos uno con otro. Esto debe comprenderse claramente desde el comienzo mismo de estas pláticas, que ustedes y quien les habla vamos a examinar estas cosas, no desde algún punto de vista religioso, ni como comunistas, socialistas, marxistas, conservadores, o como pertenecientes a la izquierda o a la derecha o a alguna nación en particular, sino que vamos a examinarlo todo en libertad. Para examinar, uno debe tener una mente libre, no una mente llena de opiniones, no una mente tradicional; no debe uno pertenecer a ninguna secta, a ninguna orden, institución o grupo religioso. Están las amenazas de la guerra, de la guerra nuclear o convencional; está la decadencia de todas las religiones; no hay actividad moral. Casi todos nosotros vivimos superficialmente, intelectualmente; jamás examinamos, jamás cuestionamos, jamás dudamos, todo eso está ocurriendo en el mundo. Y para examinar, inquirir, observar, se requieren una mente y un corazón muy claros, un cerebro que no esté apegado a ninguna tradición. El cerebro se ha desarrollado a través de milenios y ya viene condicionado. Si no nos damos cuenta de las actividades de nuestras propias respuestas sensorias, se vuelve casi imposible examinar y observar lo que está sucediendo en el mundo.

   … ¿Qué entiendes por el futuro? De aquí veinte o cincuenta años, ¿es eso para ti el futuro? El futuro que está a muchos años de distancia es muy incierto, ¿no es así? Tú no sabes qué es lo que va a suceder. ¿De qué te sirve, entonces, que te preocupes o te inquietes al respecto? Puede haber una guerra, una epidemia, cualquier cosa puede ocurrir; de modo que el futuro es incierto, desconocido. Lo que importa es cómo vives ahora, lo que piensas, lo que sientes ahora. Importa muchísimo el presente, el hoy, no el mañana o lo que va a suceder de aquí a veinte años; y comprender el presente requiere muchísima inteligencia.

    J: Krishnamurti


PONGAN SU MENTE Y CORAZÓN EN VER EL MUNDO COMO ES, NO COMO CREEN QUE DEBERÍA SER, SINO COMO ES EN REALIDAD

   “… ¿Qué significa estar relacionado con personas, con individuos, estar relacionado con el mundo, con la naturaleza, ¿con todo lo que está ocurriendo? ¿Cómo puede uno estar relacionado, no simplemente con su esposa o marido, sino con todo lo que acontece en el mundo? ¿Cómo es eso posible si usted está aislado, si todo su pensamiento, su actividad, su ocupación, sus palabras, le están aislando, que es como decir: ¿Yo primero, y al diablo con todos los demás?

   Les ruego que no olviden esta cuestión. Pongan su mente y corazón en ver el mundo como es, no como creen que debería ser, sino como es en realidad. Cuando ustedes lo vean claramente, el mismo acto de ver puede darles la respuesta.

   … El pensamiento nunca puede profundizar mucho en ningún problema de relación humana, porque es superficial y antiguo, es el resultado del pasado. El pasado no puede contactar con algo que es totalmente nuevo; puede explicar lo nuevo, organizarlo, hablarlo, pero la ‘palabra’ no es lo nuevo. El pensamiento es la palabra, el símbolo, la imagen, pero, ¿existiría el pensamiento sin estos símbolos? Hemos utilizado el pensamiento para remodelar, para cambiar la estructura social, pero como el pensamiento forma parte del pasado, esa estructura del nuevo modelo está basada en lo viejo. De modo que, básicamente, el pensamiento divide, fragmenta y, haga lo que haga, será divisivo y contradictorio.

   Por más que filosófica o religiosamente exponga la necesidad de una nueva estructura social, siempre llevará incorporada la semilla de la destrucción, de la guerra y la violencia. El pensamiento no es el camino hacia lo nuevo, sólo la meditación abre la puerta a lo que es eternamente nuevo. La meditación no es un truco del pensamiento, es ver la inutilidad del pensamiento y la limitación del intelecto. El intelecto y el pensamiento son necesarios en la actividad de todo lo mecánico, pero el intelecto es una percepción parcial del todo, y la meditación es ver el todo. El intelecto puede funcionar sólo en el campo de lo conocido, por eso la vida se convierte en una rutina monótona de la cual intentamos escaparnos por medio de sublevaciones y revoluciones, para luego caer de nuevo en otro campo de lo conocido. Esta modificación no es cambio en absoluto, porque es un producto del pensamiento, que siempre pertenece a lo viejo; la meditación es desconectarse de lo conocido. Únicamente hay una liberación, la liberación de lo conocido. Y la belleza y el amor residen en esta liberación.

   … De forma que cuando utilizamos la palabra ‘meditación’, no nos referimos a algo que hay que practicar, no tenemos método alguno. La meditación significa ser consciente, darse cuenta de lo que uno está haciendo, de lo que está pensando, de lo que está sintiendo, darse cuenta sin opción alguna, observar y aprender. Meditar significa ser consciente del propio condicionamiento, cómo ha sido condicionado por la sociedad en la que vive, en la que se ha educado, por la propaganda religiosa; ser consciente sin elección alguna, sin distorsión, sin desear ser diferente. De ese darse cuenta surge la atención, la capacidad de estar completamente atento; entonces hay libertad para ver las cosas como realmente son; sin distorsión la mente se vuelve lúcida, clara y sensible. Una meditación así genera una cualidad en la mente que permanece en completo silencio. Uno puede seguir hablando de esa cualidad, pero no tiene ningún sentido a menos que sea un hecho.

   Es muy importante descubrir uno mismo lo que realmente ‘es’, no de acuerdo con las teorías, las aseveraciones y experiencias de psicólogos, filósofos y gurús, sino investigando toda la naturaleza y el movimiento de uno mismo, para ver lo que realmente uno es. Parece que seamos incapaces de comprender la enorme importancia de ver lo que somos como un hecho, como si nos estuviéramos viendo psicológicamente en un espejo, y de ese modo producir una transformación en la estructura de uno mismo. Cuando uno de forma radical y profunda produce una transformación o mutación semejante, entonces esa mutación afecta a toda la conciencia del hombre. Este es un hecho incuestionable, una realidad. Por eso es de suma importancia provocar una transformación radical si uno es realmente serio, si uno está preocupado por el mundo tal como es, con toda su tremenda desdicha, confusión e inseguridad, con todas las divisiones religiosas y nacionales, con sus guerras, con su acumulación de armamentos, gastando sumas enormes para prepararse para la guerra, para matar a la gente en nombre de la nación, etc.

   … Al comprender pues, todas estas cosas, al comprender las causas de la guerra, de la presente catástrofe, de la presente crisis moral y social, y al ver a un tiempo las causas y los resultados, uno empieza a percibir que la función del educador consiste en crear nuevos valores, no en reducirse a implantar valores existentes en la mente del alumno, lo cual no hace más que condicionarlo, sin despertar su inteligencia. Mas cuando el propio educador no ha visto cuáles son las causas del caos presente, ¿cómo puede él crear nuevos valores?, ¿cómo puede despertar inteligencia?, ¿cómo puede impedir que la próxima generación continúe en la misma huella, que al final conducirá a un desastre aún mayor? 

   Entonces, por cierto, tiene importancia que el educador no se reduzca a implantar ciertos ideales y transmitir mera información, sino que consagre todo su pensamiento, todo su esmero, todo su afecto, a crear el ambiente apropiado, la atmósfera conveniente para que, cuando el niño crezca y alcance la madurez, sea capaz de habérselas con cualquier problema humano que se le plantee. La educación pues, está en íntima relación con la actual crisis mundial; y todos los educadores, al menos en Europa y América, están dándose cuenta de que la crisis es el resultado de una educación errónea. La educación sólo puede ser transformada educando al educador y no simplemente creando una nueva norma, un nuevo sistema de acción.”

    J. Krishnamurti


PERO YA LO VE, ES MÁS FÁCIL LEER UN LIBRO ACERCA DE UNO MISMO QUE OBSERVARSE

   “… Es un día tan encantador, y quizá el hablar sobre cosas serias forme parte de ese encanto. Esta mañana quisiera empezar por considerar con vosotros cuán superficiales somos la mayoría de nosotros. Y detrás de esta superficialidad de nuestra existencia, detrás de la diaria rutina del trabajo, el matrimonio, el sexo, los hijos, hay una honda sensación de desesperación y angustia. Creo que la mayoría de nosotros nos damos cuenta de esto, consciente o inconscientemente. Aunque tengamos una pequeña propiedad, posición, prestigio, tras de toda esta superficialidad hay, para la mayoría de nosotros, una sensación de ansiedad que no es causada por nada en particular; pero cuando no estamos atareados con las actividades inmediatas de la vida, allí está penetrando profundamente en nuestros pensamientos y sentimientos. Esta ansiedad, este sentimiento de desesperación, no se limita a los que van envejeciendo, sino que es experimentado también creo, por los jóvenes, por los que aún tienen que hacer su camino en el mundo, que se preocupan de su porvenir, de triunfar en la vida, que se preocupan del matrimonio, del sexo, de los hijos, del hogar. Para la mayoría de nosotros existe esa sensación subyacente de completa desesperación, el sentimiento de ‘¿para qué sirve todo esto?’ Así ocurre especialmente ahora, que el mundo está acosado por el espectro de una inminente catástrofe. Creo importante hablar de esto porque, como somos muy superficiales, recurrimos a diversas formas de evasión, o bien tratamos de encontrar modos y medios de penetrar en el significado de la vida.

   … Así pues, una mente que no es alerta, vital, un corazón que no es afectuoso, pleno, ¿cómo pueden ser creativos? Y como no sois creativos buscáis estímulo en el sexo, en la diversión, en los cines, en los teatros, observando el juego de otros mientras vosotros permanecéis como espectadores; otros pintan la escena o danzan y vosotros sois meros observadores. Eso no es creación. Asimismo, si en el mundo se imprimen tantos libros, es porque vosotros os limitáis a leer. No sois creadores. Donde no hay creación, el único desahogo lo brinda el sexo, y eso es prostituir a vuestra esposa o esposo. No tenéis una idea, señores, de todo lo que eso implica, de su perversidad y de su crueldad. Sé que estáis incómodos. No reflexionáis sobre este asunto. Cerráis vuestra mente, y a causa de ello el sexo ha llegado a ser un inmenso problema en la civilización moderna; o es la promiscuidad, o es el hábito mecánico del desahogo sexual en el matrimonio. El sexo seguirá siendo un problema mientras no haya estado creativo del ser. Puede que limitéis los nacimientos o que adoptéis diversas prácticas, pero no estáis libres del sexo. La sublimación no es libertad, la represión no es libertad, el control no es libertad. Sólo hay libertad cuando hay afecto, cuando hay amor. El amor es puro; y cuando eso falta, el tratar de haceros puros mediante la sublimación del sexo es simple estupidez. El factor que purifica es el amor, no vuestro deseo de ser puros. El hombre que ama es puro, aunque sea sexual; y el sexo, sin amor, es lo que actualmente representa en nuestra vida una rutina, un feo proceso, algo que ha de evitarse, ignorarse, suprimirse o disfrutarse.

    … No bien nos consideremos unos a otros como seres humanos, como individuos, no como cosas para ser poseídas, surge una posibilidad de entendimiento y de superar el conflicto que existe entre dos personas en el matrimonio.

   … Para la mayoría de las personas hay conflicto, sufrimiento, y un amoldamiento incesante en el matrimonio; y para muchos, el deseo de alcanzar la verdad no es sino una forma de escapar de esta lucha.

   … Desde luego hay explicaciones en los libros, todas las razones psicológicas de que los seres humanos se comporten de esa manera tan propia y peculiar, las razones de que sean violentos. Todo esto ha sido explicado por autores eminentes, psicólogos, etc., en distintas clases de libros. Pero lo que leemos no es lo que somos. Lo que somos, el modo como nos conducimos, el porqué de nuestra ira, de nuestra envidia, de nuestras depresiones, lo aprendemos mucho más observándonos que por medio de un libro que nos dice lo que somos. Pero ya lo ve, es más fácil leer un libro acerca de uno mismo que observarse. El cerebro está acostumbrado a reunir información de todas las acciones y reacciones externas. ¿Acaso no encuentra uno mucho más cómodo que lo dirijan, que otros le digan lo que debe hacer? Los padres, especialmente en los países orientales, le dicen a uno con quién debe casarse y arreglan el matrimonio, le dicen qué carrera debe seguir. De ese modo, el cerebro acepta el camino fácil, y el camino fácil no siempre es el camino correcto. No sé si ha notado que ya nadie ama su trabajo, excepto quizás unos pocos científicos, artistas, arqueólogos. Pero al hombre común, al hombre promedio, raramente le gusta lo que hace. Está obligado por la sociedad, por sus padres o por el impulso de ganar más dinero.

   … Como soy insuficiente, pobre, me valgo de otra persona, mi mujer, mi empleado, o quien sea, para encubrir mi vacuidad interior. El poseído, por consiguiente, cobra importancia como medio de escapar a mi propia soledad; y naturalmente, me vuelvo celoso, envidioso, cuando el otro, que me ayuda a huir de mí mismo, se fija en alguna otra persona. De suerte que, para comprender todo este proceso humano que es en extremo complejo y sutil, hay que tener inteligencia. La inteligencia también es amor, no mero intelecto; y no podemos tener amor si, por una parte, somos crueles en nuestros negocios, en la vida diaria y, por la otra, tratamos de ser gentiles, tiernos y misericordiosos. No podéis ser ambas cosas. No podéis ser ricos y ambiciosos, y al mismo tiempo afectuosos y tiernos. No podéis ser un capitán de industria o un gran político y, sin embargo, ser compasivo. Ambas cosas no pueden ir juntas. Y es solo cuando hay amor, misericordia, es decir, inteligencia, la más alta forma de inteligencia, que este problema puede ser resuelto.

   … Tenéis cerebro para descubrir, y quedáis atrapados en el cerebro. El amor no es simple pensamiento, los pensamientos son tan solo la acción externa del cerebro. El amor es mucho más hondo, mucho más profundo; y sólo en el amor puede descubrirse la profundidad de la vida.”

    J. Krishnamurti

LA VERDAD NO PERTENECE A VOSOTROS NI A MÍ

   “… Usted probablemente haya oído la palabra meditación o leído algo al respecto, o tal vez haya seguido a algún gurú que le dice lo que tiene que hacer. Ojalá nunca hubieran oído esa palabra, entonces su mente estaría despejada para investigar. Algunas personas han estado en la India, pero no sé a qué van, la verdad no está allí; hay cierto encanto romántico, pero eso no es la verdad. La verdad está donde usted se encuentre. No está en algún país extranjero, está donde esté usted. La verdad es lo que usted está haciendo, cómo se comporta. Está ahí, no en afeitarse la cabeza ni en todas esas estupideces que el hombre ha hecho. ¿Por qué habría usted de meditar? El significado de esa palabra es ponderar, reflexionar, mirar, percibir, ver claramente. Para ver con claridad, para observar sin distorsión, debe haber un darse cuenta de su trasfondo, de su condicionamiento. Simplemente darse cuenta del mismo, no cambiarlo, alterarlo, transformarlo o librarse de él, sino observarlo sin más. Ver en esa observación, claramente y sin distorsión todo el contenido de la conciencia es el principio y el fin de la meditación. El primer paso es el último.

   … ¿Podemos encontrar a Dios si vamos en busca de él? ¿Puede usted ir en busca de lo desconocido? Para encontrar algo, uno debe saber qué está buscando. Si usted procura encontrar, lo que encuentre será una proyección de sí mismo, será lo que usted desea; y lo que crea el deseo no es la verdad. Ir en busca de la verdad es negarla. La verdad no tiene morada fija; no hay sendero ni guía que conduzcan hacia ella, y la palabra verdad no es la verdad. ¿Puede la verdad ser hallada en un medio particular, en un clima especial, entre determinadas personas? ¿Está aquí y no allá? ¿Es tal persona la que nos guía hacia la verdad y no otra? ¿Existe, acaso, guía alguna? Cuando la verdad es buscada, lo que encontramos sólo puede provenir de la ignorancia, porque la búsqueda misma nace de la ignorancia. Uno no puede buscar la realidad, «uno» debe cesar para que la realidad sea.

   … No hay camino alguno que nos conduzca a la verdad, y no hay dos verdades. La verdad no es del pasado ni del presente, es intemporal; y el hombre que cita la verdad del Buda, de Shankara, de Cristo, o aquel que meramente repite lo que yo digo, no encontrará la verdad, porque la repetición no es la verdad. La repetición es una mentira. La verdad es un estado del ser que surge cuando la mente que busca dividir, ser exclusiva, que solo puede pensar en términos de resultados, de logros, ha llegado a su fin. Sólo entonces existirá la verdad. La mente que hace esfuerzos, que se disciplina a fin de lograr un objetivo, esa mente no puede conocer la verdad, porque el objetivo es su propia proyección, y el hecho de perseguir esa proyección, por noble que sea, es una forma de culto de sí misma. Un ser así es un ególatra y, por lo tanto, no puede conocer la verdad. La verdad es para conocerse sólo cuando comprendemos el proceso total de la mente, es decir, cuando no luchamos.

   … Así que nuestro primer interés es liberar del instinto posesivo a la mente y al corazón, y eso podemos hacerlo sólo cuando tal instinto posesivo se vuelve un veneno para nosotros, cuando sentimos el sufrimiento, la angustia que ese veneno ocasiona. Ahora ustedes tratan de escapar de ese sufrimiento. Quieren que yo les diga cuál es mi ideal del amor, de la belleza, de modo que puedan convertirlo en otro patrón, en otra norma, o comparar mi ideal con el de ustedes, esperando con eso comprender. La comprensión no adviene comparando. Yo no tengo ningún ideal, ningún patrón de conducta. La belleza no está divorciada de la acción. La verdadera acción es la armonía misma de todo el ser. ¿Qué significa eso para ustedes? Significa nada más que palabras vacías, porque sus acciones carecen de armonía, porque piensan una cosa y hacen otra.

   Uno puede encontrar la libertad duradera, la verdad, la belleza, el amor, que son una y la misma cosa, cuando ya no busca nada de eso. Por favor, traten de comprender lo que estoy diciendo. El significado que le asigno es sutil solo en el sentido de que ello puede ser realizado infinitamente. Digo que la búsqueda misma de ustedes está destruyendo el amor, destruyendo su sentido de la belleza, de la verdad, porque esa búsqueda no es sino un escapar, un evadirse del conflicto. Y la belleza, el amor, la verdad, esa esencia divina de la comprensión, no puede hallarse escapando del conflicto, se encuentra en el conflicto mismo.

   … En tanto tenga uno renuencia a ser nada, que es lo que ocurre con ustedes, debe inevitablemente engendrar dolor y antagonismo. La buena disposición a ser nada no es una cuestión de renunciamiento, de esfuerzo interno o externo, sino de ver la verdad de `lo que es´. El hecho de ver la verdad de lo que es nos libera del miedo a la inseguridad, del miedo que engendra apego y nos lleva a la ilusión del desapego, de la renunciación. El amor a lo que es, es el principio de la sabiduría. Sólo el amor comparte, sólo en el amor hay comunión; pero el renunciamiento y el autosacrificio son los caminos del aislamiento y de la ilusión. 

   … La verdad no puede buscarse, ella viene a nosotros. Sólo podéis ir en pos de lo que es conocido. Cuando la mente no está torturada por lo conocido, por los efectos de lo conocido, sólo entonces la verdad puede revelarse. La verdad está en toda hoja, en toda lágrima; ha de ser captada de instante en instante. Nadie puede conduciros a la verdad; y si alguien os conduce, sólo puede ser a lo conocido. La verdad sólo puede venir a la mente que está vacía de lo conocido. Adviene en un estado en el cual lo conocido está ausente, no actúa. La mente es el almacén de lo conocido, el residuo de lo conocido; y para que la mente se halle en ese estado en que lo desconocido se manifiesta, ella debe darse cuenta de sí misma, de sus experiencias anteriores, conscientes, así como inconscientes, de sus respuestas, reacciones y estructura. Cuando hay completo conocimiento de uno mismo, entonces lo conocido tiene fin, y la mente está del todo vacía de lo conocido. Solo entonces la verdad puede venir a vosotros, sin que la invitéis. La verdad no pertenece a vosotros ni a mí. No podéis rendirle culto. No bien es conocida, ella es irreal. El símbolo no es la realidad, la imagen no es lo real; mas cuando hay comprensión de uno mismo, cesación “yo”, entonces adviene lo eterno.”

    J. Krishnamurti


LA TOLERANCIA ES LA ACEPTACIÓN CIVILIZADA DE UNA DIVISIÓN ENTRE LAS GENTES

   “… Los seres humanos están condicionados por la propaganda, por la sociedad en la que se han criado, donde cada religión afirma que su propio camino es el mejor. Hay miles de gurús que sostienen que sus métodos, su sistema, su forma de meditación son el único camino que conduce a la verdad. Y si uno observa con atención, ve que cada discípulo tolera complaciente a los discípulos de otros gurús. La tolerancia es la aceptación civilizada de una división entre las gentes: política, religiosa o social. El hombre ha inventado muchos caminos, a conveniencia de cada creyente y, de ese modo, el mundo se ha fragmentado. 

   … Ustedes hablan de hermandad y, no obstante, son nacionalistas. Yo llamo hipocresía a eso, porque el nacionalismo y la hermandad no pueden existir juntos. Además, hablan acerca de la unidad del hombre, hablan de ella teóricamente; sin embargo, tienen sus religiones particulares, sus prejuicios particulares, sus diferencias de clase. A eso lo llamo hipocresía. Por otra parte, recurren a la autoglorificación, una autoglorificación sutil en lugar de la que consideran autoglorificación grosera, propia de los hombres de mundo que buscan distinciones, concesiones y honores del gobierno. Ustedes también son hombres de mundo y su glorificación es exactamente la misma, solo que un poco más sutil. Ustedes, con sus distinciones, sus reuniones secretas, su exclusividad, también están tratando de llegar a ser nobles, de obtener honores y grados, pero en un mundo diferente. A eso lo llamo hipocresía. Es hipocresía porque pretenden ser abiertos, hablan de la hermandad y unidad del hombre, mientras que al mismo tiempo sus actos son completamente opuestos a sus palabras.

   Que esto lo hagan consciente o inconscientemente carece de importancia. El hecho es que lo hacen. Si lo hacen conscientemente, con interés totalmente despierto, entonces, al menos lo hacen sin hipocresía. Entonces saben lo que están haciendo. Si dicen: “quiero glorificarme a mí mismo pero, dado que no puedo obtener distinciones y honores en este mundo, trataré de adquirirlos en otro; me convertiré en discípulo, seré llamado esto y aquello, seré honrado como un hombre de calidad, de virtud”, entonces, al menos, son perfectamente honestos. Entonces hay alguna esperanza de que descubran que este proceso no lleva a ninguna parte.

   Pero ahora están tratando de hacer simultáneamente dos cosas incompatibles. Son posesivos y al mismo tiempo hablan de estar libres de la posesión. Hablan de tolerancia y, no obstante, se están volviendo más y más exclusivos con el fin de “ayudar al mundo”. Palabras, palabras sin profundidad alguna. Eso es lo que yo llamo hipocresía. En un momento hablan de amor por el Maestro, de reverencia a un ideal, a una creencia, a Dios; sin embargo, al momento siguiente actúan con terrible crueldad. Sus actos son actos de explotación, afán posesivo, nacionalismo, maltrato de mujeres y niños, crueldad con los animales. Son insensibles a todo esto y, no obstante, hablan de afecto. ¿No es hipocresía eso? Dicen: “no advertimos estas condiciones”. Sí, es justamente por eso que existen. Entonces, ¿por qué hablan de amor?

  … Así, ustedes, como individuos, establecen diversas religiones que actúan como su seguridad. Ningún maestro ha establecido estas religiones organizadas y explotadoras. Son ustedes los que, a causa de su inseguridad, de su confusión, de su falta de comprensión, han creado las religiones como guías. Entonces, después de haber establecido las religiones, buscan y escogen a sus gurús e instructores, escogen a los Maestros para que los ayuden.

   No piensen que estoy tratando de atacar su creencia favorita, simplemente establezco hechos, no para que los acepten, sino para que los examinen, para que los sometan a un juicio crítico y los verifiquen. Usted tiene su Maestro y otro tiene su guía particular, usted tiene su salvador y otro tiene el suyo. A causa de una división así del pensamiento y la creencia, crecen la contradicción y el conflicto de méritos entre diversos sistemas. Estas disputas ponen al hombre contra el hombre pero, puesto que hemos intelectualizado la vida, ya no peleamos abiertamente, tratamos de ser tolerantes.

   Por favor, reflexionen sobre lo que estoy diciendo. No acepten ni rechacen meramente mis palabras. Para examinar imparcialmente, críticamente, deben poner de lado sus prejuicios e idiosincrasias, y abordar abiertamente toda la cuestión.

   … Ahora bien, habiendo establecido sus ideales religiosos, que son en realidad sus seguridades, deben tener formas particulares de conducta, prácticas ceremoniales y creencias, a fin de alcanzar esos ideales. Al tratar de llevarlas a la práctica, surge la división en el pensamiento religioso, la cual se deriva en cismas, sectas, credos. Usted tiene sus creencias y el otro tiene las suyas; usted se aferra a su forma particular de religión y el otro a la suya; usted es cristiano, otro es mahometano, otro es hindú. Así es como tienen ustedes estas discusiones y discriminaciones religiosas pero, no obstante, hablan de amor fraternal, de tolerancia, de unidad; no dicen que tiene que haber uniformidad de pensamientos e ideas. La tolerancia de la que hablan es tan sólo una hábil invención de la mente; esta tolerancia indica nada más que el deseo de aferrarse a sus propias idiosincrasias, a sus propias ideas limitadas y a sus prejuicios, permitiendo que el otro persiga los suyos. En esta tolerancia no hay diversidad inteligente, sino solo una especie de superior indiferencia. Esta tolerancia contiene en sí una absoluta falsedad. Ustedes dicen: “continúe a su propio modo y yo continuaré al mío, pero seamos tolerantes, fraternales”. Cuando hay verdadera fraternidad, amistad, cuando hay amor en nuestro corazón, no hablamos de tolerancia. Sólo cuando nos sentimos superiores en nuestra certidumbre, en nuestra posición, en nuestro conocimiento, sólo entonces hablamos de tolerancia. Somos tolerantes sólo cuando hay discriminación. Cuando cese la discriminación, no hablarán de tolerancia. Entonces no hablarán de hermandad porque serán hermanos en el corazón.”

    J. Krishnamurti


¿QUÉ ES LA VIDA? ¿PUEDE SER ABARCADA POR LA MENTE?

   “…Los más de nosotros hacemos esta pregunta, ¿no es así? La mayoría de nosotros estamos confusos, y cuando preguntamos si la vida tiene algún significado, queremos que se nos asegure que lo tiene o deseamos que se nos diga el propósito, el objeto de la vida.

   Ahora bien, ¿tiene la vida un objeto, un propósito?, y ¿cuál es el estado de la mente que hace tal pregunta? Por cierto, esto es mucho más importante que descubrir si la vida tiene significado. Después de todo, ¿qué es la vida? ¿Puede ser abarcada por la mente? La vida es pena y alegría, las sonrisas, las lágrimas y la lucha incesante; es la extraordinaria profundidad y belleza de cada cosa y de ninguna. La vida es inmensa, no puede ser abarcada por una mente pequeña, y es la pequeña mente que formula esta pregunta. Porque la pequeña mente está confusa como lo estamos la mayoría de nosotros, quiere saber cuál es el propósito de la vida. Como estamos confusos en lo político, en lo económico y también en lo espiritual, en lo íntimo, deseamos una directiva, queremos que se nos diga lo que debemos hacer, y cuando preguntamos, la respuesta que recibimos es invariablemente confusa, porque la mente confusa proyecta o interpreta la respuesta.

   La cuestión no es pues, averiguar cuál es el propósito, el significado de la vida, porque no podéis sujetar el viento en vuestro puño, ni poner la inmensidad de la vida en un marco y adorarla. Pero lo que sí podéis hacer es ver el estado de confusión en que estáis y descubrir cómo hacerle frente. Una vez que comprendamos nuestra propia confusión, nunca preguntaremos cuál es el significado de la vida, porque entonces estaremos viviendo, no estaremos limitados por el tiránico molde de una sociedad determinada, ya sea comunista o capitalista, y ese vivir mismo hallará su propia respuesta.

   Una mente confusa que busca claridad sólo hallará aún más confusión. Esto es así, ¿verdad? Si yo estoy confuso y busco un camino, una orientación, el camino o la orientación serán también confusos. Sólo una mente clara puede hallar el camino, si es que hay un camino, no una mente confusa. Por cierto, eso es muy sencillo y evidente.

   Luego, si comprendo que es inútil buscar una orientación mientras estoy confuso, ¿seguiré buscándola? ¿O rehusaré acudir a nadie para pedir orientación, porque veo que mi elección de un gurú, de un político, de un libro o de ciertos valores, por basarse en mi propia confusión, debe también ser confusa? Pienso pues, que es indispensable comprender la totalidad de la propia confusión, no teóricamente, sino como una efectiva experiencia.

   El hecho es que estáis confusos, sólo que os asusta reconocerlo; estáis nerviosos, aprensivos, porque si admitís que estáis confusos no sabréis qué hacer; por consiguiente, os dejáis llevar por la acción inmediata. Pero si os dais cuenta de la totalidad de vuestra propia confusión, ¿qué ocurre? Sabiendo que cualquier movimiento de una mente confusa sólo puede crear más confusión, ¿no os detenéis? Entonces toda búsqueda cesa; y cuando una mente confusa deja de buscar, la confusión también cesa y hay un nuevo comienzo. Es muy sencillo, pero lo difícil es reconocer para uno mismo que está confuso.

   Así pues, ¿estáis experimentando, de hecho y no solo verbalmente, este estado de confusión en que os halláis aprisionados? Si es así, entonces no le preguntaréis a nadie cuál es el significado de la vida. Si realmente veis vuestra propia confusión, si la experimentáis efectivamente como un hecho, como una realidad, forzosamente dejaréis de preguntar, de pedir, de buscar, y ese mismo acto de deteneros es el comienzo de una clase enteramente nueva de indagación. Entonces la mente descubrirá el extraordinario significado de la vida sin que se lo digan.

   Actualmente queremos que otro nos saque de nuestra confusión, pero nadie puede sacarnos de nuestra confusión. Mientras haya elección tiene que haber confusión. Elegir indica confusión y, sin embargo, nos enorgullecemos mucho de esa elección a la cual llamamos libre albedrío. Únicamente la mente que no elige, sino que percibe directamente sin interpretación, sin ser influida, sólo una mente así no está confusa y, por lo tanto, puede proceder a descubrir y explorar lo incognoscible.

   … Para descubrir pues, lo que es verdadero, o cuál es el objeto de la vida, o para descubrir la verdad sobre la reencarnación o cualquier problema humano, el investigador que exige la verdad, que quiere conocer la verdad, tiene que ser muy claro en lo que atañe a sus intenciones. Si sus intenciones son de buscar seguridad, confortación, entonces, evidentemente, él no desea la verdad, porque la verdad podrá ser una de las cosas más desoladoras y afligentes. El hombre que busca confortación no quiere la verdad, sólo desea seguridad, protección, un refugio en el que no sea perturbado. Pero el hombre que busca la verdad debe abrir la puerta a la perturbación, a las tribulaciones, porque es sólo en momentos de crisis que hay vigilancia, desvelo, acción. Sólo entonces se descubre y se comprende lo que es.

   … De suerte que toda nuestra investigación sobre el objeto de la existencia, nuestra discusión acerca de si existe, o no, la realidad, tiene muy escaso sentido si no hay comprensión de la mente, o sea, de vosotros mismos. El problema, que es tan vasto, complejo e inmediato, está en vosotros, y nadie salvo vosotros mismos puede resolverlo; ningún “gurú’ puede darle solución, como tampoco ningún instructor, ningún salvador, ninguna coacción organizada. La organización externa puede siempre ser derribada, porque lo interior es mucho más fuerte que la estructura externa de la existencia humana. Si no se comprende lo interior, el mero cambio en el tipo de lo externo tiene muy poco sentido. Para producir una reorganización duradera en las cosas externas, cada uno de nosotros debe empezar por sí mismo, y cuando esa transformación interior se haya efectuado, lo externo puede ser transformado con inteligencia, compasión y esmero.”

    J. Krishnamurti

                
            Audiotexto:

           


SIMPLEMENTE VEAN CÓMO ESTÁN ATRAPADOS POR COMPLETO EN LA CONTRADICCIÓN

   “… Es evidente que el conocimiento propio no consiste simplemente en aprender una forma particular de pensar. Tampoco se basa en ideas, creencias o conclusiones; debe ser algo vivo, de lo contrario no es conocimiento propio; se convierte en mera información. Hay una gran diferencia entre información o conocimiento acumulado y sabiduría, que significa darse cuenta del proceso de nuestros pensamientos y sentimientos. La mayoría estamos atrapados en la información, en el conocimiento superficial, y por eso somos incapaces de profundizar en cualquier problema. Para descubrir todo ese proceso de conocimiento propio, uno debe observarse en la relación; la relación es el único espejo a nuestra disposición, un espejo que no distorsiona, un espejo en el que se puede ver con exactitud y precisión cómo el pensamiento se revela a sí mismo. El aislamiento que mucha gente busca es una fuerte resistencia oculta en contra de la relación y, como es obvio, el aislamiento impide comprender la relación, la relación con las personas, con las ideas y con las cosas. Mientras no conozcamos ‘lo que realmente es’, a saber, cuál es nuestra relación con la propiedad, con la gente, con las ideas, es evidente que habrá confusión y conflicto.

   … Sin el conocimiento propio carece de base la acumulación de ideas, la aceptación de creencias y teorías. Sin conocernos a nosotros mismos estaremos atrapados siempre en la incertidumbre, dependiendo de nuestros estados de ánimo y de las circunstancias. Sin conocernos en plenitud, no podemos pensar rectamente, apropiadamente. Esto, sin duda, es obvio. Si no sé cuáles son mis motivos, mis intenciones, mis íntimos pensamientos y sentimientos, si no conozco mi trasfondo, ¿cómo puedo concordar o discrepar con otro? ¿Cómo puedo descubrir cosa alguna en la vida si no me conozco a mí mismo? Y el conocerme a mí mismo es una labor inmensa que requiere observación constante, percepción meditativa.

   … Pero tengo que prestar atención a las pequeñas cosas. Casi todos quedan atrapados en ellas en el momento que les conceden atención. El problema es prestarles atención y, aun así, no ser un prisionero de las pequeñas cosas. Bien, ¿qué es lo que hace de la mente, o del cerebro, un prisionero?

   … Tenéis cerebro para descubrir y quedáis atrapados en el cerebro. El amor no es simple pensamiento, los pensamientos son tan sólo la acción externa del cerebro. El amor es mucho más hondo, mucho más profundo, y sólo en el amor puede descubrirse la profundidad de la vida. Sin amor, la vida carece de sentido, y esa es la parte triste de nuestra existencia. 

   … Usted es una cosa que no le gusta, y quiere ser aquello porque le gusta más; por tanto, la contradicción en uno mismo es la causa de nuestros continuos esfuerzos. Ahora bien, no digan: ¿Cómo puedo liberarme de esa contradicción interna? Esa es una pregunta muy infantil; simplemente vean cómo están atrapados por completo en la contradicción, eso es suficiente; porque en el momento en que se den plena cuenta de su contradicción interna con todas sus implicaciones, ese mismo darse cuenta creará la energía necesaria para que se liberen de la contradicción. El darse cuenta de un hecho, al igual que darse cuenta de un peligro, crea su propia energía, que a su vez genera una acción que no se basa en la contradicción.

   … Alrededor de nosotros vemos caos, una brutalidad extraordinaria después de siglos de prédicas acerca de la bondad, la hermandad, el amor; somos fácilmente atrapados en esta vorágine de odio y antagonismo, y pensamos que cambiando los síntomas externos tendremos unidad humana. La paz no es algo que pueda ser traído desde afuera, sólo puede provenir de adentro; ello requiere gran seriedad y concentración, no sobre un propósito en particular, sino con respecto a la comprensión del complejo problema del vivir.

   … Pero desgraciadamente, la mayoría de nosotros nos encontramos atrapados entre la incertidumbre de lo exterior y la incertidumbre del interior. Esta incertidumbre es lo que debe comprenderse. La falta de certeza de los valores es lo que produce conflicto, confusión y dolor, e impide que sigamos un curso claro de acción, bien sea del exterior o de lo interior. Si siguiéramos lo externo, dándonos plena cuenta, percibiendo su significación total, entonces ese curso inevitablemente nos llevaría a lo interno; pero desgraciadamente, quedamos perdidos en lo exterior por no ser suficientemente flexibles en la indagación de sí mismo. Al examinar los valores sensorios por los cuales son dominados nuestros pensamientos-sentimientos, y al volverse conscientes de ellos, sin que haya selección, percibiréis que lo interno se aclara. Este descubrimiento traerá libertad y alegría creadora. Pero este descubrimiento, y su experiencia, no puede hacerlo otro por vosotros. ¿Quedaría vuestra hambre satisfecha por presenciar que otro comiera?

   … Usted sabe, cuando estamos atrapados en una sensación, esa sensación nos proporciona tanto placer que el mundo adquiere un color diferente. Hemos cubierto el mundo con una sensación particular que experimentamos. En nuestra dicha pasajera, miramos el mundo a través de esa película de felicidad.” 

    J. Krishnamurti

                
            Audiotexto:

           


CONOCERSE A SÍ MISMO ES ESTUDIARSE EN ACCIÓN, EN LA CONVIVENCIA

   “… Yo hablo a individuos, no a organizaciones o grupos de individuos. Hablo a cada uno de ustedes como individuo, no a un conjunto de personas que sostienen ciertas creencias. Si mi plática ha de tener algún valor para ustedes, traten de pensar por sí mismos, no con la conciencia grupal. No piensen en los términos con los cuales ya se han comprometido, porque son meramente formas sutiles de consuelo. Dicen: “yo pertenezco a tal sociedad, a tal grupo. He hecho ciertas promesas a ese grupo y he aceptado de él ciertos beneficios. ¿Cómo puedo pensar aparte de estas condiciones y promesas? ¿qué debo hacer?” Yo digo: No piensen en términos de compromisos, porque estos les impiden pensar creativamente. Donde hay mera aceptación no puede haber un pensar libre, fluido y creativo; sólo este pensar es inteligencia suprema, felicidad. El así llamado conocimiento al que rendimos culto, por el cual, a fin de obtenerlo, nos esforzamos leyendo libros, impide el pensamiento creativo.

    Pero porque yo diga que tal conocimiento y tal lectura impiden el pensar creativo, no se vuelvan inmediatamente a lo opuesto. No pregunten: ¿no debo leer en absoluto? Hablo de estas cosas porque quiero mostrarles su significado intrínseco, no quiero instarles a que hagan lo opuesto.

   Ahora bien, si la actitud de ustedes es de aceptación, viven con el temor al juicio crítico, y cuando surge la duda, como debe surgir, la destruyen esmerada y diligentemente. Sin embargo, es sólo mediante la duda, mediante el juicio crítico, que pueden llegar a la plena realización; y el propósito de la vida, como lo explicaré enseguida, es esa realización plena, no el acumular, el lograr cosas. La vida es un proceso de búsqueda, búsqueda no de un objetivo particular, sino de liberar la energía creativa, la inteligencia creativa en el hombre; es un proceso de movimiento eterno, no limitado por creencias, por conjuntos de ideas, por dogmas o por el así llamado conocimiento.

   Por lo tanto, cuando hablo de juicio crítico, tengan la bondad de no ser prosélitos. Yo no pertenezco a sus sociedades, no sostengo opiniones e ideales. Estamos aquí para examinar, no para tomar partido. Por consiguiente, tengan la bondad de seguir imparcialmente lo que diga, y tomen partido, si es que deben hacerlo, después de que hayan concluido estas pláticas. El hecho de pertenecer a un grupo determinado les da un sentimiento de bienestar, de seguridad. Piensan que, porque muchos de ustedes sostienen ciertas ideas o principios, por eso crecerán internamente. Pero por ahora traten de no tomar partido. Traten de no estar influidos por el grupo al que hoy pertenecen y traten también de no tomar partido por mí. Todo lo que tienen que hacer durante estas pláticas es examinar, ser críticos, dudar, descubrir, investigar, profundizar en los problemas que tienen ante sí.

   … Antes pues, de que podamos descubrir cuál es el propósito final de la vida, qué significa todo esto: las guerras, los antagonismos nacionales, los conflictos, toda esa baraúnda, debemos ciertamente empezar por nosotros mismos, ¿verdad? Ello suena tan sencillo, pero es extremadamente difícil. Para seguirse uno mismo, para ver cómo opera el propio pensamiento, hay que estar extraordinariamente alerta. Así, a medida que uno empieza a estar cada vez más alerta ante los enredos del propio pensar, ante las propias respuestas y los propios sentimientos, empieza uno a ser más consciente, no sólo de sí mismo sino de las personas con las que está en relación.

   Conocerse a sí mismo es estudiarse en acción, en la convivencia. Mas la dificultad está en que somos muy impacientes; queremos seguir adelante, queremos alcanzar una meta. Y a causa de ello no tenemos tiempo ni ocasión de brindarnos a nosotros mismos una oportunidad de estudiar, de observar. O nos hemos comprometido en diversas actividades: ganarnos el sustento, criar niños, o hemos asumido ciertas responsabilidades en diversas organizaciones. Tanto nos hemos comprometido de distintas maneras, que casi no tenemos tiempo para reflexionar sobre nosotros mismos, para observar, para estudiar. De tal modo, la responsabilidad de la reacción depende en realidad de uno mismo, no de los demás. Y el seguir, como se hace en el mundo entero, a los “guías espirituales” y sus sistemas, el leer los últimos libros sobre esto o aquello, etc., paréceme de una total vacuidad, absolutamente vano. Podréis, en efecto, recorrer la tierra entera, pero tendréis que volver a vosotros mismos.

   Y como casi todos somos totalmente inconscientes de nosotros mismos, es en extremo difícil empezar a ver claramente el proceso de nuestro pensar, sentir y actuar.

   Cuanto más os conocéis a vosotros mismos, más claridad existe. El conocimiento propio no tiene fin, no alcanzáis una realización, no llegáis a una conclusión. Es un río sin fin. Y a medida que se lo estudia, que en él se ahonda de más en más, encuéntrase la paz. Sólo cuando la mente está tranquila mediante el conocimiento propio, no mediante una autodisciplina impuesta, sólo entonces, en esa quietud, en ese silencio, puede advenir la realidad. Es sólo entonces cuando puede existir la beatitud, cuando puede haber acción creadora.

   Y a mí me parece que, sin esa comprensión, sin esa experiencia, el mero hecho de leer libros, de asistir a conferencias, de hacer propaganda, es del todo infantil, es simplemente una actividad carente de significado. Empero, si uno logra comprenderse a sí mismo, y con ello producir esa vivencia de algo que no es de la mente, entonces, tal vez, puede haber una transformación inmediata en la convivencia alrededor nuestro y, por lo tanto, en el mundo en que vivimos. 

  … La gente no quiere dar paso alguno. Están acostumbrados a esta organización externa y descuidan por completo lo que ocurre internamente. Cuando comprendo que el mundo es lo que yo soy y que yo soy el mundo, entonces mi acción no es separativa, no se trata del individuo opuesto a la comunidad, ni de la importancia del individuo y su salvación. Cuando se comprende que el mundo es uno y que uno es el mundo, entonces cualquier acción, cualquier cambio que tenga lugar, cambiará la totalidad de la conciencia humana.”

    J. Krishnamurti

            Audiotexto:

           


DONDE HAY MIEDO ES OBVIO QUE NO HAY LIBERTAD, Y SIN LIBERTAD NO HAY AMOR

   “… Me gustaría hablar acerca de algo con lo cual es posible que algunos de ustedes no estén muy familiarizados; es la cuestión de vaciar del miedo a la mente. Quisiera investigar esto bastante a fondo, pero no con demasiados detalles, porque los detalles puede aportarlos cada uno por su cuenta. ¿Es posible para la mente vaciarse por completo del miedo? El miedo, de cualquier clase que sea, engendra ilusión, embota la mente, la torna superficial. Donde hay miedo es obvio que no hay libertad, y sin libertad no hay amor. Y casi todos experimentamos alguna forma de miedo, miedo a la oscuridad, a la opinión pública, a las serpientes, al dolor físico; miedo a la vejez, a la muerte. Tenemos, literalmente, muchísimos miedos. ¿Es posible, entonces, estar totalmente libres del miedo?

   … Así que tenemos toda esa cuestión del miedo, y una vida que se vive con miedo es una vida en las tinieblas, una vida horrible. La mayoría de nosotros tenemos diferentes miedos, ¿puede la mente estar por completo libre del miedo? Nadie quiere liberarse del placer, pero todos queremos liberarnos del miedo porque no vemos que ambos van juntos, son las dos caras de la misma moneda que el pensamiento alimenta; por eso es tan importante comprender el pensamiento. Como saben, existen diferentes clases de miedos, miedo a la muerte, a la vida, a la oscuridad, al vecino, a nosotros mismos, a perder el empleo, y todos los miedos inconscientes que se esconden en las profundas interioridades de la propia mente; y al sentirnos inseguros buscamos seguridad, pero ¿es posible que la mente esté por completo libre del miedo, de manera que, al estar libre disfrute de la vida, no para perseguir el placer, sino para gozar de la vida? Mientras haya miedo no es posible gozar de la vida.

   … Cuando usted, a causa del miedo cree en una cosa, y cuando otro a causa de su miedo cree en otra distinta, el dios de él y el suyo, el país de él y su país, él es indio, usted es pakistaní; eso es desorden. De modo que sus creencias, sus religiones e ideologías, sus comunidades, sus familias, han creado este desorden; sólo mírenlo. En este desorden tratamos de producir orden.

   … De modo que, mirando el temor y dejándolo en libertad, termina el temor. Uno espera ver la verdad escuchando todo esto en esta mañana, escuchando, otorgando auténtica atención, no a las palabras o a los razonamientos, no a su secuencia lógica o ilógica, etc., sino escuchando efectivamente. Y si usted ve la verdad de esto, de lo que se está diciendo, al salir de este edificio estará libre del temor.

   Ya saben, este mundo está tiranizado por el miedo, y este es uno de los más monstruosos problemas que tiene cada uno de nosotros. Miedo de ser descubierto, miedo de arriesgarse, miedo de que se repita lo que dijo usted hace años, y está usted nervioso y miente. Tiene que conocer la extraordinaria naturaleza del temor, y saber que cuando vive uno en el temor vive en tinieblas. Es una cosa terrible. Lo percibe uno, pero no sabe qué hacer con él; con el miedo a la vida, el miedo a la muerte, el miedo a los sueños.

   … Si sólo pudiéramos mirar dentro de nosotros mismos. Muchos de nosotros, por desgracia, no parecemos dispuestos a hacerlo. Queremos hallar algo extraordinariamente bello, algo noble, pero sin querer admitir ‘lo que es’, lo real, conocido consciente o inconscientemente, aunque la mayoría de nosotros no lo sabemos. Tenemos tanto miedo de ir más allá de esto ‘conocido’. Para ir más allá, tenemos que examinarlo, tenemos que estar en completa intimidad y familiarizarnos con ello, comprender su estructura y naturaleza. La mente no puede trascender los hechos de lo conocido si no los ha comprendido y vivido totalmente, por completo, en íntimo contacto con los movimientos del pensamiento y del sentimiento, con la brutalidad, con los instintos animales. Sólo entonces puede uno ir más allá y encontrar algo que puede llamarse la verdad, y una belleza que no está separada del amor; un estado, una dimensión diferente, donde hay un movimiento siempre nuevo, fresco, joven, decisivo.

   … El dolor físico es una respuesta nerviosa, pero el dolor psicológico surge cuando me aferro a cosas que me dan satisfacción, porque entonces tengo miedo de que alguien o algo pueda quitármelas. Las acumulaciones mentales evitan el dolor psicológico en tanto permanecen inalteradas; es decir, soy un haz de acumulaciones, experiencias, que previenen cualquier forma seria de perturbación, y yo no quiero que me perturben. Por lo tanto, temo que alguien pueda alterar algo de eso. Así que mi miedo es a lo conocido; siento temor por las acumulaciones, físicas o psicológicas, que he reunido como medios para evitar el dolor o prevenir el pesar. Pero el pesar está en el proceso mismo de acumular para impedir el dolor psicológico. El conocimiento también ayuda a prevenir este dolor. Tal como el conocimiento médico previene el dolor físico, así las creencias ayudan a evitar el dolor psicológico; por eso tengo miedo de perder mis creencias, aunque no tenga un conocimiento perfecto o pruebas concretas de la realidad de tales creencias. Puede que rechace algunas de las creencias tradicionales que me han impuesto, porque mi propia experiencia me da fuerza, confianza, entendimiento; pero tales creencias y el conocimiento que he adquirido son básicamente la misma cosa, un medio de evitar el dolor.

   … Después de todo, el hombre ha abordado durante siglos este problema del temor y no estamos libres de él. Y las formas extremas del miedo llevan a diversas formas de neurosis, etc. Ahora la cuestión es: ¿podemos, vosotros y yo, viendo todo esto, quedar enteramente libres del miedo, en el instante, no hipnotizándonos y diciendo: ‘ahora estoy libre de temor’? Porque esto sería simplemente tonto. El ver la totalidad del miedo significa esencialmente, ¿no es cierto?, un estado de ‘no ser’.

   … El miedo es tanto innato como adquirido, se relaciona con el pasado y, para liberar del miedo al pensamiento-sentimiento, el pasado debe ser comprendido a través del presente.

   … El miedo surge en el proceso de huir de lo que es. Solo la mente que en su interior está libre de miedo puede conocer la bendición de la realidad, y la mente puede estar libre de miedo solo cuando no hay dependencia alguna.”

    J. Krishnamurti

            Audiotexto:


           

A FIN DE OBSERVARSE, LA MENTE DEBE AMINORAR SU RITMO

   “… Todas las cosas surgen a la existencia gracias al proceso de la energía, la cual es única para cada individuo. Ustedes y yo somos los resultados de esa energía que, en el curso de su desarrollo, crea esos prejuicios, tendencias y anhelos que hacen algo único de cada individuo. Ahora bien, este proceso que no tiene comienzo, en su movimiento, en su acción, se convierte en conciencia mediante la sensación, la percepción y el discernimiento. Esta conciencia es perceptible a los sentidos como individualidad. Su acción nace de la ignorancia, que es fricción. Esta energía, única para cada individuo, no es algo que deba ser glorificado.

   Tenemos que darnos cuenta de este proceso por el que la ignorancia se perpetúa como conciencia perceptible a los sentidos en la forma de individualidad, de modo tal que ello se vuelva un hecho para nosotros y deje de ser una teoría. Sólo entonces habrá un cambio fundamental de valores; este cambio es lo único que producirá una relación verdadera del individuo con su medio, con la sociedad. Si somos capaces de discernir este proceso de la ignorancia, el cual no tiene comienzo, y de comprender también que puede ponérsele fin mediante la cesación de su propia actividad volitiva, percibiremos que somos enteramente los dueños de nuestro destino, confiados por completo en nosotros mismos y sin depender de las circunstancias o de la fe para nuestra conducta y nuestra relación.

    Para dar origen a este cambio profundo de valores y establecer la relación correcta del individuo con la sociedad, el individuo, que es uno mismo, debe liberarse conscientemente del enfoque mecanicista de la vida, con sus numerosas implicaciones y sus estructuras de ajuste superficial. Uno también debe liberarse de los impedimentos que genera la fe, con sus temores, creencias y doctrinas.

   … El descubrimiento que radica en el conocimiento propio es una tarea ardua, porque el comienzo y el final se encuentran en nosotros. Buscar la felicidad, el amor, la esperanza, fuera de nosotros mismos, nos conduce a la ilusión, al dolor; para encontrar la felicidad, la paz, la alegría interna, es esencial que uno se conozca a sí mismo. Somos esclavos de las presiones y exigencias inmediatas del mundo, todo eso nos arrastra y en eso disipamos nuestras energías y, por consiguiente, tenemos poco tiempo para estudiarnos a nosotros mismos. El conocer profundamente nuestros motivos, nuestros deseos de lograr cosas, de llegar a ser, exige un estado constante de percepción interna. Sin comprendernos a nosotros mismos, los planes superficiales de reformas sociales y económicas, por necesarios y beneficiosos que sean no producirán unidad en el mundo, sino sólo mayor confusión y desdicha.

   … El estudio de uno mismo es extremadamente difícil, porque uno es muy complejo. Usted debe tener una paciencia inmensa, no una apática aceptación de las cosas, sino una capacidad alerta y pasiva para la observación y el estudio. Es muy difícil objetivar y estudiar lo que uno es subjetivamente, internamente. Casi todos nos encontramos en medio de un torbellino de actividades, confundidos y errantes en lo interno, desgarrados por múltiples deseos, negando y afirmando.

   ¿Cómo puede ser estudiada y comprendida esta máquina enormemente compleja? Una máquina que se está moviendo muy rápidamente, girando a una enorme velocidad, no puede ser estudiada en detalle. Sólo cuando es posible disminuir su velocidad puede uno empezar a estudiarla. Si uno puede disminuir la velocidad de su pensamiento-sentimiento, sólo entonces es capaz de observarlo, así como en una película puede estudiar el movimiento de un caballo mientras corre o salta una valla. Si detenemos la máquina no podemos comprenderla, porque entonces tan sólo se convierte en una cosa muerta; y si anda demasiado rápido no podemos seguir su movimiento. Para examinarla en detalle, para comprenderla a fondo debe moverse lentamente, girar con suavidad. Exactamente así debe trabajar la mente para que pueda seguir cada movimiento del pensar y del sentir. A fin de observarse sin fricción alguna la mente debe aminorar su ritmo.

   Limitarse a controlar el pensamiento-sentimiento, aplicarle un freno, es desperdiciar la energía indispensable que se requiere para comprenderlo; en tal caso, la mente se interesa más en controlar, dominar, que en considerar a fondo, en percibir y comprender cada pensamiento-sentimiento.

   ¿Ha intentado usted alguna vez examinar de ese modo cada pensamiento-sentimiento? Cuán extremadamente difícil resulta. Porque la mente divaga de un lado a otro, ningún pensamiento, ningún sentimiento, se completan jamás. Revolotean de un tema a otro, como esclavos arreados de acá para allá. Si la mente misma no puede aminorar su ritmo es imposible descubrir la implicación, el significado interno de sus pensamientos y sentimientos. Controlar sus divagaciones es tornarla estrecha y mezquina; entonces, el pensamiento-sentimiento se derrocha en refrenar y restringir, antes que en estudiar, examinar y comprender. La mente tiene que aminorar pues, su propio ritmo. ¿Cómo ha de hacerlo? Si se fuerza para tornarse lenta da origen a la oposición, la cual crea más conflicto y ulteriores complicaciones. Cualquier clase de compulsión anulará su esfuerzo. Es extremadamente difícil estar alerta a cada pensamiento-sentimiento; reconocer lo que es trivial y desasirse de ello, darse cuenta de lo que es significativo y seguirlo de manera penetrante y profunda requiere tenacidad y una concentración amplia y extensa.

   … No sé si usted ha visto una máquina o una dínamo, algo que se mueve a una gran velocidad, lleno de energía. De la misma forma, la mente que está por completo tranquila se encuentra totalmente llena de energía. Y puesto que esa energía carece de nombre no tiene nacionalidad, no hay conflicto. Esa energía es anónima, no es suya ni mía. Y en consecuencia, cuando a tal energía se le permite moverse libremente llega muy lejos, puede ir más allá del tiempo.

   … ¿Por qué, mientras está usted escuchando, no tiene energía para observar? A fin de tener la energía necesaria para observar ha de estar atento, ha de poner su mente y corazón en la observación. ¿Por qué no lo hace?”

    J. Krishnamurti 

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