Queridos todos/as.
Me acerqué a Krishnamurti hace unos pocos años por pura casualidad. Para mi, K.... es una excusa, con perdón. Oí hace poco de alguien que fue al Himalaya a escalar montañas y lo que lo ocurrió fue que conoció personas. Supongo, que desde la sinceridad de mi corazón, aceptar que me olvido del maestro en la medida en que disfruto de las personas afines a él, es toda una declaración de principios sobre mi motivación de volver este año a Segovia.
Más que aprender o enseñar, lo que me mueve es la mera experimentación en cordial compañía, una simple certeza de mutuo enriquecimiento. Más no hallo ni busco. Mi corazón volvió colmado de sensaciones, y mi mente rejuvenecida a base de reflexionar desde una humilde aspiración de la inteligencia.
No tengo ni idea de si volveré el año que viene a Segovia. Lo consultaré en sesudo congreso entre mi almohada y la persona que me acompañó este año a la reunión. Lo que tengo claro, es que no esperaré nada de nadie, y mis únicas expectativas trataré de elaborarlas en base a mi buena voluntad de ejercer la noble tarea de ser yo mismo, bueno, y dichoso. Con estas faenas, ya tengo para el resto de mi vida. Que la posteridad y las personas a las que amo, digan si mis palabras enraizaron en la madre tierra.
Besos y abrazos.
Enrique