El espíritu del diálogo
¿Qué es la vida, después de todo? Es algo nuevo en cada instante, ¿verdad? Es algo que está siempre sufriendo un cambio, creando un nuevo sentir. El día de hoy nunca es igual al de ayer, y esa es la belleza de la vida. ¿Puedo yo, podéis vosotros, hacer frente a cualquier problema de un modo nuevo? ¿Podéis, cuando vais a vuestro hogar, encontraros con vuestra esposa y vuestro hijo de un modo nuevo, hacer frente al reto de un modo nuevo? No lo podréis si estáis cargados de los recuerdos de ayer. Por lo tanto, para comprender la verdad acerca de un problema, de una relación, debéis abordarla de un modo nuevo, no con “mente abierta”, pues eso carece de sentido. Debéis abordarla sin las cicatrices de los recuerdos de ayer, lo cual significa que, al surgir cada reto, os dais cuenta de todas las reacciones de ayer; y captando el residuo, los recuerdos de ayer, encontraréis que ellos se os desprenden sin lucha, y por lo tanto vuestra mente está fresca. ¿Puede uno, pues, darse cuenta de la verdad instantáneamente, sin preparación? Yo digo que sí, y no por alguna fantasía de mi parte, por alguna ilusión; haced con ello un experimento psicológico, y lo veréis. Tomad cualquier reto, cualquier pequeño incidente -no esperéis alguna gran crisis- y ved cómo reaccionáis ante él. Daos cuenta de ello, de vuestras respuestas, de vuestras intenciones, de vuestras actitudes, y las comprenderéis, comprenderéis el contenido de vuestra mente. Os aseguro que podéis hacerlo instantáneamente si dedicáis a ello toda vuestra atención. Es decir, si buscáis el pleno sentido de vuestro trasfondo, él rinde su significación; y entonces descubrís de un solo golpe la verdad, la comprensión del problema. La comprensión, por cierto, surge del “ahora”, del presente, que siempre es atemporal. Aunque pueda ser mañana, sigue siendo el “ahora”; y el no hacer más que diferir, que prepararos para recibir mañana lo que es, es impediros a vosotros mismos de comprender lo que es, ahora. Podéis, por cierto comprender al instante lo que es ahora, ¿verdad? Mas para comprender lo que es, tenéis que estar libres de perturbación, de distracción; tenéis que dedicar a ello vuestra mente y corazón. Ello tiene que ser vuestro único interés en ese momento, completamente. Entonces lo que es, os brinda su plena hondura, su pleno significado, y así os libráis del problema.
Krishnamurti
La Libertad Primera y Última